Mientras que la estrella californiana cumplió 91 años el pasado 31 de mayo, el vanguardista francosuizo los cumplirá el próximo 3 de diciembre. De rostro impenetrable, en legendarias personificaciones de vaquero rudo y pistolero sucio, Eastwood ha dirigido y producido 40 largometrajes con su compañía Malpaso; figura clave de la nueva ola, militante revolucionario y teórico maoísta, Godard supera en más de una veintena las realizaciones de su contemporáneo americano. Si ‘Cry Macho’ es la más reciente película del primero —actualmente en cartelera—, ‘Pierrot le fou’ (Godard, 1965) es una de las magníficas actuaciones del recién fallecido Jean-Paul Belmondo, a los 88 años —presente en la vigésima edición del Festival de Cine Francés—.
Eastwood, gloria viviente del séptimo arte, distinguido por sus lacónicos comentarios y excesiva economía de palabras, despertó la atención de críticos ses e italianos al perfilarse en los años 70 y 80 como autor de renovados vaqueros (‘El fugitivo Josey Wales’ y ‘Jinete Pálido’), por cintas de terror tipo ‘La llamada fatal’ y acciones criminales del estilo ‘Impacto súbito’.
Reverenciado por Cannes, Toronto y Venecia, varias son sus laureadas piezas maestras: ‘Bird’ —últimas horas del saxofonista Charlie Parker—, ‘Los imperdonables’ —retorno a las dimensiones trágicas del wéstern—, ‘Río Místico’ —jugadas tenaces del destino—, el hito boxístico ‘Million Dollar Baby’ y la muy romántica escritura de ‘Los puentes de Madison’. Sin olvidar: ‘Gran Torino’ —transformación de un viudo intolerante—, la sudafricana ‘Invictus’ y las revisiones del conflicto americano-japonés, en ‘Banderas de nuestros padres’ y ‘Cartas desde Iwo Jima’.
Cry Macho (2021). Vieja estrella texana del rodeo cruza la frontera con la misión de traer a casa a un chico de padre gringo cuya madre mexicana es una real bandida. Primera escena, Mike Milo acepta no obstante su avanzada edad; segunda escena, el contratado localiza de inmediato a la maltratadora señora, y tercera, el envejecido redentor saca del fango a la víctima e inicia su viaje de regreso.
En su heterogénea filmografía, esta es lastimosamente una historia simplista, anticuada e ingenua, con diálogos reducidos a monosílabos y clichés mexicanos o lugares comunes de carretera. Además, el jovencito chicano que lo acompaña se ve desorientado y dos mujeres con las que se cruza lucen sobreactuadas. Duele ver a nuestro querido intérprete en estado decrépito —pesan los 90—; no obstante, su proverbial rudeza se transforma en ternura y coquetería. Con ‘Cry Macho’, de verdad, dan ganas de… llorar.
Godard, cineasta vanguardista y visionario ‘per se’, cuyos títulos iniciales se asocian con los primeros frutos de la Nouvelle Vague; antes de lanzarse a dirigir cortos —tenía 20 años—, escribió críticas para ‘Arts’ y ‘Cahiers du Cinéma’ al lado de Bazin y Truffaut. En 1968 funda el Grupo Dziga Vertov, conjuntamente con el profesor radical Jean-Pierre Gorin, para fijar su posición frente a grandes movimientos sociales de reivindicación popular, aplicar rupturas narrativas y estéticas, adoptar nuevas formas lingüísticas y recurrir al plano-secuencia, los monólogos cotidianos y el asincronismo acústico-visual.
Se aparta totalmente del sistema comercial, a partir de 1968, e imprime su concepción audiovisual que desborda prejuicios técnicos tradicionales. Forjador del cine independiente a la sa, abrazó las tendencias europeas más extremistas y proclamó la dialéctica o fusión del documental y la ficción. Ensalzado por algunos sectores de la crítica estructuralista y vituperado por otros menos radicales, no pocos detractores le endilgan la responsabilidad de presidir el anticine.
Jean-Paul Belmondo (1933-2021). Célebre actor rudo y cómico de nariz rota, que delataba su pasado de boxeador, falleció el pasado 6 de septiembre. Protagonizó, en 1960, la emblemática ‘Sin aliento’ (‘À bout de souffle’), también conocida como ‘Al final de la escapada’: film policíaco y de aventuras, que debido a su originalidad se convirtió en el segundo producto de una fresca ola y del mito Godard. De París a Marsella, Belmondo se robaba un automóvil, asesinaba un policía y huía no sin antes enamorarse de una rubia gringa (Jean Seberg) que vendía periódicos en Campos Elíseos.
Cinco años después, el décimo largometraje ‘godardiano’: ‘Pierrot le fou’ (el loco), otro film de aventuras (y de un viaje sin regreso). En su fuga, esta vez de París al Mediterráneo, Belmondo estaba acompañado de una musa (Anna Karina) involucrada con temibles traficantes de armas en la guerra de Argelia. Érase un locuaz ‘gigolo’ mantenido por una millonaria esposa italiana, el mismo Pierrot (Pedrito) que se volaba con su desubicada niñera.
¿‘Collage’, improvisación o ruptura? Todas esas audacias eran factibles en tiempos memorables, gracias a las geniales locuras de quien trece años después culminaría su desigual carrera aplastado por aparatosas figuraciones en el mal llamado cine de acción. Exceptuando su brillante protagonismo en ‘El affaire Stavisky’, enaltecido por Alain Resnais, el inolvidable caradura y ‘profesional’ tuvo su canto de cisne en 1988 bajo los excesos de Lelouch.
MAURICIO LAURENS
Cine al Ojo