El Eln nunca tuvo ni ha tenido intenciones reales de aislarse de sus acciones armadas y de dejar de delinquir, porque simplemente su lucha no es política ni social, su violencia es por el lucro económico ilícito, por la codicia y por mantener y expandir control en los territorios que le permiten seguir obteniendo recursos para aumentar su capital. Y la política de ‘paz total’ fue un gran bastión para que pudieran continuar con esto, porque a través de esta lo que realmente han querido es que su idea de país pudiera ser discutida y llevada a cabo. Ese era su objetivo.
A finales del 2024, este grupo presentó un esbozo de su propuesta denominada un nuevo modelo de negociación, la cual se dio en el marco de la reactivación de los diálogos que habían sido suspendidos debido a un atentado que realizó el Eln en septiembre a la base militar de Puerto Jordán, en Arauca, dejando 26 soldados heridos y tres soldados muertos.
Ese nuevo modelo de negociación que presentó el Eln esbozaba lo que realmente le interesa a este grupo, debido a que son fórmulas de modelos reciclados del siglo XX, basados en perspectivas e ideas fallidas de esta guerrilla queriendo ser llevadas a que se implementen a nivel del Estado mientras siguen delinquiendo, como es el principio número uno de su declaración: “Horizonte del proceso de paz una sociedad poscapitalista”.
Lo que les interesa es construir su propia “verdad” para justificar sus crímenes, por ejemplo, indicando que son un producto de la pobreza económica.
Este principio sigue siendo el mismo justificante de estos grupos armados criminales para continuar con sus acciones ilegales, asesinando, narcotraficando y afectando a la población, mientras que por otro lado continúan enriqueciéndose y sumando cada vez más capital desde las economías ilícitas. En esencia, la realidad de este principio es riqueza para ellos y masificación de la pobreza económica a la totalidad de la sociedad colombiana.
Otro principio que fundamenta el real objetivo del Eln es el que mencionan como el número dos: “Democratización, un propósito nacional”, porque sin duda, la comprensión de este concepto por parte de este grupo está ligada a un modelo y régimen que en realidad es autoritarismo, cambiando la democracia que ha vivido el país por un escenario en donde su modelo socialista sea el que controle las instituciones y los pilares del país, bajo la ya conocida pseudodemocracia. Como pasa en Venezuela, donde se realizan elecciones para vender la idea de que funciona el aparato electoral y democrático, pero en realidad todo el sistema está cooptado por el régimen de Maduro.
El principio número siete: “Solución política del conflicto para acordar transformaciones y poner fin al conflicto armado” se aleja de la realidad de este actor en el conflicto armado interno colombiano, porque el objetivo central de este grupo es la codicia y el control de las economías ilegales, por lo cual, aunque algunos líderes logren llegar a una desvinculación de la estructura delictiva, quedarán muchos otros integrantes en Colombia y Venezuela a quienes no les interesa la solución política, sino continuar el negocio ilícito. Es en este aspecto donde el Estado debe demostrarles, vía confrontación y ocupación institucional efectiva del territorio, que por la vía armada no lograrán sus objetivos. Lo que pasó en el proceso con las Farc se conoció como “derrota estratégica”, lo cual llevó a que tuvieran que negociar. Otra cosa es el cómo y qué se negocia, que fue lo que pasó y falló con Juan Manuel Santos.
En este mismo nuevo modelo de negociación que tenía el Eln también proponían “decir la verdad al país”, lo cual, tal como se ha visto desde el inicio de los diálogos y por estos días con lo que pasa en el Catatumbo, no les interesa porque no les importa la población y mucho menos las víctimas. Para este grupo la verdad no es un objetivo real de convertirse en actores que contribuyan al reconocimiento y la reparación de las víctimas, lo que les interesa es construir su propia “verdad” para justificar sus crímenes, por ejemplo, indicando que son un producto de la pobreza económica o de la inequidad del país, para de esa manera continuar perpetuándose en la supremacía por la economía ilícita y el control del territorio nacional y en zonas de Venezuela, mientras el Gobierno les permite negociar. Esto es lo que realmente le interesa al Eln.