En alguna oportunidad, el presidente Santos me dijo que Mauricio Cárdenas era el mejor ministro de Hacienda del continente. De hecho, lo mantuvo durante los últimos siete años de su gobierno, primero como ministro de Minas y luego de Hacienda. Cualquier calificación que merezca nuestro manejo económico debe llevar grabadas las iniciales MC, para bien o para mal.
Lamentablemente, esta semana fue para mal, luego de que la desaceleración por tercer año consecutivo de la economía, por debajo del 2 por ciento, indicó que estamos estancados en un problema de bajo crecimiento, para algunos recesión.
Standard and Poor’s ha demostrado ser la más consistente medidora y líder en su especialidad. De las otras calificadoras, que tienen diferentes enfoques y metodologías, Fitch tiene una eficacia intermedia y Moody’s, según los conocedores, es más bien “lambericas” con los gobiernos. De manera que el hecho de que haya sido Standard and Poor’s la que nos bajó la calificación de BBB a BBB– no solo es un campanazo, sino que nos deja a un escalón de que los bonos colombianos se conviertan en bonos basura, que ya serían negociados con menos apetito que en el pasado. Por fortuna, para que eso suceda, necesitaríamos que no una sino dos de las tres calificadoras nos bajaran la nota, y eso no es inminente, por lo menos antes de un año. Aún conservamos el nivel de inversión, pero una rebaja más nos arrastraría al nivel de especulación.
Aunque lo que ya pasó pasó, y tiene consecuencias. La primera es que se encarece la deuda de Colombia. Y se baja la calificación de bancos locales, porque subirán los costos de su fondeo; habrá un alza de interés por el riesgo país y, por consiguiente, los intereses de esos bancos a sus clientes locales también tendrán necesariamente que subir.
Dependemos de la última reforma tributaria Cárdenas para pagar los intereses más costosos de hace mucho tiempo de la deuda colombiana. Y, sin embargo, su recaudo ha subido 8 por ciento, muy por debajo de la meta del 12 por ciento programada. Otro bombillo rojo.
El mensaje de Standard and Poor’s es muy claro. Ojo con el recaudo, respeto por la regla fiscal y pongan la economía a crecer.
Pero algo tiene que haber fallado en este tríptico. La calificadora no encuentra que este gobierno haya hecho esfuerzos suficientes para bajar el ritmo del gasto público. Y aunque es justo reconocer que el Ministro quiso hacer el oficio del ajuste fiscal, no lo hizo por el lado del gasto, sino por el de los impuestos, al punto de que el resultado fue desacelerar la economía y aumentar el desempleo.
Al ministro Cárdenas le caen esas responsabilidades. Porque no bajó la ‘mermelada’, no acabó con los subsidios, no paró el desangre del DPS, no controló que el PAE que alimenta a los niños escolares no se lo robaran en todos los rincones del país. Y no nos ha dicho cómo va a pagar las alegres cifras del posconflicto, que fue al que más ‘mermelada’ le untaron. ¡No más la JEP vale un billón de pesos más al año!
Pero lo único que no puede contestar este ministro es que la culpa de la calificación de Standard and Poor’s no la tiene este gobierno, sino el que viene. Y aunque suene increíble, dijo eso.
“Esta es una señal de alerta para que las decisiones fiscales posteriores a partir del 2019 se mantengan por la senda que nosotros hemos trazado”. ¿La que han trazado en ese gobierno, Ministro? ¿La que acaba de ser calificada tan mal? Y añade: “El solo hecho de que haya propuestas de varios candidatos genera preocupación en las calificadoras. Es una advertencia de que no coqueteen con el populismo. Que no se dejen seducir por las salidas fáciles de bajar impuestos y subir salarios y gastos. Eso nos haría mucho daño, y nos generaría la posibilidad de perder el grado de inversión”.
Hasta donde uno entiende, Standard and Poor’s no está evaluando la economía colombiana que vaya a existir dentro de dos años, sino la de hoy.
Y aunque es evidente que por lo menos tres de los actuales candidatos –Vargas, Duque y De la Calle– han mencionado en sus programas económicos lo que piensan sobre las posibilidades de rebajar, y repito, rebajar impuestos, culpar a esos candidatos de haberse tirado la calificación de Standard and Poor’s es francamente una mezquindad del “mejor” ministro de Hacienda de América Latina. Según el cual, la culpa de lo que ha hecho mal el actual gobierno la tiene el futuro gobierno.
Entre tanto: si vamos a negociar con el ‘clan del Golfo’, que lo digan abiertamente. Y no lo disfracen dizque de sometimiento.
MARÍA ISABEL RUEDA