Algunos sectores están siendo especialmente afectados por la situación. El primero de ellos es la construcción. Según Camacol, la caída en las ventas de viviendas en el primer trimestre del año representa un 34 por ciento, mientras que los subsidios para viviendas de interés social (VIS) y no VIS han disminuido drásticamente, siendo un 43 por ciento menor al promedio de los años 2013-2020.
El segundo sector más afectado es el de los hidrocarburos, en el cual se ha reducido la operación en un 29 por ciento con una baja de 46,7 por ciento de los taladros de perforación activos entre noviembre de 2022 y abril de 2024 y una disminución de 8.700 barriles por día respecto al trimestre anterior.
El tercero es la salud, en el cual la intervención, cierre o liquidación de las EPS con mayores s han generado numerosas pérdidas en el sector, que la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif) ha valorado en 9,6 billones de pesos y se esperan muchas más, en desarrollo de la estrategia dominó de toma del sistema a partir de su propia quiebra. Esta crisis está generando a su vez tres efectos terribles para nuestra economía:
El primero ya lo está viviendo el propio Gobierno con la disminución del recaudo tributario en un 10,3 por ciento y que en vez de declarar insubsistente a un mediocre funcionario, lo ascendieron a ministro, haciendo de la incompetencia un valor. La baja de la inversión, la inestabilidad y las malas decisiones macroeconómicas han disminuido el recaudo.
El segundo efecto es el aumento del desempleo. En el último año se han perdido más de 50.000 empleos en la construcción, 24.000 en el sector hidrocarburos y una cifra similar en manufacturas. El mes pasado, la Andi manifestó que la tasa de ocupación pasó de 57,7 por ciento a 57,2 por ciento y que únicamente en el mes de abril se aumentó la tasa de personas inactivas en 459.000.
El tercero, y que genera una mayor preocupación, es la insistencia del Gobierno en desconocer la regla fiscal para endeudarse más, ante el fracaso de su modelo económico, la reducción en el recaudo y la falta de ejecución del presupuesto, bajo un principio básico de la hacienda pública: lo que no se ejecuta se pierde. Si bien progresivamente se ha venido aumentando la deuda, ello no está siendo suficiente ante la crisis de la balanza de pagos, que tiene un déficit de más de 1.700 millones de dólares.
Ante semejante panorama la solución del Gobierno es sencilla: aumentar la deuda multilateral para financiar su proyecto macroeconómico fracasado. Sin embargo, esta situación puede llevar a un caos peor: si Colombia desconoce la regla fiscal, que le impide desconocer los cupos de endeudamiento, seremos otro paria financiero como tantos países fracasados y nadie querrá invertir en nuestro país.
P. D. La invitación es a ignorar a cortesanos del poder que legitiman una constituyente para desviar la atención de lo importante, y es que la economía está en crisis y que el Gobierno está en un caos total. De las amenazas de totalitarismo nos salvarán las instituciones como la Corte Constitucional, pero el costo del cambio será una deuda muy difícil de asumir para todos los colombianos.
LUIS FELIPE HENAO