A propósito de los debates de dos de las federaciones más importantes del país, La Federación Nacional de Cafeteros y la exclusividad de su uso del Fondo Nacional del Café y la Federación Colombiana de Fútbol y la exclusividad de su marca comercial, hago el siguiente planteamiento:
Tanto la Federación Nacional de Cafeteros como la Federación Colombiana de Fútbol giran alrededor de dos fundamentos de nación: el café (… es identidad por sustancia de origen) y la “Selección” (… es identidad por emoción colectiva). Lo explico de esta manera: “Todo proceso de construcción de Nación cuenta con un espacio de convergencia, una especie de centro de circulación por donde transitan las presencias y las creencias, por donde pasan las generaciones, por donde discurre el alma de la población. Allí se van acumulando las respiraciones, el vapor de los alientos, la humedad de los sudores, las ondas del pensamiento, los latidos de todos los ritmos cardíacos, el eco de los llantos y de las risas… y así se va formando un “fondo de comunidad”, un sustrato de lo común, lo que identifico como Fundamento de Nación. Justo es ese fondo de comunidad lo que nos permite ir enlazando la espiral de las identidades: identidad de género - identidad étnica - identidad regional (geográfica) - identidad política… ampliando y profundizando, de esta manera, una idea de Nación de naciones. Me arriesgo a decir que hay una sustancia de común-idad constante que subyace o nutre todo concepto jurídico de nación.
En el artículo 70 de la Constitución Política de Colombia se expresa esta noción, al decir: “… la cultura en sus diversas manifestaciones es fundamento de la nacionalidad”. El término ‘fundamento’ proviene del latín fundamentum (principios a partir del cual se construye, se elabora, se funda una cosa determinada), su término léxico ‘fundus’ implica: base, fondo, campo, heredad…; así, por ejemplo, los siglos de creación colectiva constante de obras y productos como el sombrero zenú (vueltiao), las mochilas arhuacas y wayús, el conjunto escultórico de San Agustín o la expresión musical de la cumbia son hoy asumidos como símbolos de fundamento de nación.
La actual legislación de la región latinoamericana valida el marketing a toda costa de bienes que se ubican como símbolos de la dimensión emocional de un país.
El Fondo Nacional del Café (que se alimenta de los pagos parafiscales, porcentajes de comercialización de café, regalías de uso de marcas, entre ellas la de Juan Valdez, es decir, son recursos públicos) es istrado, desde 1940, por una entidad privada, sin ánimo de lucro, como lo es la Federación Nacional de Cafeteros. Es innegable que la bisagra Fondo Contributivo-istración Privada sin ánimo de lucro ha funcionado bien; pero falta algo, mejor dicho, dos cosas pendientes: una, que el objeto de trabajo, el café, al ser un símbolo nacional, debe generar una inclusión común (… tanto el Fondo como la Federación deberían tener un programa de formación pública especializada del café desde núcleos comunitarios, generar una cultura integral del café más de la mano con la ciudadanía y potenciar el paisaje cultural hacia los horizontes del valor inmaterial de contribución ecológica) y dos, debe garantizarle un mínimo vital del bienestar a las mayorías del campesinado caficultor, que aún los vemos al borde de la quiebra.
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Toda Selección Colombia, en cualquiera de las manifestaciones deportivas, funge como “fruto cohesionador” de la identidad nacional y, muy especialmente, la Selección Colombia de Fútbol (masculina y femenina), que se instala en la dimensión de la identidad emocional y sentimental del ser colectivo de la nación. La “Selección” es una creación de unidad de la diversidad que somos, su proceso de conformación se desarrolla desde el metabolismo social de los ‘fundus’ de las regiones, lo que le otorga legitimidad identitaria ante los ojos de la población que vive y proyecta el país. Por ende, cualquier bien que identifica a la Selección pasa a simbolizar a la nación, la población apropia a la Selección con sus atuendos distintivos y es por ello que la camiseta oficial de la Selección es, ante todo, un símbolo de articulación, un significante de emociones convergentes, un producto del tejido cohesionador de la población general.
La actual legislación de la región latinoamericana valida el marketing a toda costa de bienes que se ubican como símbolos de la dimensión emocional de un país, justifican el predominio de exclusividad comercial a los inversores que istran y promueven dichos bienes intangibles que identifican a una nación. Hoy el concepto de Marca País es más un signo de promoción del conjunto patrimonial cultural y ambiental para la inversión de los privados como es y regentes de los beneficios que generen los bienes nacionales.
El meollo del asunto es, precisamente, el hecho de crear marcas de registro comercial sobre bienes intangibles que pertenecen a la denominación de País. Es el nombre de Colombia a quien representa la Selección y por ende es registro de la dimensión de lo público. ¿Puede un privado condicionar el uso de los activos de la Selección? Sin duda se requiere la creación de un Fondo Nacional del Plus de Nación, en donde entidades como la Federación Colombiana de Fútbol sean reguladas y paguen las regalías de las marcas comerciales que crean desde las identidades del país.
Si seguimos por el camino de la “legalidad” de privatizar los bienes de connotación y misión pública, muy pronto veremos a nuestros 59 parques nacionales naturales regidos por los avatares del mercado.
MIGUELÁNGEL EPEEYÜI LÓPEZ-H.