La relación entre la corrupción y delitos como el narcotráfico, la trata de personas, los delitos que afectan al medioambiente y otros se ha vuelto cada vez más estrecha.
En el narcotráfico, por ejemplo, ya no se trata simplemente de transportar las drogas pasando las fronteras hacia otros países, ahora se busca trasladar las ganancias ilícitas de forma casi invisible, invirtiendo el dinero en bienes de lujo. En el caso de los delitos ambientales, ya no se limitan a la tala de árboles, sino al uso de maquinaria, empresas, corresponsales bancarios y otra tecnología avanzada para deforestar grandes extensiones de selva sin que sean fácilmente detectados, es casi como un depredador oculto.
Frente a la innovación que presentan las organizaciones criminales en sus modos de operación, respuestas desde la tecnología son necesarias, pues permiten tomar caminos de acción rápida. La inteligencia artificial, la big data, el metaverso e incluso las cadenas de bloque o blockchain, que permiten asegurar la transparencia en la trazabilidad de los fondos y operaciones financieras, pueden contribuir a enfrentar la corrupción.
Los gobiernos han abierto sus datos para facilitar la cooperación internacional y los países se están adaptando a estas nuevas herramientas. De hecho, la Asamblea General de la ONU, por primera vez, adoptó una resolución para regular el uso de la inteligencia artificial (IA). Esta es, sin duda, una oportunidad para que los Estados acojan este ecosistema digital y cuál es su utilidad en el combate al crimen organizado.
De acuerdo con el Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial del Centro Nacional de Inteligencia Artificial (Cenia), Colombia avanza en el desarrollo e implementación de la IA, con 69 puntos porcentuales, después de Chile, Brasil y Uruguay, que lideran la región.
De hecho, el país ya cuenta con una hoja de ruta para la regulación de la IA y con avances significativos en el fortalecimiento de las autoridades colombianas en el uso de ecosistemas virtuales para abordar la corrupción y el soborno transnacional asociado con personas jurídicas, un método innovador para enfrentar este delito.
Nos encontramos ante una sociedad digitalizada y por ello se requieren compromisos de todos los sectores, especialmente en una labor dinámica y compleja como es la lucha contra la corrupción.
Estas experiencias, aunque son preliminares, nos ubican en un panorama global donde el uso de herramientas digitales y la innovación hacen parte de la agenda pública como aliados de la lucha contra la corrupción y el crimen organizado.
Es vital que la comunidad pueda acceder a bases de datos públicas para seguir el rastro de cómo se invierten los recursos públicos, la sociedad civil es un aliado invaluable en este propósito.
Sin embargo, la tecnología también representa riesgos que deben ser atendidos de manera decidida. Podemos vernos enfrentados a casos que van desde la filtración de datos personales utilizados para fraudes, falsificación u otros propósitos hasta un gran volumen de datos procesados de manera descuidada, que terminan generando sesgos e incluso información errónea.
Bajo esta premisa, el uso adecuado de nuevas herramientas tecnológicas y big data, desde marcos éticos y transparentes, es y seguirá siendo fundamental para enfrentar a las organizaciones criminales asociadas a fenómenos de corrupción que operan a través de redes transnacionales en diversos ámbitos.
En el marco del Día Internacional de la Lucha contra la Corrupción, que se conmemora el 9 de diciembre, es importante recordar que nos encontramos ante una sociedad digitalizada y por ello se requieren compromisos de todos los sectores, especialmente en una labor dinámica y compleja como es la lucha contra la corrupción.
La clave está en asegurarse de que su aplicación sea siempre ética y transparente, y que todos los sectores –gobiernos, empresas, academia, sociedad civil y ciudadanía– asuman un compromiso colectivo de garantizar que su uso permita tener sociedades más íntegras y libres de corrupción.
CANDICE WELSCH
Representante regional UNODC Región Andina y Cono Sur