Los jardines sin flores son aquellos rincones que permanecen como espejismos en la memoria urbana individual: lotes, retazos, bosques de ortigas, que flotan en el tiempo y algún día el cemento terminará por cubrir o volverán a su estado original. El artista antioqueño Mauricio Carmona Rivera, en su instalación ‘Estructura sinfín: metro series’, que se realiza hasta el 3 de diciembre en la Estación de la Sabana de Bogotá, me hizo regresar a las entrañas del misterio.
Desde la calle 19 durante muchos años miraba yo ese paisaje de rieles, pastizales, ruinas que la ciudad conserva y esconde. Alambrados invisibles que los políticos imponen a los ciudadanos. El sábado 4 de noviembre el hechizo se hizo realidad. La inauguración de la instalación permitió ingresar a ese paraíso deseado y caminamos entre rieles, locomotoras de tiempos remotos, tanques de agua inútiles, casas y oficinas abandonadas, donde hace unas décadas los pasajeros aguardaban alistarse para viajar a cualquier lado de Colombia.
Esta visita me recordó al cuento ‘El guardagujas’, de Arreola, en el cual un pasajero y un empleado ferroviario entran en los campos más oscuros de la imaginación en una estación de tren. Y también a la zona X de la película ‘Stalker’, de Tarkovski, un lugar de ruinas y esperanza, en el cual nos acompaña intermitente el pitido de un tren y el latido de un sueño imposible.
Carmona logra, además de su intervención artística, abrirnos las compuertas de la Estación de la Sabana: hender los barrotes imaginarios de los organismos oficiales. Nos interna en un túnel oscuro de una edificación y a través de un video panorámico nos traslada a una estación de metro: sus ruidos, sus pasajeros esperando, subiendo bajando, y dentro de los escombros como un acto taumatúrgico nace un metro en una ciudad donde no existe metro. En una sensación auditiva, visual, logra una transferencia poética que nos despierta en el inconsciente el deseo mutilado tantos años. Somos pasajeros de sueños.
Se dice por ahí, porque todo se hace por debajo de la mesa, sin tener en cuenta a la ciudadanía, que hay un plan de arrasar la Estación de la Sabana y montar un centro comercial o un parque, o cualquier adefesio. Mientras en Europa, las estaciones de trenes son un patrimonio arquitectónico y se conservan y restauran, aquí nos pueden asaltar la memoria con un raponazo de impunidad.
ALFONSO CARVAJAL