El escenario: los jardines de la Casa Museo Rafael Núñez en Cartagena. La ocasión: el lanzamiento de la edición castellana del libro de James William Park Rafael Núñez y el regionalismo político en Colombia, 1863-1886, publicado por la Universidad del Norte, que tuve el honor de presentar la semana pasada.
Existe la errada impresión de que los libros sobre “regionalismo” solo interesan a las regiones bajo estudio. Y erróneamente se cree que Núñez es tema agotado. Si se escribe sobre él, se piensa que la tarea está animada por ánimos partidistas (a favor o en contra), o en interés exclusivo de un público costeño.
Ninguna de estas premisas es sostenible tras la lectura del excelente libro de Park. Escrito originalmente como tesis doctoral en 1975, y publicado por primera vez en inglés en 1985, su versión castellana, bajo la cuidadosa traducción de Haroldo Calvo Stevenson, es un acontecimiento editorial de interés nacional.
Lo es, claro está, por el enorme significado de Núñez en nuestra historia. Lo es, ante todo, por su minucioso estudio de los regionalismos del siglo XIX, su tema central. Y lo es también por el valioso análisis que Park ofrece de la política colombiana, en cuadros que descubren sus complejidades más allá de las guerras civiles, con sus detalles sobre los congresos, las elecciones, los debates de prensa, y los pormenores de las istraciones locales en sus relaciones con el gobierno en Bogotá.
El resultado es un libro escrito con impecable rigurosidad académica, quizás el mejor texto sobre Núñez durante el período cubierto.
Según Park, Núñez buscó “transformar” al país “de una asociación de comunidades regionales a una república nacional”. Es la propuesta principal de Park. Quizá no sea novedosa. Pero el cubrimiento que hizo en su momento del panorama regional colombiano, en sus complejas relaciones con la política nacional, sigue siendo extraordinario. Distinguió en su análisis cuatro grandes regiones, formadas por grupos de las unidades que integraban los Estados Unidos de Colombia.
Dos conflictos civiles marcaron de alguna forma la trayectoria inicial de la Regeneración, el programa propiciado por Núñez para transformar el país: primero, el provocado en 1875 durante la intensa campaña presidencial de aquel año, cuando Núñez se disputaba la presidencia con el santandereano Aquileo Parra; segundo, el más grave de 1876-77, iniciado en el Cauca y extendido a Antioquia, que tuvo connotaciones de guerra religiosa.
Sin embargo, la trayectoria inicial de la Regeneración dependió en buena parte de los manejos políticos de Núñez.
De la campaña de 1875 surgió el Partido Independiente, organización separada de liberales y conservadores, que le permitió a Núñez llegar a la presidencia en 1880 (los independientes eran entonces “la principal fuerza política del país”) y 1884. Tras la guerra de 1876-77, los derrotados conservadores iniciaron un proceso de unificación liderados por los conservadores de Bogotá, quienes proyectaron al partido nacionalmente, y con quienes Núñez y los independientes se aliaron para enfrentar la rebelión liberal de 1885 y reformar la carta de 1863.
La Constitución de 1886, los subsiguientes gobiernos de Núñez y su legados solo ocupan un lugar marginal en las conclusiones del libro de Park. Su interés se enfoca en el proceso que desembocó en el momento regenerador, examinado con irable meticulosidad tras una impresionante revisión de periódicos, panfletos y cartas de políticos de la época.
El resultado es un libro escrito con impecable rigurosidad académica, quizás el mejor texto sobre Núñez durante el período cubierto. Su publicación en castellano, casi cuatro décadas después de su edición original, debe motivar revisiones de nuestra historia política.
EDUARDO POSADA CARBÓ