Manizales, 1997: “A mí me da mucha pena con usted, no comparto la decisión, pero el alcalde dijo que no podemos prestar ningún espacio de la alcaldía para un evento de esa naturaleza”. Bogotá 2022: “El próximo 28 de junio la Comisión de Derechos Humanos del Congreso hará un reconocimiento a 21 activistas LGBT del país y usted está incluida”.
Dos momentos separados por 25 años; uno, la primera vez que entendí que me estaban discriminando por ser lesbiana. El segundo me enorgullece y me sorprende, el Congreso de Colombia nunca ha sido un espacio amable, ni siquiera decente, en debates legislativos sobre derechos para la gente homosexual, bisexual y trans del país. Así que es una novedad que vayan a reconocer a activistas y me honra hacer parte.
Orgullo es un sentimiento de satisfacción hacia algo propio o cercano, que uno considera meritorio; esa es la definición que mueve a millones de personas alrededor del planeta a conmemorar el Día del Orgullo. Empezó en una revuelta, en un bar de Nueva York, en 1969. Las revueltas de Stonewall, que duraron tres días y no dejaron muertos, ni entre quienes protestaban ni entre la policía. Y que, pese a la historia oficial, fue liderada por mujeres, trans y lesbianas. Conozcan la historia de Stormé DeLarverie, afro, lesbiana y machorra, quien “encendió la mecha” de las protestas. El patriarcado, efectivo también en estos temas, dejó el evento registrado solo como el orgullo gay.
En los primeros cuatro meses de 2022, 25 personas fueron asesinadas por ser LGBT. Entre 2021 y 2022, 46 mujeres trans fueron asesinadas.
Las primeras marchas que reivindicaron el orgullo empezaron a ocurrir en 1970, año en el que nací. Siempre me ha gustado pensar que me llegó algo de esa rabia y de esa valentía que movió a la gente a salir a la calle a reivindicar su derecho a existir, a pesar de todo. No debió de ser nada fácil salir a las calles en ese momento, tampoco fue fácil para quienes lo hicieron en Bogotá, unos años después. A propósito, este año se conmemora la marcha número 40 en la capital y el Distrito realiza el Festival de la Igualdad. Hay un montón de actividades, no se las pierda.
“Mi hijo quiere ir a su primera marcha y como es menor de edad, voy a acompañarlo, ¿me confirmas cuándo es?”, me escribe una mamá de las que debería haber siempre. Si quiere acompañar, únase a la marcha el próximo domingo 3 de julio (del parque Nacional a la plaza de Bolívar) o revise las movilizaciones que ocurrirán en su ciudad, cada vez más ciudades se unen a esta reivindicación y cada vez más gente heterosexual sale a marchar como un gesto de apoyo a la causa.
Muchas veces nos preguntan: “Pero ¿orgullo de qué?”. Siempre he respondido: orgullo de ser, a pesar de todo. A pesar de la gente que se atreve a sugerir que puede curarnos. A pesar de los discursos homofóbicos desde los púlpitos o desde las escuelas. A pesar de las familias que no responden a su deber principal, cuidar a sus integrantes, especialmente los más vulnerables. A pesar de todo, existimos. Y eso es lo que nos da el orgullo que celebramos.
También, a pesar de la parálisis que imprimen algunos gobiernos a nuestros derechos, por ejemplo, el actual gobierno nacional dejó en un cajón durante cuatro años la Política Pública Nacional LGBTI. Se sabía que los partidos del actual gobierno no iban a mover un dedo en la dirección de garantizar derechos a la gente LGBT en Colombia. Nunca lo hicieron antes, no lo harían en el poder. Ojalá el nuevo Gobierno Nacional retome el tema y lo termine de institucionalizar. Ya es hora.
En los primeros cuatro meses de 2022, 25 personas fueron asesinadas por ser LGBT. Entre 2021 y 2022, 46 mujeres trans fueron asesinadas. Los índices de suicidio siguen aumentando en el país. Está documentado que la probabilidad del riesgo de suicidio se reduce en un 40 % si una persona joven LGBT recibe apoyo de alguien de su familia. Alguien, quien sea. Haga usted la diferencia, ¡únase!
ELIZABETH CASTILLO