Que los museos se consoliden y se conviertan en faros de la cultura es una gran noticia para los países. No sobra enfatizar la importante tarea que hacen estas instituciones en la sociedad, siendo ellas escenarios para autointerpretarnos y autoconocernos, basados en nuestra historia y su desarrollo.
Hoy quisiera referirme a tres museos, que celebran sus aniversarios y se han consolidado como verdaderos baluartes de la memoria nacional.
Inicio con el Museo Nacional de Colombia, cumpliendo y festejando dos siglos de existencia.
Este museo no es solo el más antiguo del país, sino uno de los más representativos de la región. Su importancia radica, además de sus exposiciones, en demostrar que nuestra sociedad quiere mantener vivo el legado que nos ha dejado el transcurrir de la historia. Su fundación, año 1823, a través de una ley expedida por el Congreso de la República, y un año después abrió las puertas al público.
Su actual sede, el panóptico ubicado en Bogotá, es considerada patrimonio arquitectónico y cultural, siendo una cárcel hasta mediados del siglo pasado, y al ser construida La Picota, las autoridades consideraron que este edificio debía dedicarse a la cultura.
Mis agradecimientos para quienes son los responsables de sacar adelante estas instituciones y a todos los s de los servicios de los museos.
En sus comienzos fue un espacio para muestras de “zoología, entomología, botánica, mineralogía, paleontología y arqueología”, y así lo señala el propio museo en su información oficial. Más tarde, la exhibición de muestras históricas y artísticas, tomó el protagonismo. ¿No es muy bello que una sociedad se preocupe por estos temas y quiera destinar recursos e inteligencia para cultivar esta clase de actividades? Hay que mantener este legado.
La siguiente anécdota es muy significativa, sobre el rol del museo en nuestra historia: la sede actual fue inaugurada el 2 de mayo de 1948, a menos de un mes del Bogotazo, y con ello una nueva etapa de violencia en Colombia. El contraste es evidente: mientras que una parte del país se convertía en cenizas, una institución se alzaba orgullosa, renovando su sede y ofreciendo arte y cultura para la población. ¡Qué paradoja!
El otro museo que está de celebraciones por estos días es el Museo de Arte Moderno de Bogotá (Mambo). Esta institución dedica sus esfuerzos a promover las tendencias artísticas más recientes. Es allí donde la cultura moderna y la contemporánea tienen su espacio. El Mambo se destaca por su actualidad, su dinámica y constante evolución en la pertinencia de sus propuestas.
El museo ya tuvo un primer ciclo de exposiciones con Carlos Motta y Naufus Ramírez Figueroa, donde se abordaron temas vigentes como la situación de los marginados o la enfermedad del VIH sida. De igual manera, ‘Mambo extramuros’ expuso una muestra fantástica, por su contenido, por su magnitud, un recorrido a través de sus obras, el mundo que el maestro Jim Amaral ha desarrollado por más de 70 años, siendo una de las exhibiciones individuales más visitadas de nuestros tiempos. Vendrán más propuestas con el propósito de enaltecer este festejo que enorgullece el arte en nuestra capital.
Tengo una ñapa, y muy particular: el aniversario número 55 del actual edificio del Museo del Oro. Su construcción es de 1939, pero solo tuvo su propia infraestructura 29 años después, gracias al trabajo del Banco de la República y al talento del arquitecto Germán Samper Gnecco. Debemos recordar este onomástico, pues pone de presente la importancia de la infraestructura en la tarea de conservación de la memoria. El edificio del Museo del Oro es maravilloso y responde a sus exigencias.
Que los museos cumplan años y consoliden su presencia a pesar de todas las vicisitudes es una labor ejemplar de amor por la historia y la cultura.
Mis agradecimientos para quienes son los responsables de sacar adelante estas instituciones y a todos los s de los servicios de los museos.
Que esta sea una oportunidad para celebrar, para brindar, para estar orgullosos de lo que mostramos y enseñamos.
De nuevo, qué bueno sería tener un Ministerio de Cultura, una Secretaría de cultura volcados a engrandecer nuestras instituciones.
CLAUDIA HAKIM
* Directora del Museo de Arte Moderno de Bogotá