
Noticia
Las cárceles
Es imposible contener la actividad criminal cuando ni siquiera logramos controlar las cárceles.

ECONOMISTA JEFE ADJUNTA PARA AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE EN EL BANCO MUNDIALActualizado:
Desde las cárceles se extorsiona y se mata. La semana pasada la hija de la persona que nos ayuda en la casa recibió una llamada larga de un desconocido que se identificó como miembro del ‘Tren de Aragua’, le explicó cómo la seguridad en el barrio depende del grupo que opera bajo sus órdenes y le pidió consignar una plata en una cuenta bancaria. El extorsionador sabía su nombre, su actividad y su cédula. Y la llamada fue rastreada a una cárcel en Bogotá. Me dicen que llamadas como esta son frecuentes y generalmente el objetivo de las extorsiones son personas de bajos recursos que tienen pequeños negocios. Y hemos visto lo que ocurre ante intentos de poner orden. La violencia contra civiles en Rosario, el asesinato miserable del director de la cárcel Modelo de Bogotá, el golpe desestabilizador gestado en las cárceles de Ecuador. La intimidación como respuesta para conservar el control.
Si nuestras sociedades tienen que operar bajo las reglas de organizaciones criminales capaces de controlar barrios y territorios y monopolizarlo todo –los negocios ilegales y los legales también– a través de la coerción, la extorsión y la violencia, entonces no hay cómo poner las economías a crecer para reducir la pobreza. Y es imposible contener la actividad criminal cuando ni siquiera logramos controlar las cárceles.
Los sistemas carcelarios tienen que repensarse. Restringir la libertad de movimiento de quien le hace daño a la sociedad tiene sentido cuando esta representa un peligro que no puede evitarse de otra forma. También tiene sentido cuando la privación de la libertad se acompaña de una oportunidad verdadera de rehabilitación. Nuestros sistemas carcelarios ofrecen mínimos espacios de construcción de futuro y hacinan sin distinción a pequeños y grandes criminales en condiciones inhumanas –esto es, excepto a los que pueden pagar por un tratamiento mejor, que suelen ser los bandidos de cuello blanco– convirtiéndose en centros de reclutamiento y operación de las bandas. Una de las posibles acciones que podrían comenzar a reparar algo sería la de asignar con mayor criterio los criminales a los distintos centros de reclusión, para impedir el reclutamiento y someter a los que lideran la actividad criminal a condiciones especiales de vigilancia y comunicación.
Si nuestras sociedades tienen que operar bajo las reglas de organizaciones criminales, entonces no hay cómo poner las economías a crecer para reducir
la pobreza.
Con el problema de extorsión desde las cárceles se pone de presente la fragilidad de unos sistemas incapaces de controlar la entrada de teléfonos o de monitorear las líneas de teléfono fijo de los establecimientos carcelarios. También, la ausencia de un trabajo de inteligencia que establezca patrones entre las víctimas para identificar a posibles cómplices entre las distintas autoridades y monitoree las cuentas por las que se mueve la plata en el sector financiero.
No sé cuál es la solución. Pero este es un problema inmenso al que no se le da aún la importancia debida. La falta de presupuesto es una pobre excusa. Porque la inseguridad y el crimen lo tiñen todo, incluidas las posibilidades de un futuro distinto para nuestros países.
Sigue toda la información de Opinión en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.
Conforme a los criterios de



EL TIEMPO GOOGLE NEWS
Síguenos en GOOGLE NEWS. Mantente siempre actualizado con las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en Google News.

EL TIEMPO WHATSAPP
Únete al canal de El Tiempo en WhatsApp para estar al día con las noticias más relevantes al momento.

EL TIEMPO APP
Mantente informado con la app de EL TIEMPO. Recibe las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en tu dispositivo.

SUSCRÍBETE AL DIGITAL
Información confiable para ti. Suscríbete a EL TIEMPO y consulta de forma ilimitada nuestros contenidos periodísticos.