¡El Ministerio Público vive!

El Libertador Simón Bolívar trazó en 1819 las primeras líneas del Ministerio Público en Colombia –antes de la República–, y su inspiración tiene hoy plena vigencia en la institucionalidad colombiana. Bolívar propugnaba una Procuraduría en la que “el corazón de los hombres, el espíritu público, las buenas costumbres y la moral republicana” fueran de su predominio. No obstante, los constituyentes de 1821 no atendieron su llamado. Solo en 1830 la Constitución recogió su sueño.

Sus detractores la proscribieron de las constituciones de 1832 y 1843. Finalmente, las constituciones de 1858, 1863 y 1886 la acogieron. Y la Constitución de 1991 le asignó la posición preponderante que hoy tiene en nuestra institucionalidad, dándole el mandato de “defender los intereses de la sociedad”, “vigilar el cumplimiento de la Constitución, las leyes, las decisiones judiciales y los actos istrativos” y proteger los derechos humanos.

La Procuraduría y su papel en la arquitectura institucional colombiana han tenido contradictores desde sus orígenes. No voy a oficiar como notario del entierro de la Procuraduría. No me gustan los funerales. Tampoco voy a proponer grandes reformas, podemos hacer mucho con lo que hay.

He recibido el mandato de liderar una institución querida por los colombianos y lo haré con todo empeño y decisión. Eso sí, debe adaptarse a las nuevas realidades institucionales, sociales, nacionales y globales. Tiene que repotenciarse.

Venimos con un diseño institucional básico que hoy nos obliga a adaptar nuevas realidades como el cambio climático, el fenómeno migratorio, el enfoque de género y las novedades en los territorios, entre otros. La lucha contra la corrupción tiene que ser un eje transversal a toda la institución, con prevalencia de su competencia preventiva. Ahí vamos a centrarnos.

La decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de establecer que la Procuraduría no sancionara a los funcionarios públicos elegidos por voto popular tiene el buen propósito de que los órganos de control no distorsionen los procesos electorales. Me propongo trabajar con las altas cortes, con el Congreso de la República y con otros sectores de la sociedad, para buscar una respuesta más estructural a este asunto. Seré animador en este proceso de articulación institucional. Se trata de poner a la Procuraduría a tono con los requerimientos de la sociedad actual.

En la agenda global se está hablando con mucho énfasis de cambio climático y protección a la biodiversidad, son dos asuntos que nos interesan mucho como nación. Así mismo, estamos trabajando sobre una visión muy particular de la transición energética. Temas como el de la salud y la seguridad merecen nuestra atención plena.

Como Ministerio Público debemos velar por la defensa de sectores sociales desfavorecidos como la población carcelaria, grupos étnicos, líderes sociales, migrantes, firmantes del acuerdo de paz, desplazados, niños, niñas y adolescentes, y en general de todos los sujetos de especial protección constitucional.

En este empeño de lograr consensos es muy importante destacar que la economía colombiana reclama la presencia del Estado y de un sector privado potente, vigoroso, reactivado, para ascender en sus niveles de generación de empleo, productividad y riqueza.

Situaciones como la crisis humanitaria en la región del Catatumbo demandan un Ministerio Público fuerte, para que Procuraduría, Defensoría del Pueblo y las personerías velemos por la protección de la población civil.

Haré una Procuraduría desde las regiones y utilizaré el diálogo eficaz para construir consensos que, entre todos, nos permitan resolver problemas graves que hoy afectan a la población. Me propongo estar al frente de un Ministerio Público fuerte, robusto y eficaz en la protección de los derechos de la gente y del correcto funcionamiento de las instituciones.

GREGORIO ELJACH

Procurador general de la Nación