Cada que se acerca la hora de ese encuentro íntimo y emocionante con ella, la democracia, aunque mal pague, me arrepiento de no haberme lanzado. Pero esta vez, aunque en mi movimiento, el Polvo Democrático, me lo pidieron, especialmente ellas, no me inscribí para ser Alcalde de Bogotá. Pero, “así lo querí”.
Ser político aquí no es fácil. En esta polarización, a lo mejor me dirían que no nací en Bogotá, que no estoy bien preparado, que me falta un ‘ph. p.’, que no conozco la ciudad, cuando sí, en especial el sur, pero sin perder el norte. De golpe, como en la campaña presidencial pasada, alguien podría decir que me hicieran ver con cara de “depravado y amigo de los narcos”… Hasta eso se llaga en política. Triste.
Pero, pienso que Bogotá, la ciudad de todos, que nos acoge y nos da oportunidades, necesita que la defendamos, la hagamos más amable, más vivible, más culta, más respetuosa, más segura, más transitable. Por eso estoy lamentando no haberles dado la oportunidad a los polvistas de llegar al Palacio Liévano. En el Polvo Democrático haríamos una campaña distinta, divertida. “Recuerda que Polvo eres y con el polvo saldremos a elegir”, sería un eslogan.
Lo fundamental es saber elegir. Por programa, pensando en esta ciudad. Vamos a ver a quién adherimos.
Ya se sabe que dos de los grandes problemas de Bogotá son la movilidad y la inseguridad. Seguro. Aquí donde un iPhone es carnada del hampón, en promedio hurtan, en cosquilleo o a mano armada y disparando insultos a quemarropa, unos 170 celulares diarios. O al raponazo. Eso de que lo dejan a uno hablando solo es verdad. La istración y la Policía trabajan, es injusto echarles toda el agua sucia, si es que no se la roban antes. La Secretaría de Seguridad hace operativos con agentes encubiertos. Este año han capturado a 2.212 hampones y han recuperado más de 2.000 celulares. Muchas gracias y sigan sin pausa contra esas infames mafias.
En mi alcaldía habría más CAI, muchos, más policía motorizada. Mucho pie de fuerza, inteligencia, cámaras para identificar malandrines y maladrones y un sistema de ‘whatsapeo’, con grandes recompensas por cada cabecilla de banda, 300 millones, digamos, y fotos en todas partes con “se busca alias Pichurria”… Y apuraría la construcción de una gran cárcel o concertaría con el Gobierno una colonia agrícola para llevar a los condenados. Y el producto del trabajo iría a un fondo de reposición de celulares. Y habría requisas hasta para entrar a bautizos.
Para la movilidad, inicialmente impondría orden. “Si con el trancón está descontento, con el Polvo hay movimiento”. Nadie parquea en calles de alto flujo, nadie deja el carro estorbando, no se descargaría de noche, habría más deprimidos y, por ende, menos estresados.
Mi alcaldía sería de cultura ciudadana, de orden y respeto a la autoridad. Todo de la mano la de la Fiscalía, los jueces y la policía. Aunque una vez casi pierdo el matrimonio por ir de la mano con una. Desde la campaña sabrían a qué atenerse, pues diría, por ejemplo, si usted se cuela en TransMilenio, no vote por mí, lo vi. Si usted parquea en los andenes, no vote por mí, lo vi. Si usted es un invasor, no vote por mí, lo vi. Si usted estorba los puentes, no vote por mí, lo vi.
Y aplicando la hermosa tarea humanitaria de Salvo Basile en Cartagena, que será un magnífico concejal, nadie se acostaría sin comer. A veces se pierde la comida, como la bondad. La lucha contra el hambre puede mejorar la seguridad. Lo fundamental es saber elegir. Por programa, pensando en esta ciudad. Vamos a ver a quién adherimos. Como decía una amiga, al más Galán.
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Muy mal mensaje para la libertad de expresión y la democracia la toma de Semana por indígenas. Un acto que merece el rechazo general. ¿No se estarán ellos dejando utilizar? “La esclavitud es hija de las tinieblas”, dijo Bolívar. Simón.
LUIS NOÉ OCHOA