Amigo lector, le presento estas píldoras que he encontrado en el archivo de mi biblioteca personal. Apuntes que se van tomando dentro de mis curiosidades intelectuales. A mi juicio, resultan muy oportunas para esta época. “–Compañero revolucionario... si tuvieras dos casas, ¿donarías una a la revolución? –Sí –responde el aguerrido militante. –Y, si tuvieras cinco millones en tu cuenta bancaria, ¿donarías la mitad para la revolución? –Lógicamente la donaría, responde el orgulloso compañero. –Y, si tuvieras dos gallinas, ¿donarías una para la revolución? No, respondió el compañero. –Pero... ¿por qué donarías una casa si tuvieras dos, un auto de lujo si tuvieras dos; dos millones y medio si tuvieras cinco en tu cuenta... y no donarías una gallina si tuvieras dos? –¡Tonto!, porque las gallinas sí las tengo”.
Moraleja: siempre es fácil repartir la propiedad y el trabajo ajeno. ¡Ah! En mi experiencia personal he visto que quien más habla de igualdad es quien resulta más avaro y codicioso en la vida privada. ¡Qué fácil es repartir la propiedad de los otros, cuando yo he sido un holgazán! Con frecuencia, quien más habla de esos temas es quien menos autoridad moral tiene. Se dice en la sabiduría popular: no hay peor verdugo que aquel que ha sido esclavo. Líbrame, Señor, de los resentidos sociales, cuando llegan al poder se convierten en los más crueles tiranos.
Hay tantos casos en la humanidad para mostrar; por el momento, quedémonos con el monstruo de Hitler, de voceador de revistas y diarios a ser el más vil asesino. ¡Qué lejos están Nelson Mandela y Martin Luther King del mencionado espécimen! No es raro encontrar que quienes han sido pésimos estudiantes llegan a ocupar grandes cargos en la política, –por favor, no me refiero a todos los políticos, hay algunos que tienen buena solvencia académica–.
Bueno, por favor, no se trata de ver que el capitalismo es el ideal de los sistemas democráticos; el capitalismo salvaje castra y mutila a la persona, lleva al hombre a la peor explotación y a la más cruel miseria. Hay que sacarles lo bueno al capitalismo y al socialismo para que tengamos una verdadera democracia. Donde hay hambre y pobreza, no tiene cabida la vida humana. Donde no hay justicia social, no hay dignidad humana.
No se trata de acabar con los ricos, hay que acabar con la pobreza; el Estado debe garantizar una equidad social; sin inversión no hay trabajo, sin trabajo no hay paz y si no hay paz, vienen el caos y la violencia. Un Estado benefactor o asistencialista genera una sociedad de zánganos. Se le debe dar subsidio a la productividad, no subsidio a la mendicidad.
Por favor, ¿cuánto hemos gastado en políticas sociales y cuáles son los resultados? Siguen los cordones de miseria en las grandes ciudades. La voracidad de quienes llegan al poder con hambre atrasada arrasa todos los presupuestos, nunca se sacian. Mientras no se combatan la corrupción y la impunidad, nuestro sistema democrático estará viciado.
¡Ah! Qué linda democracia, pero tan mal manejada. Sin ética no hay desarrollo. Por favor, economía de libre mercado con una alta dosis social. En un país tan rico como Colombia, la pobreza es inaceptable. Cabe recordar, sobre el capital privado pesa una hipoteca social. Ganémonos el pan con el sudor de la frente. Los grandes capitales bien invertidos generan productividad, y la productividad lleva a la prosperidad económica.
¡Ah! Qué linda democracia, pero tan mal manejada. Sin ética no hay desarrollo. Por favor, economía de libre mercado con una alta dosis social. En un país tan rico como Colombia, la pobreza es inaceptable
Es frecuente constatar que quienes más cacarean igualdad son los que no hacen nada por trasformar el país, suelen ser los más haraganes de la sociedad y los más malos estudiantes y trabajadores. Ellos piden que cambien los otros –estando ellos ávidos por detentar el poder– y, en llegando, se perpetúan en él. ¡Líbrame, Señor!, de los frustrados sociales!
FROILÁN CASAS
Obispo emérito de Neiva