La verdad, o sea, un asunto ético, se vuelve el centro de preocupaciones nacionales. Sobresaliente que no estemos hablando de economía, infraestructura, ni siquiera de cultura o arte, sino de filosofía y lógica, de humanos que quieren saber qué ha pasado o qué pasará en su ser colectivo. “Hay futuro si hay verdad”, decía un aviso a la entrada del teatro J. E. Gaitán el día de la entrega de resultados sobre la verdad del conflicto colombiano. Sin embargo, en la ceremonia misma ya se dio un hecho, más bien en el borde de la verdad, llamémoslo un lapsus: el presidente del país que debía recibir los resultados de una profunda investigación nacional de varias décadas no era el actual, Duque, sino el futuro, Petro, lo que, más allá de la anécdota, puede significar una inesperada fantasmagoría de nuestra realidad dividida. El lapsus es definido como error involuntario que conecta con lo no consciente o lo que no se desea aceptar o se cubre.
(También le puede interesar:
50 × 50)
Con el solo hecho de que una expresión o un hecho tenga connotaciones de derecha o izquierda será razón suficiente para condenar lo expuesto. Con un simple ejemplo un lógico (Schneider) lo grafica: el pronóstico del tiempo puede ser acertado, aunque provenga del diario que no es de mi ideología: o sea, no tengo que afirmar categóricamente que afuera está lloviendo por el hecho de que un pasquín que detesto haya registrado un día soleado. Pero, agrega, la verdad ha de saber decirse para que la lógica racional opere.
¿Cómo enunciar la verdad y que merezca crédito? La palabra ‘víctimas’ es quizá la más pronunciada en las entrevistas de los comisionados, pero ¿se sienten ellas representadas? Por las redes vienen repitiendo también por años que por el delito del secuestro, ultrajes contra las mujeres y menores no han sido reconocidas. “Quisiéramos perdonar, pero necesitamos que digan la verdad”, escriben varias. Las confesiones que finalmente hicieron las Farc ante la JEP sobre sus monstruosos comportamientos pueden ayudar a la verdad y sus efectos: el perdón. Es ahí donde habrá que buscar las evidencias en los escritos de la Comisión.
Entonces, la verdad sola no irradia como presentación para un presidente sino para los dos. Buen ejemplo de un signo y evidencia para todos lo da el mismo futuro presidente: con el nuevo minhacienda se disipan posibles locuras en lo económico. Otra evidencia que puede ser muy potente, el encuentro de Uribe con Petro. ¿Las dos Colombias en una? O ¿un nuevo lapsus?
ARMANDO SILVA