De parteras y boleros

Soy deudor moroso, amoroso y candoroso de las parteras y del bolero, declarados Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en sesión celebrada en Kasane, República de Botsuana.

Colombia lideró el reconocimiento a la partería en compañía de Alemania, Chipre, Eslovenia, Kirguistán, Luxemburgo, Nigeria y Togo. La viceministra de Asuntos Multilaterales, Elizabeth Taylor Jay, aseguró que gracias a las parteras miles de niños y niñas “han llegado a este mundo de forma segura y rodeados de esperanza”.

En mi caso, cómo no estar agradecido con ellas si de los 9 hijos que amasaron don Luis y doña Geno, mis taitas, ocho nacimos asistidos por partera.

En el otro caso, el partero fue mi padre, que había acompañado a su frágil y prolífica dulcinea en los alumbramientos anteriores. Viendo trabajar a las parteras aprendió el oficio. La octava hija, Lucy, “acigüeñizó” en la madrugada. En casa de la partera no había teléfono para informarle. En la nuestra tampoco.

Mi padre, viajero empedernido como camionero que era, casualmente estaba en casa y de una entró en funciones. Como se estilaba en estos casos, a los demás hijos nos habían enviado a casa de los abuelos “porque su mamá se va a enfermar”. Mi madre contaba que de sus partos, el de mi hermana Lucy fue el más feliz. Ella es la más zen del grupo. Irradia poesía, sonrisas, paz, y reparte sabiduría en la dirección de la rosa de los vientos.

El otro patrimonio de la humanidad, su majestad el bolero, me gusta porque sí, porque bailando boleros empecé a perder la virginidad. Los escucho en la radio desde niño. El bolero dice cosas obvias, profundas, fáciles.

Cuando le da la gana es cursi, ¿y qué? A los pusilánimes para enamorar nos regaló la carreta que natura nos negaba. Impidió que muchos nos quedáramos para desvestir santas.

El género nació en Cuba en 1863. Cuba y México hicieron la postulación ante la Unesco.

Donde hay un corazón, hay un bolero. Los boleros son los editoriales con guitarra de los entusados. Dime qué boleros oyes y te diré por qué y de dónde te echaron. No en vano César Pagano, gurú musical, lo llama “corruptor de mayores”.

Como las mujeres de teléfono estético 90-60-90, no tiene presa mala. Tocó piratearle un verso a Vinícius de Moraes para decir que el bolero es eterno mientras dura.

ÓSCAR DOMÍNGUEZ GIRALDO

oscardomí[email protected]

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