Aleluya, la felicidad perdida resucitó con Messi campeón y con la magia italiana ganándole al imperialismo inglés, a la pérfida Albión, en su amada Londres. Resucitó la felicidad aquí para 23 millones de colombianos cuando el guajiro Lucho Díaz clavó el balón y todos gritamos gol-gol...gool.
Haití. Allí, el dictador François Duvalier saqueó miles de millones y hoy vive como fantoche multimillonario, en París, con obras de arte y extravagancias costosas.
Ahora un aire fresco, la bonita vida de una mujer con rica leyenda: Gloria Valencia de Castaño. Circula en libro su refrescante biografía. Título: Gloria en Colores; escrita por su hija Pilar Castaño, consagrada periodista, gran papisa en temas de moda. Coautora del libro, su nieta María López, abogada con maestría en Gerencia Ambiental, fue creadora de la Fundación Semana en 2009 y presidenta del grupo editorial.
María López por su labor ambientalista ganó el premio Amway, hoy es presidenta del Consejo Asesor de Global Reporting Initiative, y el Foro Económico Mundial (FEM) la eligió Young Global Leader. Está casada con Juan Castaño, exitoso, cultísimo y casi profesional en golf. Gloria Valencia, vía Naturalia televisión y 1.787 entrevistas, impulsó la ecología, la cultura, las obras sociales y la música clásica. Ella, por su buena energía y suaves modales, gustaba en todas las clases sociales. Me hizo un favor inolvidable: año 1991, Mabel García, presidenta de Caracol TV, me dijo: “Pide camarógrafos y entrevistas a Gloria Valencia”. La entrevisté, me salió regia porque ella me ayudó y habló bellezas de Borges y Álvaro Mutis, sus amados personajes. Me ayudó ella a lucirme, y Mabel y Diego Fernando Londoño me dijeron: “Poncho, le salió regia, mañana firme contrato”. Por esa entrevista ingresé hace 29 años a la televisión, donde sigo con mi “Buenas-Buenas”.
El sábado hubo llanto ecológico en el barrio La Cabrera porque en la casona, con 3.800 metros de jardines, del exembajador Hernán Echavarría, carrera 11, calle 86A, siguen ‘limpiando’ hermosa arborización. Construirán tres torres monumentales. Adiós, ecología, pajaritos, árboles; adiós, bello pulmón ecológico. Lulita Arango, mi pareja, opinó: “En ecología, obras son amores, porque abundan los discursos bonitos y mentirositos”. Apasionados ecologista fueron don Hernán Echavarría y su señora, Loli Obregón, dueños de ese jardín. Duele que desaparezca y reine pronto el cemento-hormigón.
Poncho Rentería