Es el periodo del año en que más entiendo la tragedia de hacer cuadrar el balance en una familia de clase baja. La Navidad significa que a punta de salario mínimo el jefe o jefa del hogar tiene que alimentar y conseguir lo mínimo para que no falten regalos en la saca del viejo Papá Noel.
En Corazón Contento, para nuestra fiesta anual del 22 de diciembre, nos enfrentamos a una crisis que, por primera vez en cuatro años, nos tiene al borde de la quiebra. Son 300 invitados, 300 comidas, 300 regalos, más música, entretenimiento, alquiler de sillas y mesones, aguinaldos. Muchas donaciones que nos tenían acostumbrados a una zona de confort, por razones político-económicas este año no van a seguir.
Afortunadamente, algunos fidelísimos siguen colaborando y una empresa que me pide anonimato alegra mi Navidad con una tonelada de arroz. La comunidad italiana en Bolívar ha participado con donaciones en dinero y material de dibujo, los muchachos Abbrescia con su Pizza Amala, Juan del Mar con un calderón de risotto alla pescatora, mis amigos de Crepes & Waffles con helados y crepes; Mario di Leo, con Dolce e Salato, nos enviará cinco pies.
Hasta aquí parece que todo va bien, pero falta lo más importante en esta época de regalos, y son precisamente los regalos, muchas mamás y abuelas van a buscar entre los juguetes que menos usan sus hijos y nietos y nos mandan las direcciones donde podemos retirarlos. Hemos decidido en la junta no malgastar el poco dinero que tenemos en comprar jugueticos de plástico, carritos y tanta baratería, y esperar los donantes de los juegos y regalar suéteres, topecitos para las niñas, balón de fútbol para los muchachos mayores de diez años.
Quiero aprovechar este espacio para pedirles a mis lectores que participen en esta Navidad de esta familia de 300 invitados con donaciones de todo tipo, comestibles, juguetes usados pero en buenas condiciones, ropa limpia. No piense que si está usado hay que botarlo. Aquí tenemos toda la voluntad y la necesidad de recibirles lo que sea.
Pero déjenme contarles que ya tenemos clase de música: gracias a Yamaha, contamos con un conjunto de 12 flautistas que ya tienen su pequeño repertorio y serán los que animarán nuestra comida de antivigilia, y también un desfile de moda, toda confeccionada con material reciclado. Corazón Contento ofrece a los niños una educación no formal con clase de música, de inglés, de baile. Nuestro fin es mantener a los niños fuera de las calles.
SALVO BASILE