Cada fin de año tenemos una discusión en Colombia entre Gobierno, sindicatos y gremios sobre el alza del salario mínimo, en la que los ciudadanos de a pie creen que cuanto más alto sea el incremento, mayor poder adquisitivo van a tener. Sin embargo, es importante reflexionar sobre este paradigma.
Lo que hemos experimentado en los tres últimos años, incluyendo el último periodo del gobierno del presidente Duque, quien incrementó el salario mínimo en 10 %, es que a mayor aumento del salario mínimo, vamos a tener mayor inflación, y no vamos a tener mayor capacidad de compra. En el año 2022, Colombia tuvo una inflación del 13,2 %. En el primer año del gobierno Petro, el incremento salarial fue del 16 %, y la inflación del 2023 fue del 9,6 %. Si bien hay factores macroeconómicos nacionales e internacionales que disparan la inflación, el aumento del salario mínimo tiene un impacto directo en los costos de producción y transporte, así como en otros conceptos como cuotas de seguros, multas de tránsito, gastos notariales, etc.
Un efecto que poco se discute del alza del salario mínimo es el porcentaje de informalidad que se presenta en el país según el Dane, el 56 % del mercado laboral trabaja de manera informal, es decir, 6 de cada 10 trabajadores (1), esto quiere decir que no pagan aportes en salud ni pensión y en la mayoría de los casos reciben un ingreso menor al salario mínimo. En un país con una economía desarrollada como España, la informalidad ronda en un 2 %. La razón de la alta informalidad en Colombia es que las empresas no tienen la capacidad de pagar lo de ley, y a mayor aumento del salario mínimo les será más difícil.
La receta económica para aumentar la productividad de las empresas y su capacidad para generar empleo digno es la inversión en mejores técnicas istrativas.
La receta económica para aumentar la productividad de las empresas y, por lo tanto, aumentar su capacidad para generar empleo digno y de calidad es la inversión en mejores técnicas istrativas, implementación de tecnologías y soporte de las funciones del Estado en infraestructura y seguridad.
Es hora de que la izquierda revalúe una posición de aumento del salario mínimo hacia una posición basada en la educación de calidad, que promueva el emprendimiento y el diseño de políticas públicas que aumenten la competitividad del país. La derecha ha tenido bajísimas inversiones en ciencia y tecnología, mientras que países con altos crecimientos sostenidos en el PIB per cápita, invierten más del 5 % del PIB en ciencia, tecnología e innovación. Colombia ha invertido menos del 0,3 % de su PIB y, desde la creación del Ministerio de Ciencias, este es el año con menor inversión en esta cartera. Adicionalmente, este año se han cancelado los beneficios tributarios para empresas en proyectos de ciencia.
Países latinoamericanos como Chile y Uruguay han logrado aumentos sostenidos de su PIB per cápita, superando los $US 17.000, mientras que Colombia lleva una década en US$ 6.000. Es hora de que los gremios y los políticos se unan para tener un norte claro que promueva el uso de la ciencia para resolver los problemas del país.
* Ph.D. Director Maestría Gestión Inteligente de la Cadena de Abastecimiento de la Javeriana