Hasta ahora en esta campaña no hemos visto sino fuegos artificiales. Y resulta que faltan tres importantísimos ‘rounds’ para que se defina quién será el próximo presidente de Colombia. El primero de ellos se dará en las elecciones parlamentarias del 11 de marzo. El segundo ‘round’ se librará en los debates presidenciales, y el tercero lo veremos en la primera vuelta.
Hablemos entonces del 11 de marzo. Esos son los resultados que muy difícilmente, como se ha comprobado con los años, son capaces de medir las encuestas de opinión. Los encuestadores esquivan las parlamentarias porque son un descache seguro. No han podido cogerles el ‘tirito’. Pero son tan importantes sus resultados que al día siguiente, o sea el 12 de marzo, el país amanece con un mapa político distinto.
¿Qué nos dirán las elecciones parlamentarias a la mañana siguiente? Algo fundamental: quiénes son los líderes por los que la gente vota. Eso algunos lo llaman maquinaria, mientras otros menos mal pensados le dicen organización electoral. De ambos tiene, claro. Es el verdadero poder del cual se nutre el candidato presidencial que aspira a primera vuelta. También, si los resultados parlamentarios son muy malos, se vuelven la válvula por la cual se desinflan los candidatos que venían recargados artificialmente por las encuestas. Las parlamentarias son las que determinan quiénes serán los impulsadores electorales en sus regiones y hacia quién proyectarán dichas influencias. Y en Colombia, hasta nueva noticia, el 80 % de los votos de las presidenciales viene de allá: de las fuerzas políticas ganadoras en las parlamentarias. El voto de opinión, que sin duda ha venido creciendo, aún no elige un presidente en Colombia; no ha podido demostrar ser algo más del 20 % del electorado, y solo en determinadas ciudades.
Pero, además, solo después de las parlamentarias se consolidarán las alianzas que serán definitivas en la elección del próximo presidente, y que hoy no dicen nada, porque son solo proyectos. La prueba es que si uno revisa lo que creía que iba a pasar de unos meses para acá, todo ha cambiado.
Hace cuatro meses creíamos que Vargas Lleras era fijo en segunda vuelta y que Petro, si acaso, llegaría a la primera. Hoy parecen invertidos los papeles, a medida que Petro ha logrado consolidarse como el candidato más puro de la izquierda en esta contienda –por momentos parece que se la está chupando toda–, mientras la derecha anda fuertemente dividida. Hace 4 meses Fajardo era un ‘fijo’. Hoy, de fijo pasó a estatus de ‘probable’. No pudo consolidar una coalición parlamentaria real. No logró consolidar la confianza de la izquierda. Los ‘verdes’ y los del Polo, sus coalicionados, miran su estilo pausado y tranquilo con cierta desesperación, mientras ven a Petro, su socio natural, escupiendo consignas en plazas públicas abarrotadas. Hace cuatro meses creíamos que Iván Duque se catapultaría no bien hubiera lanzado su candidatura. Eso no ocurrió y apenas ahora comienza a registrar un repunte. Pero al futuro de la alianza del uribismo le queda una durísima tarea que librar, pues del resultado que obtenga su consulta dependerán las coaliciones futuras. Con De la Calle no ha cambiado casi nada: solo que ahora su campaña está volcada a tomar pola con algunos estudiantes.
Si todo pasa de acuerdo con los pronósticos, es muy probable que los campeones de las elecciones de marzo sean Cambio Radical, que aspira a duplicar sus senadores a 20, y el Centro Democrático, si logra conservar su actual y muy alta representación, de pronto con una curul más, o una menos. Pocas esperanzas tienen ‘la U’ y, sobre todo, los liberales. Los conservadores tampoco están para fiestas.
Ante este escenario de una centroderecha fortalecida entre Vargas y el uribismo en las parlamentarias, está por verse si Petro logrará una representación sólida en el Congreso, lo cual no es claro; y si el Polo logra pasar el umbral, que está difícil, porque Petro ha desperfilado al senador Robledo. Y si los ‘verdes’ alcanzan a reflejar en curules los decibeles de su vocera mayor, y hoy sin Navarro, su gran portaestandarte.
Ahí, y solo entonces, ese 11 de marzo podrán contarse los votos que elegirán presidente de Colombia. Ese día será la gran encuesta.
Entre tanto… Si hay que cambiar el peso para desactivar las fortunas encaletadas ilegales, como propone el Fiscal, es porque hay muuuuucho peso encaletado.
MARÍA ISABEL RUEDA