Pocas veces en la negociación del salario mínimo se había visto una situación igual. Los micro, pequeños y medianos empresarios montando rancho aparte de los grandes y moviéndose en un extrañísimo zigzag: presentando primero una oferta del 5,2 %, luego retirándola para no romper la unidad gremial, pero después volviendo a presentarla con un incremento del 6,83 %.
Camino culebrero de Acopi que deja entrever las rupturas y resquebrajamientos al interior del Consejo Gremial Nacional por cuenta de la estrategia que adelantan los empresarios en la mesa de concertación salarial, donde por tercer año consecutivo deciden guardar silencio y no casarse con una cifra puntual.
Estrategia de los 32 gremios económicos más representativos del país para no distanciar más la posibilidad de lograr un acuerdo y evitar que los sindicatos traten de destruir cualquier cifra con la lógica de que sus empleadores son insensibles, neoliberales y esclavistas. Vulnerabilidad que los lleva a quedarse callados ante la opinión pública, pues de puertas para adentro están todos discutiendo y argumentando con cifras.
Secretismo que blinda a los empresarios de ataques contra su reputación en el proceso, pero que empieza a fracturarlos entre ellos, como queda claro con el grito de independencia de Acopi y sus intentos por demostrar que no todos están en el mismo costal, ni todos parecen de acuerdo con esa táctica silenciosa de negociación salarial.
Camino culebrero de Acopi que deja entrever las rupturas y resquebrajamientos al interior del Consejo Gremial Nacional por cuenta de la estrategia que adelantan los empresarios en la mesa de concertación salarial
Fractura que aprovechan los sindicatos para crear cizaña y autoproclamarse víctimas de discriminación ante la opinión pública, señalando que el Consejo Gremial les quita dignidad al no dejarlos siquiera negociar y ante la deliberada estrategia de los empresarios de no presentar una oferta concreta que sirva como punto de partida.
Pájaros tirándole a las escopetas con las banderas del decoro y la honradez intelectual, que sirven de pegamento para las centrales obreras del país, unidas en bloque en torno a una cifra del 12 % bajo el Comando Nacional Unitario, integrado por las centrales sindicales CUT, CGT y CTC y las confederaciones de pensionados CDP y C.
Tensión que llega en un momento particularmente difícil a la mesa de concertación laboral, tras las dudas en torno a las cifras de productividad del Dane, cuyos cálculos triplican los números de centros de pensamiento como Anif y Fedesarrollo y de gremios de industriales como la Andi. Asociación Nacional de Industriales que sí se lanzó al agua con la cifra en la que debería aumentar la UPC del sistema de salud para el año entrante, con un alza propuesta del 16,9 % para estabilizar la operación del sistema.
Cifra que criticó de inmediato el presidente Gustavo Petro, quien tildó de locos a los industriales del país, reforzando la idea —y la estrategia— de que todo lo que digan y propongan los empresarios colombianos podrá y será usado en su contra en este gobierno de izquierda.
El problema es que lo comido puede terminar por lo servido, pues va quedando la sensación de que los empresarios empiezan a resquebrajarse internamente y no logran llegar a consensos entre ellos. Tanto va el agua al cántaro, hasta que lo rompe.
PAOLA OCHOA
En X: @PaolaOchoaAmaya