En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información aquí

CLUB VIVAMOS
Suscríbete
Disfruta de los beneficios de El Tiempo
SUSCRÍBETE CLUB VIVAMOS

¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo [email protected] no ha sido verificado. Verificar Correo

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión

Hola, bienvenido

¿Cómo está el clima en Bogotá?
¿Cómo se llama el hijo de Petro?
¿El pico y placa en Bogotá como quedaría para el 2024?

Camino al cadalso

Lo del 13 de marzo implica la convulsión de las bases políticas de la república.

Alt thumbnail

Actualizado:

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon
No fue un día cualquiera. Aun si no se divisa con claridad, lo del domingo 13 de marzo implica la convulsión de las bases políticas de la república, el hundimiento del viejo país. No significa que naciera uno nuevo o que la jornada tuviera aires de gesta. No, porque, aunque ganen elecciones, el socialismo en América Latina no ha tenido una sola buena idea desde la caída del Muro de Berlín ni antes. Se valen y juegan con la frustración ciudadana para presentarse como salvadores. Tanto han fracasado que el mismo Marx deambuló con supuestos que desconocían el antropo, que ignoraban los mecanismos del egoísmo, la inevitable necesidad humana del estímulo para producir.
(También le puede interesar: La esperanza de la Esperanza)
Son, pues, los prolegómenos de una tragedia, aunque les aflore ambiente festivo y de celebración. El escarnio de las ejecuciones públicas en el patíbulo tenía de eso, y de ahí la arquitectura escénica del tablado, las bayetas negras, las trompetas y sus aires fúnebres. Solo que en este caso el verdugo y condenado se funden en uno solo en una especie de suicidio colectivo.
En uno de sus más recientes balbuceos, uno de los más conspicuos implicados, decía que “el principal responsable de esa disminución soy yo, por la afectación a mi reputación”. Se quedó muy corto en la glosa de semejante eufemismo, como si no fuera un tema de profundas cavidades legales. No se trata de una ordalía o juicio de Dios; ni más faltaba. Pero sí habría que recordar que uno de los suicidas, el pueblo, sobredimensionó al redentor.
Sin desconocer que le prestó inestimables servicios a la patria, que se le agradecen, también dilapidó la bonanza de las materias primas. Ese pueblo votó hace cuatro años no solo anhelante del talante del líder, sino también en proporción al espejismo que apuntaló la prosperidad minero-energética. Pero no era más que una lotería que empujó a que, felices, asistiéramos a la revaluación del peso; que nos hizo sentir como los saudíes de América Latina, mientras continuaba el desmantelamiento del aparato productivo. Era más bien un émulo de la prosperidad al debe.
Como la desgracia de una sociedad no suele ser de súbito, ahora estamos ad portas de quedar en manos de fabricantes de pobreza que llevan años añejando sus anhelos de poder.
El fracaso no podía ser más rotundo, tanto porque ni lo uno ni lo otro. Ni había líder ni había bonanza. De algo habría servido recordar lo que Lyndon B. Johnson le contaba a su biógrafa Doris Kearns Goodwin: “Algunos hombres quieren poder simplemente para pavonearse por el mundo y escuchar la melodía de Hail to the Chief”. Es que también fueron víctimas de su propio invento. Para llegar al poder exageraron hasta la saciedad, verbigracia, la política hacia Venezuela o el acuerdo de paz, aun con todos sus errores y falencias. Al respecto, daba grima ver la recogida de velas del efímero candidato Óscar Iván Zuluaga.
Pero como la desgracia de una sociedad no suele ser de súbito, ahora estamos ad portas de quedar en manos de fabricantes de pobreza que llevan años añejando sus anhelos de poder. No importa que estén dirigidos por un megalómano que nunca ha creado un empleo en su vida, por quien hasta el crimen de la guerrilla, como el secuestro, fuera la fuente de sus ingresos para comer, comprar su primer televisor a color, un comedor pequeño, una cama y para conseguir dizque algo de ‘dignidad’. Basta con revisar las páginas 107 y 121 de su autobiografía Una vida, muchas vidas.
No importa que sean los mismos de la primera línea, que, con odio y rabia profunda, dosificaban tras bambalinas el triunfo popular, el freno, la acumulación de fuerzas o juntas de defensa barrial. Los mismos de la combinación de todas las formas de lucha que se aventuraban al golpe de Estado en medio de un paro nacional.
Es esa génesis la que convierte la perspectiva de la alternancia presidencial en Colombia en un problema, en efecto, muy grave, en una amenaza sin precedentes. Porque bienvenida la izquierda, el país la necesita, pero no la violenta y antidemocrática.
Debería dárseles esa lección y mensaje civilista, que necesitan un nuevo líder y una nueva actitud, aunque parece realmente remoto pues, a menos que ocurra un milagro, el país se nos escapa de las manos. Se podría apelar a la divina providencia, suplicar, expatriarse, solo para descubrir en breve que la condena nada cambiará, que vamos lento pero indefectiblemente camino al cadalso.
JOHN MARIO GONZÁLEZ

Sigue toda la información de Opinión en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon

Conforme a los criterios de

Logo Trust Project
Saber más
Sugerencias
Alt thumbnail

BOLETINES EL TIEMPO

Regístrate en nuestros boletines y recibe noticias en tu correo según tus intereses. Mantente informado con lo que realmente te importa.

Alt thumbnail

EL TIEMPO GOOGLE NEWS

Síguenos en GOOGLE NEWS. Mantente siempre actualizado con las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en Google News.

Alt thumbnail

EL TIEMPO WHATSAPP

Únete al canal de El Tiempo en WhatsApp para estar al día con las noticias más relevantes al momento.

Alt thumbnail

EL TIEMPO APP

Mantente informado con la app de EL TIEMPO. Recibe las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en tu dispositivo.

Alt thumbnail

SUSCRÍBETE AL DIGITAL

Información confiable para ti. Suscríbete a EL TIEMPO y consulta de forma ilimitada nuestros contenidos periodísticos.