Todas las ciudades tienen historia. Claro. Pero unas la tienen más que otras. Y no basta tener historia, se necesita tener quien la cuente y saberla contar.
Cartagena las ha tenido todas. En las últimas décadas, los estudios de la ciudad han gozado de un boom extraordinario, promovido por publicaciones entre las que se destaca la colección editada por Haroldo Calvo Stevenson y Adolfo Meisel Roca, que cubrió varios siglos de su historia. Ahora se ha sumado Diana Ricciulli Marín al equipo editorial en su más reciente aventura, Ensayos sobre la historia de Cartagena de Indias, impreso por la Universidad Tecnológica de Bolívar (2021).
Libros colectivos como este pertenecen a un género propio, cuyas peculiaridades son por lo general desconocidas por fuera del mundo académico, un género que, además, ha venido perdiendo favorabilidad en algunos medios universitarios y en algunas disciplinas, donde se suele privilegiar a los artículos en revistas especializadas tras su examen por lectores anónimos.
Es una tendencia bastante deplorable. Por supuesto que el sistema de someter artículos a la revisión de pares académicos tiene algunas bondades. Pero se exageran. Y lo uno no debe demeritar lo otro. Más aún, la vida universitaria y sus actividades académicas en las humanidades y en las ciencias sociales se estarían empobreciendo como resultado de esta moda copiada de las ciencias exactas.
Los Ensayos sobre la historia de Cartagena de Indias me sirven para celebrar el libro colectivo. Bien concebido, es una forma única para promover comunidad y espíritu de colaboración, intercambiar ideas, propiciar pluralismo, ampliar horizontes, explorar nuevas fronteras, o llegar a un público más allá de las paredes del claustro y, con ello, obtener impacto social.
Esta colección de ensayos, como observan sus editores en la introducción, muestra una historia de Cartagena “llena de matices y contrastes".
Como muchos libros colectivos, el editado por Calvo Stevenson, Meisel Roca y Ricciulli Marín se originó en un seminario, en 2018, dedicado a discutir sus capítulos. Los autores de los Ensayos trabajan en diversas universidades e instituciones, dentro y fuera del país: Tecnológica de Bolívar, Cartagena, Sinú, Externado, Andes, Fundación Erigaie, Uninorte, Atlántico, Míchigan y Oregón. Se formaron en distintas disciplinas (arqueología, historia, economía, literatura), se ocupan de distintos temas y períodos, los abordan desde distintas perspectivas.
Los une su interés por Cartagena. La ciudad histórica es un lente a través del cual examinan muy diversos asuntos: la formación de aldeas en tiempos precolombinos, el comercio de esclavos, el Tribunal de la Inquisición, las condiciones de vida de los trabajadores, la economía portuaria, las tensiones de la independencia, las construcciones estatales sobre la moral pública, la higiene, la música...
Si bien todos tratan temas históricos, algunos tienen resonancia en asuntos de gran actualidad –como los capítulos sobre la primera expedición de la vacuna contra la viruela; sobre la subjetividad racial en las narrativas de escritores negros y mulatos de Cartagena; sobre los museos como “escenarios de disputa”–. El libro cierra con un ensayo sobre las relaciones de Gabriel García Márquez con Cartagena, tanto en su vida como en su obra, escrito por Alberto Abello Vives (q. e. p. d. 2009), a quien los editores rinden justo homenaje.
Esta colección de ensayos, como observan sus editores en la introducción, muestra una historia de Cartagena “llena de matices y contrastes, donde la riqueza económica y cultural ha coexistido con las condiciones de vida precarias de amplios sectores de la población”.
Me esperan otras buenas horas de lectura con estos interesantes ensayos, mientras sigo celebrando los libros colectivos.
EDUARDO POSADA CARBÓ