Leo a un especialista del Ideam explicar en un medio las altas temperaturas que se están viviendo en el Caribe. Dice: “Sistema de alta presión que favorece velocidad del viento, que modula las condiciones nubosas y aumenta radiación solar, etc.”. No menos críptica es Dimar: “Vaguada monzónica cuyo eje suroeste del Caribe influye sobre alta presión en las Bahamas y repercute en sistema de baja presión en litoral Caribe colombiano”.
Me pregunto qué pueden decirles estos mensajes a las personas que trabajan en las calles o a cualquier habitante del Caribe que siente que con temperaturas por encima de 40 °C y sensaciones térmicas por encima de 50 °C no se puede vivir. Mejor harían el Ideam, la Dimar y los medios de comunicación en explicar que los fenómenos extremos son una manifestación del cambio climático, que suceden desde hace varios años (en todo el mundo: el fenómeno es global) y que cada vez es peor.
No digo que las explicaciones científicas no correspondan a lo que ocurre en los sistemas atmosféricos, digo que explicar las cosas de esta manera y de paso omitir las palabras “cambio climático” puede dar a entender que los eventos de calor extremo son un fenómeno natural y pasajero que nada tiene que ver con la ‘acción humana’, que es lo que ha determinado la ciencia como causa principal del cambio climático.
Ahora bien, ‘acción humana’ no sugiere que quienes sufren el calor sean responsables de él. No, se explica por factores de una cultura que construimos todos y que hacia mediados del siglo XX desembocaron en criterios de crecimiento ilimitado y altos consumos de energías provenientes de combustibles fósiles.
Mientras no modifiquemos esa cultura no se resolverá el problema, y todos sabemos que esto no es posible de la noche a la mañana. Por eso también conviene que los gobiernos del Caribe colombiano asuman de una vez por todas que las olas de calor serán cada vez más intensas y frecuentes. Y que los sistemas de salud pública deben implementar medidas estructurales para proteger a la población más vulnerable: los viejos, los habitantes y trabajadores de la calle, los enfermos prevalentes.
En otras ciudades del mundo ya se han tomado medidas como recoger a estas personas durante las horas críticas para llevarlas a sitios refrigerados, como centros comerciales y albergues adecuados. Las olas de calor producen golpes de calor que pueden ser mortales.
@GuzmanHennessey