El arte tiene la increíble capacidad de mostrar cómo los cambios de perspectiva varían la manera de ver y pensar el mundo. En su famoso ensayo Arte Abstracto, el crítico Clement Greenberg da un ejemplo de ello: una de las grandes revoluciones de la pintura occidental, que hizo que los lienzos planos del arte gótico y bizantino dieran paso a la conquista de la tridimensionalidad en el Renacimiento, fue producto de una nueva conciencia del espacio, que despertó la entonces reciente conquista de nuevos continentes.
La exposición Experimentos con el dibujo busca dar otro ejemplo de ello. A través de las obras de cinco artistas nacionales e internacionales, da cuenta de cómo el arte contemporáneo le dio una nueva dimensión creativa al dibujo, al concebirlo como una obra de arte en sí misma. Hasta el momento se había visto principalmente como un boceto, una mera huella del proceso creativo de los artistas. Su valor provenía de ser una imagen que permitía empezar a comprender cómo habían sido concebidos y creados los óleos, las esculturas y las instalaciones exhibidas en galerías y museos alrededor del mundo.
Los artistas contemporáneos enfocaron su atención en otra de las cualidades de los dibujos. Por su naturaleza, estos tienen la habilidad de diluir las divisiones entre distintos campos del conocimiento y entre técnicas artísticas. Los artistas, los arquitectos, los tipógrafos y los urbanistas, entre otros, utilizan el dibujo para desarrollar sus proyectos, y este tipo de imágenes pueden volverse tridimensionales, ponerse en movimiento y pensarse como un performance si la atención se centra en las manos que se mueven para crear las líneas. Según la reconocida teórica Katherine Stout, este carácter maleable aumenta el potencial del dibujo y su capacidad de nutrir el mundo del arte con nuevos conocimientos, abriendo así la posibilidad a exploraciones.
Experimentos con el dibujo exhibe obras del cubano Yornel Martínez que relacionan el dibujo con la escritura. Al hablar sobre Caligrafías el artista explica que “le interesa que la palabra, aquí, gane carácter autónomo, tomando como referente los ideogramas chinos y casi toda la escritura oriental. En muchos de estos poemas visuales exploro la relación entre imagen que representa y texto que significa, la imagen adquiere una doble significación: lo leído y lo visto, para conformar un texto que invita a ‘nuevas lecturas.’” En su arte, Martínez juega con el lenguaje, con las imágenes mentales que evocan las palabras, y así logra que el espectador reflexione sobre sus significados.
Mientras Martínez trabaja el vínculo entre el dibujo y lo conceptual, en Sinfonías mudas el colombiano Héctor Garzón lo usa para hablar de la realidad política, social y ambiental del país, y para pintar sonidos. “Colombia encabeza la lista de asesinatos de líderes ambientales en el mundo,” dice. Ellos trabajan para proteger los bosques de una deforestación cuya consecuencia es la pérdida de la portentosa biodiversidad del país. Las Sinfonías mudas de Garzón buscan entonces llamar la atención sobre este fenómeno y preservar en imágenes los cantos de las aves que estamos perdiendo.
Camilo Bojacá, otro de los protagonistas de la exposición de Montengro Art Projects, que podrá visitarse entre el 22 de abril y el 30 de junio, llegó al dibujo a través de la arquitectura y el paisaje. “Me interesa interpretar las formas de representación que se han dado desde el paisaje y la arquitectura a comienzos de siglo. En cada período histórico se da una búsqueda estética y del espíritu vinculada a los valores y el sentir que evocan las necesidades del momento,” dice. Bojacá interviene grabados impresos en periódicos de época alterando los espacios con figuras geométricas que cambian la estética de la imagen original.
Iván Perera también interviene objetos con sus dibujos. Sus lienzos son contraportadas de libros pintadas con carboncillo, tinta, pintura, hilo, madera y procesos de quema. A Perera le interesa explorar estos materiales, conocer sus orígenes, su historia y su composición. Por el lienzo que escogió, sus obras pueden entenderse también como narraciones.
La artista Angie Vega, por su parte, se enfoca en la representación de la vida cotidiana, en particular la que transcurre en las casas bogotanas. A través de su arte, la colombiana se sitúa como testigo del día a día de las personas y sus obras evocan en el espectador recuerdos familiares. La serie de dibujos que expone en la galería muestra –de manera casi tridimensional– cómo los periódicos suelen ser usados para empacar los objetos de las casas en caso de una mudanza. Vega pinta los pliegues del papel como si fueran esculturas cubistas que el espectador recorre con la mirada.
Las características más apreciadas del arte del siglo XX siempre han estado presentes en los dibujos. Son espontaneidad, experimentación, creatividad, franqueza, simplicidad, expresividad, inmediatez, crudeza, expresión de identidad y apertura a infinitas posibilidades. Precisamente por ello, vale la pena explorarlos en toda su complejidad.
CRISTINA ESGUERRA
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