Triste noticia el fallecimiento de Don Miguel Urrutia: economista sobresaliente y ser humano excepcional, que no solo marcó un periodo importante de la historia del país, sino que fue un hombre tierno y familiar, expresiones de sus hijos Elena, Isabel y Santiago. No me voy a extender sobre esas facetas maravillosas de Miguel, pues sus seres cercanos, sus amigos y sus colegas ya las han resaltado. Basta con decir que es uno de los hombres públicos con mayor trascendencia en estos tiempos modernos en Colombia.
Considero necesario retomar un tema que ya había tratado el año pasado, a propósito de la Gala del Museo de Arte Moderno, en donde le rendimos un merecido homenaje entregándole el ‘Premio Mambo a la Filantropía en las Artes’. Allí resaltamos el preponderante, estudioso y acertado papel que tuvo como protagonista para impulsar el arte y la cultura en nuestro país.
Don Miguel fue un ser humano universal: su interés no se restringió a las teorías macroeconómicas y al manejo de los asuntos públicos. Se sentía muy atraído por todo lo que lo rodeaba, su curiosidad era constante y el tratar de lograr la excelencia lo llevó a enamorarse del Japón. Según nos cuenta su hijo, en la ceremonia de despedida, le gustaba leer y recomendarles obras para analizar y estudiar.
Se desvivía con los museos a los que visitaba cada vez que podía, tanto aquí, como cuando tenía la posibilidad de visitar otros mundos. Don Miguel los consideraba instituciones importantes para la vida y para la ciudadanía.
Al respecto, su hijo dijo: “No solo lo acompañamos a los museos para satisfacer su sensibilidad por lo estético, sino que a su manera, estudiaba el rol de los museos como espacios que enriquecen una vida comunitaria. Como familia a veces nos reíamos de tener que recorrer todos los museos en cada ciudad que visitamos; él estaba estudiando la importancia de los espacios públicos culturales, sabiendo lo vitales que son para el desarrollo social y económico de la comunidad. Como todo lo que hacía, buscó aplicar este conocimiento en algo tangible para el beneficio de Colombia, que luego implementó desde su posición como Gerente del Banco de la República”.
Uno de los hitos de su trabajo fue gestionar la Colección Botero: en el año 2000 el gran artista colombiano donó 208 obras, 85 de artistas internacionales y el resto de su autoría.
Es así, sin tregua, que estuvo activo tratando de contribuir al fortalecimiento de estos espacios culturales, consolidando toda una red cultural que significó no solo la renovación de la infraestructura existente, sino también la construcción de nuevos edificios, no solo para museos, sino también bibliotecas. Y lo más importante es que esta tarea se extendió a lo largo del país: con Don Miguel se descentraliza la oferta cultural del Banco de la República.
Uno de los hitos de su trabajo fue gestionar la Colección Botero: en el año 2000 el gran artista colombiano donó 208 obras, 85 de artistas internacionales y el resto de su autoría. Fue a él a quien le correspondió recibir tan generosa donación y producto de ese proceso hoy contamos con el Museo Botero, un espacio maravilloso, abierto a todos los visitantes.
Además, del museo Miguel Urrutia, MAMU, donde se exhiben periódicamente las 6.000 obras que conforman la colección que él ayudó a construir durante su gerencia, el Emisor tiene una red de 12 museos en todo el país y eso solo se puede explicar por su visión estratégica.
Tenemos que despedir al gran Miguel Urrutia Montoya, con la tristeza que deja alguien de su talante, con todos los honores y con la satisfacción de haberlo conocido y disfrutado de su conocimiento, de su sabiduría, y testigos del impulso que le dio al arte y a la cultura en nuestro país.
Entretanto (parafraseando a Ma Isabel Rueda): Vergüenza de patria, ver el comportamiento de nuestros conciudadanos en los estadios. Su demostración de incultura, de vulgaridad, de creer que ser avispado es robar y colarse y de dejar el nombre de Colombia en el piso, nos llena de dolor y tristeza. Si los directores nos muestran ese proceder y que con la violencia se consiguen resultados, entonces qué más podemos pedir.