Por estos días la eficiencia de las terminales portuarias del país es aplaudida en el mundo entero. No es fortuito que la banca multilateral y reconocidas consultoras internacionales –al referirse a los puertos colombianos– reconozcan sus altos estándares operativos, particularmente, en el manejo de contenedores, en los tiempos de carga y descarga de las mercancías y en el número de llegadas de los buques. Todo ello se evidencia en las terminales de Santa Marta, Barranquilla, Buenaventura o Cartagena.
Las cifras son elocuentes: en 2023, las zonas portuarias del país movilizaron 176 millones de toneladas –en 4,6 millones de contenedores– y fueron exportadas 102 millones de toneladas. A finales de este año –pese a la fluctuación del dólar y factores exógenos de las economías de Europa y Asia– se espera mantener esos indicadores o, incluso, incrementarlos.
Para nadie es un secreto el hecho, por ejemplo, de que el puerto de Cartagena haya sido catalogado, recientemente, como la tercera zona portuaria más eficiente del mundo en manejo de contenedores, nada más y nada menos que por el Banco Mundial y Standard & Poor’s. Situación similar, aunque menos conocida, ocurre con la Sociedad Portuaria de Buenaventura, que, justamente, a mediados de este 2024 cumplió 30 años de operación bajo el modelo de concesión.
En el caso del puerto de Buenaventura, su importancia se pone de presente por un simple hecho: el 46 % de la carga de contenedores del país transita por allí, con productos como café, azúcar, vehículos y granos, todos ellos esenciales para conectar con diversos mercados internacionales. Por ejemplo, el 90 % de las importaciones provenientes del continente asiático llega a la terminal de Buenaventura. De allí su relevancia, para potenciar, entre otras, el intercambio comercial con los países de la Alianza del Pacífico que, en su conjunto, impactan a poco más de 200 millones de personas.
Y todo parece estar dado para cobrar ese protagonismo. No en vano, en su más reciente Índice de Desempeño de Puertos de Contenedores (PI), presentado por el Banco Mundial, la Sociedad Portuaria de Buenaventura fue reconocida como la número 44 del mundo y la cuarta de la región, en materia de eficiencia. Y los indicadores así lo corroboran: en lo corrido de este año que ya termina, el puerto ha movilizado 6,7 millones de toneladas de carga distribuida en contenedores, vehículos, graneles sólidos y líquidos.
El 90 % de las importaciones provenientes del continente asiático llega a la terminal de Buenaventura. De allí su relevancia, para potenciar, entre otras, el intercambio comercial con los países de la Alianza del Pacífico
Pese al alentador panorama, persiste un desafío que aún no se resuelve: la necesidad inaplazable de profundizar el canal de al puerto. Para entender la situación, no sobra recordar que, actualmente, la hondura de los puertos de la región ronda un promedio de 16 metros, dimensión que a la luz de los expertos funciona adecuadamente para recibir buques de calados considerables. Las aguas del puerto de Buenaventura, sin embargo, presentan una profundidad menor, y por ello es fundamental garantizar su dragado constante.
De cara a lo anterior, resulta perentorio gestionar los recursos que garanticen la cabal ejecución del proyecto de profundización. Para ello, las vigencias futuras ya priorizadas en el Presupuesto General de la Nación son esenciales, sin perjuicio de contemplar alternativas como créditos financieros o, incluso, los recursos derivados de la contraprestación, es decir, los dineros que el puerto le transfiere anualmente al Estado.
Pero ahí no paran los desafíos: imprescindible, a su vez, la pronta revisión y actualización de los estudios y diseños del proyecto, para llevarlos a su etapa definitiva. Y hay dos detalles adicionales: el primero tiene que ver con la importancia de elaborar el estudio de impacto ambiental requerido, y el segundo está relacionado con las consultas previas pendientes con siete comunidades étnicas sujetas a este mecanismo.
Así pues, salta a la vista el rol estratégico que hoy tiene el puerto de Buenaventura en materia de comercio exterior, así como su innegable impacto en el crecimiento de la economía. De allí, justamente, la necesidad de surtir los referidos trámites para finalizar cuanto antes la profundización de las aguas de esta terminal portuaria que ya muchos llaman la ‘Puerta de entrada del Pacífico’.
JUAN MARTÍN CAICEDO FERRER
Presidente ejecutivo de la Cámara Colombiana de la Infraestructura