El mundo de la globalización trae en sus entrañas tres graves problemas en que hoy se debate la humanidad: las guerras, el hambre y el calentamiento global.
Sobre la guerra hay que decir que la invasión de Rusia a Ucrania se está convirtiendo en una confrontación bélica prolongada, que si no se para a tiempo, podrá degenerar en una guerra nuclear.
El hambre es el resultado de las profundas desigualdades económicas que existen entre las potencias del mundo y los países del sur. Es la consecuencia de los colonialismos que durante siglos esquilmaron a más no poder a países enteros de África, América y Asia.
El calentamiento global es el resultado del abuso despiadado del hombre frente a la tierra, los ríos y los mares.
Estas tres pandemias sociales han generado una ola de migraciones sin precedentes en la historia de la humanidad.
Las imágenes de miles de migrantes tratando de superar la selva del Darién en la frontera colombo-panameña, intentando alcanzar el ‘sueño americano’, son desgarradoras. Las escenas de hombres, mujeres y niños de África subsahariana, luchando por tocar las costas del mediterráneo europeo, son espeluznantes.
Si las guerras, el hambre y el calentamiento global perduran, un día vamos a ver cómo los países del sur se vacían literalmente, mientras los países del norte intentan frenar la migración masiva.
¿Por qué no crear un organismo de inteligencia multinacional para perseguir a las mafias que trafican con seres humanos?
Será una nueva imagen de un mundo distópico y desigual, como lo concibió el escritor británico George Orwell, en su novela 1984.
Frente al flujo masivo de familias enteras desplazándose por el mundo, los organismos internacionales así como los países de América y Europa tienen que valorar las causas internas que se producen en los países donde se originan las migraciones.
Los migrantes son víctimas de mafias internacionales que los explotan económicamente, y luego los abandonan en la selva, en el desierto o en medio del mar.
Hoy en día, es urgente firmar un acuerdo internacional para perseguir a estas mafias y sus ‘coyotes’ que vienen haciendo un negocio de la desgracia humana.
El tema de las migraciones es un problema humanitario que no se puede resolver con represión, construyendo muros, retenes, cárceles o boyas.
Es necesario replantear el modelo económico global y crear convenios internacionales entre los países vecinos que permitan generar empleo en los países más pobres.
La economía global ha abierto aún más la brecha que existe entre los países ricos y los pobres.
Hay que frenar la migración masiva generando empleo y educación en los países de origen.
Frente a los migrantes que logran pisar ‘tierra prometida’, estos países deben acogerlos humanitariamente, y articularlos a su economía y a la sociedad. Canadá es un país que ha dado ejemplo de esto, acogiéndolos y articulándolos a su economía.
Estados Unidos y Europa podrían asumir positivamente la migración, creando un ‘plan Marshall’ económico con los desplazados para potenciar su economía.
Los gobiernos de Colombia, Venezuela y Panamá deben propiciar cuanto antes convenios económicos y sociales para frenar la masiva migración venezolana que hoy lucha por superar el tapón del Darién.
¿Por qué no crear un organismo de inteligencia multinacional para perseguir a las mafias que trafican con seres humanos? Ahora que se han reanudado las relaciones entre Colombia y Venezuela, ¿por qué no crear empresas conjuntas en la zona fronteriza entre el estado de Zulia y los llanos colombo-venezolanos?
FABIO MARTÍNEZ