SEÑOR DIRECTOR:
El editorial de 03/7/2024 toca el tema siempre latente y actualizado en Colombia, el de la violencia y la multiinseguridad que esta comporta. Se trata de Colombia y su ADN. El de la violencia, presente no solo en los clanes y sus satélites, también en los de cuello blanco, en los tronos del poder. Esa violencia de los odios políticos personales, cuyo único eje es la rabia hacia uno u otro bando, transmitida por décadas de generación en generación. Esa violencia disfrazada de emprendimientos para la paz, etc.
Pero también tenemos el ADN que ayuda a que el país no se chu-chu-chu o lo destroce el “despiporre”, patrocinado por nuestros gobernantes. El ADN del aguante que lleva una esperanza terca y obstinada de que “esta vez sí” logramos la paz, que nos oxigena en todas las elecciones, en todas.
Y si algo tenemos que agradecerle a este aguante es la capacidad amnésica con que viene equipado.
¿Será que alguna vez podremos salir de las crecientes preocupaciones por la ya casi habitual escalada de la violencia y con esta, la inseguridad urbana, rural y vial, que respiramos y padecemos los colombianos?
Ilse Bartels L.
SEÑOR DIRECTOR:
Playa Blanca en el lago de Tota es uno de esos lugares mágicos con los que cuenta el bello departamento de Boyacá. Por varios meses estuvo cerrado al público, con el diagnóstico poco convincente de que eran sus visitantes los responsables de su contaminación. En estos días fue reabierto, para el disfrute y goce de sus visitantes, pero con unas reglas que prácticamente lo transforman de un lugar público a otro privado. Son 10 requisitos que se deben cumplir, pero de todos, llaman mucho la atención estos: “Hay que inscribirse previamente en Corpoboyacá para hacer la reserva”. “No se puede permanecer en el lugar más de dos horas y con horarios restringidos (de 9 a. m. a 11 a. m. y de 1 a 3 p. m.)”. El siguiente es el que resulta más confuso: “Los tres primeros meses solo se pagará el valor de una póliza (no dice de cuánto) y no se cobrará ninguna tarifa para ingresar al predio”. Una medida sobre un bien público demasiado restrictiva, que al final afectará al turismo y, además, la hace proclive a estimular tanto la corrupción como el tráfico de influencias.
Wadid Arana D.
SEÑOR DIRECTOR:
Pueda que algunos digan que es pan y circo. Pero es innegable que los pueblos necesitan momentos de distesión; necesitan algo que los idenfique, que los una, que los saque, así sea momentáneamente, de lo los problemas de cada día. Esa es la Selección de fútbol, que puede decirse que todos sentimos como propia, como parte nuestra, un pedacito de país para cada uno. Por eso la importancia de sus triunfos, de que jueguen bien, de que suden la camiseta y nos hagan vibrar y llenar de ilusión, como lo han demostrado en los últimos partidos. Eso es esperanza, fe. Eso nos distrae de los problemas del día a día. Eso es lo que se echa de menos a veces. Definitivamente el deporte es algo vital para los pueblos. Suerte muchachos.
Carmen Rosa Nova