Cuando a una alcaldesa de Valledupar, Pitalito o Bogotá le secuestran seis buses con pasajeros a un kilómetro de su oficina, es una zancadilla para sacarla del puesto. No lo duden, este 30 de junio, Claudia López no manda en muchos barrios bogotanos, incluido el portal “resistencia”, sitio donde un grupo de “pacíficos manifestantes” degollaron con un alambre criminal atravesado en la vía al correcto ingeniero de 27 años Camilo Vélez.
Lo amargo es que quien más luchó para que en Bogotá celebraran marchas y manifestaciones fue la misma Claudia López. La vida hace guachadas amargas, ese ‘democraterismo’ se le vino en contra, se le volvió un lamentable autogol. Dudo que la alcaldesa autorice la monumental marcha del 20 de julio, que pinta belicosa.
Claudia López no gobierna en barrios bogotanos como Suba, Usme y Kennedy, que suman tres millones de habitantes. Ella no gobierna allí porque no autorizó la presencia del Ejército. A esos barrios, Claudia López no puede llegar porque los escuadrones anti-Duque, anti-Uribe y ahora anti-Claudia López mandan allí, vía ladrillazos y papas bomba.
Claudia López se indignó antier y acusó del vandalismo a unos jefes del petrismo y de la Colombia Humana, los que hoy la acusan de “ultraderechista enemiga del pueblo”. Esos insultos me recordaron un poema de Porfirio Barba Jacob que anotaba: “Esos cuervos que tanto engordaste te sacarán los ojos”.
Bogotá funciona mal hace 57 días. Han incendiado 45 buses, 7 ambulancias y destruido 56 cuarteles CAI de la Policía los nuevos enemigos políticos de la alcaldesa y de su legítima esposa, la senadora Angélica Lozano. Bogotá fue bautizada “la Atenas suramericana” en una exageración burlona de mi poeta León de Greiff. Ahora la llaman ‘Bogotá, paraíso de los tirapiedras’. Punto.
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Mi iPod, con 5.737 piezas musicales, me lo regalaron Guiomar Jaramillo y su compañero-esposo, Alí. Regalo especial que disfruto cada día. Alí Humar, gran charlista, regio apoyando los vallenatos, el fútbol, el teatro y los almuerzos larguísimos, les dejó dicho a sus 587 amigos y amigas que en el cielo nos espera con mucho Old Parr y mucho hielo. Buen viaje, Turco querido... Dejaste bonitos recuerdos y una deliciosa biografía.
PONCHO RENTERÍA