Los jefes políticos y congresistas comienzan a salir de sus invernaderos. Se alistan para dar la gran batalla presidencial de 2022. Mientras las diferentes corrientes partidistas buscan alianzas para fortalecerse, Gustavo Petro, siempre presente, puntea en todas las encuestas. Precisamente por eso: por estar siempre ahí. Siempre metiendo baza, siempre criticando, siempre ofreciendo salidas al desbarajuste político y social que padece Colombia.
Porque mete baza todos los días y a todas horas, en todo lo que pasa o deja de pasar en este país tan polarizado. Gustavo Petro suena y no deja de sonar. Ese es su efectista modus operandi. Estar siempre presente, siempre en escena, siempre vigente. Siempre diciendo la última palabra sobre todo lo que pasa o no pasa. Su política, muy bien pensada, es ser protagonista todos los días, para bien o para mal. Su estrategia es no pasar inadvertido. Crear controversia. Sonar y sonar. Para bien, o para mal.
Y no desfallecer. No dejarse olvidar. Estar vigente para todo y en todo. Criticar, todos los días y a todas horas, todo lo que el gobierno de Iván Duque hace o deja de hacer en este país tan emproblemado y tan mal manejado. En otras palabras, el propósito de Petro es intervenir a todas horas, como sea, en todos los escenarios. Siempre aparecer ofreciendo supuestas salidas a las muchas encrucijadas en las que andamos perdidos los colombianos.
Mete baza todos los días y a todas horas, en todo lo que pasa o deja de pasar en este país tan polarizado. Gustavo Petro suena y no deja de sonar. Ese es su efectista ‘modus operandi’.
Naturalmente, no han hecho falta los políticos avispados que se han unido a la victoriosa causa de Gustavo Petro. El aterrizaje del senador Armando Benedetti en esas toldas no fue ninguna novedad, pues el político costeño es famoso porque cambia de partido como cambia de camisa. Por lo tanto, el salto de Benedetti a las toldas de Petro no es audaz, sino arribista. Expulsado de su último partido, el partido de ‘la U’, el oportunista político costeño, que ha sido liberal, uribista, santista, vargasllerista, busca ahora hacer su agosto amparado en el partido de la Decencia...
Para completar la buena hora de Gustavo Petro, acaba de aterrizar en sus toldas nadie menos que la famosa actriz Margarita Rosa de Francisco, la inolvidable niña Mencha, protagonista de la muy popular e inolvidable telenovela Café, con aroma de mujer. Después de escribir una nota en EL TIEMPO en contra del dueño de este periódico, la actriz cayó en brazos del partido de Petro, donde desde ahora la niña Mencha se ha convertido en la voz cantante del petrismo. En la voz que lee las proclamas y las propuestas de su nuevo adalid.
A este paso, la política, que da de todo y para todos, se ha animado con la presencia de un ícono de las telenovelas y de la televisión. Y mientras los políticos tradicionales siguen enredados haciendo alianzas, pues hoy ningún partido tiene la suficiente fuerza para imponer mayorías por su propia cuenta, Petro sigue punteando, para dicha de sus seguidores y terror de sus opositores, que no han sido capaces de montarle una verdadera competencia.
Falta un año para las próximas elecciones. Pero a la contraparte de Petro se le está haciendo tarde para montar una candidatura viable. Suena con fuerza el rector de los Andes, Alejandro Gaviria; pero él, por diferentes razones, no se decide a aceptar el clamor de sus promotores. Fajardo suena con menos fuerza, y hay como 40 candidatos de todas las corrientes, que no pierden la esperanza de llegar a la Casa de Nariño. Por lo pronto, la única candidatura que tiene fuerza es la de Petro. ¿Hasta cuándo? Amanecerá y veremos, como dijo el ciego.
OSO INTERNACIONAL: mientras el mundo estaba pendiente de la llegada de la misión Perseverance al planeta Marte, en Colombia, la secretaria de prensa de la Presidencia montó un show de película para recibir las primeras vacunas contra el covid. Por TV mostró el recorrido del avión hasta llegar a El Dorado, donde lo esperaba una misión encabezada por el presidente Duque, la Vicepresidenta y varios ministros. El alto Gobierno convirtió una obligación elemental en un ostentoso y costoso show. Como república bananera, con bombos y platillos dijimos ¡¡presente!!
Lucy Nieto de Samper