Con 56 años de vida fértil, la revista ‘Aleph’, dirigida y editada por Carlos-Enrique Ruiz y Livia González, llega a su edición número 200; un logro difícil de superar en revistas culturales. Un empeño que aúna personalidades de la academia, la filosofía, la literatura, la sociología, el arte, la antropología y la poesía. Entre sus páginas fluyen la ciencia y el humanismo con escritos que estimulan el espíritu de creatividad y optimismo que conforta la vida. Una libre concurrencia de ideas y diálogos independientes de cualquier fanatismo. En fin, una tarea de titanes de la cultura para ser reconocida y apoyada.
Para celebrar este aniversario, Ediciones Revista Aleph acaba de publicar ‘Convergencia de saberes’, un libro de 442 páginas que recoge ensayos alrededor de intereses propios a cada autor. Más de cuarenta trabajos sobre temas disímiles y apasionantes para los lectores. Veamos:
Nelson Vallejo Gómez invita a apreciar la belleza y bondad del arte de la limeña Blanca Varela, fallecida en el 2009, que definió la poesía como “una urgencia de canto, una forma de respiración”. Logró que sus poemas fueran uno con su propia vida, y que, con el esplendor de sus meditaciones, nos llenara de esperanza al afirmar: “Donde todo termina, abre las alas”. Su nieta Camila de Szyszlo la definió como una persona tímida, reacia a la notoriedad y contraria a dar y recibir lisonjas. Acercarse a su obra es un privilegio.
El capítulo de Azriel Bibliowicz, titulado ‘Por qué resulta tan difícil leer a ‘Ulises’ de James Joyce’, nos deja con la curiosidad de acercarnos a esta gran obra experimental del siglo XX, “críptica, difícil e inaccesible”, para verificar si somos o no capaces de sobrevivir al reto de su lectura. Se nos explica que ‘Ulises’ nos confronta con una inesperada manera de comprender la novela, y si bien demanda esfuerzo, “está llena de tesoros y joyas”. Al parecer, con una erudición “incuestionable y desconcertante”, este dublinés le abrió el camino al modernismo literario que invita a reflexionar sobre el pensamiento en sus libres asociaciones, con una técnica que el mismo Joyce denominó “la palabra interior”.
Una afirmación que impacta es saber que en el trasfondo de esta novela están presentes, como música de base, las óperas ‘Don Giovanni’, de Mozart, y ‘Martha’, de Von Flotow. Inclusive, este genio demuestra su destreza y habilidad literaria al intentar escribir una “fuga para canon a punta de palabras” un experimento literario-musical. La obra del irlandés termina con la sílaba SÍ. Nos asegura el ensayista que, una vez leída esta novela, uno nunca será igual.
Con el propósito de establecer los os y las diferencias, María Dolores Jaramillo se refiere a dos inmortales de la misma época: el poeta lírico italiano Giacomo Leopardi y nuestro bogotano José Asunción Silva. Pesimistas frente al progreso y la civilización; agobiados y decepcionados ante la vida; pensadores escépticos y desencantados de la realidad humana. Murieron jóvenes y fueron vilmente difamados. En lo femenino, por ambos evocado, “las ilusiones y esperanzas son derrotadas por la muerte, con personajes inciertos, etéreos impalpables que representan la mujer inalcanzable”. Observa la ensayista que los dos buscan musicalidad, manejo sugestivo de la palabra y evocación de la fantasía.
De Piedad Bonnett se lee el impactante Poema para ‘Un duelo colectivo’: “La oscuridad es la del ciego que no sabe explicarse su ceguera”.
Magdalena Holguín, por su parte, plantea la confusión conceptual de la noción de posverdad.
Vivan el esfuerzo, la calidad de contenidos y el optimismo de la revista ‘Aleph’. Que no cese de revelar el pensamiento de mentes lúcidas y creadoras.
MARTHA SENN