Estaba resistente a escribir sobre el 2024 para los jóvenes, pues fue un año que para nosotros significó una ruptura emocional e ideológica sin precedentes. Nosotros –que salimos a marchar en el 2021 indignados por el desgobierno, que apostamos por candidatos diferentes en el 2022 para promover otro tipo de política y que esperamos pacientes durante los primeros años de gobierno el cambio que nos proponían– tuvimos que tomar distancia para darnos cuenta de que el Estado seguía sin moverse para escucharnos y que los que se habían montado al poder con nuestras banderas nos estaban utilizando para sus puestas en escena mientras decidían abiertamente abandonar nuestras preocupaciones, al igual que su idea de cambio.
Ahora que estamos ante la inminencia del río revuelto de un año preelectoral, recordar y reflexionar espero pueda llevarnos a esa respuesta de cómo revivir la ilusión y disminuir la apatía creciente de mi generación frente a los temas sociales y políticos.
Desde el 2023 el Ministerio de la Igualdad inauguró un viceministerio para pensar los problemas de los jóvenes, pero no hubo acciones que evidenciaran esa gestión. Por el contrario, se desdibujaron los consejos de juventud, el Gobierno olvidó la convocatoria de doctores que querían apostarle al trabajo público y, como las reformas del Gobierno se gestaron lejos de nuestra participación, abandonamos las propuestas de cambio en temas de salud, trabajo y pensión, pues estas solo seguían la línea de un ególatra sordo que no buscó consenso con el pueblo.
Tuvimos que tomar distancia para darnos cuenta de que el Estado seguía sin moverse para escucharnos y que los que se habían montado al poder con nuestras banderas nos estaban utilizando para sus puestas en escena mientras decidían abandonar nuestras preocupaciones
En paralelo, la tasa de desempleo de los jóvenes según el Dane, se ubicó en 17,7 %, lo que significó un aumento con respecto al año anterior. De esos, muchos son los jóvenes que no encuentran empleo en aquello que estudiaron o que se resisten a ceder a una remuneración poco acorde a la inversión de su formación. Asociado a esto, hubo un aumento del 13 % de quienes buscaron mejores oportunidades fuera del país, por lo que es falsa la afirmación de que los jóvenes no quieren trabajar. La realidad es que las empresas colombianas, con el reciente aumento del s. m. l. v. no pueden competir con los ‘call centers’, las redes sociales, los trabajos remotos o empresas en otros países, cuyos beneficios salariales, participativos o emocionales son mucho más atractivos.
Por otro lado, las universidades privadas resintieron el fin de las ayudas del Gobierno como Generación E y Ser Pilo Paga para los jóvenes que aspiraban a una carrera profesional. El Ministerio de Educación afirmó que quitaba los programas para apoyar la educación pública, pero la deuda de la Unal cerró el año intacta y los estudiantes hicieron un paro para ser tenidos en cuenta en la elección de su rector, pues vieron con malos ojos que quisieran poner a un amigo del Presidente en el cargo.
La Alcaldía de Bogotá apostó por el programa Jóvenes a la E para brindar 4.000 becas que permitieran cumplir los sueños de ser técnicos, tecnólogos o universitarios, pero esta ayuda era insuficiente para la demanda nacional.
Si el 2024 fue un año de mucha desilusión con la izquierda, ¿por qué no marchamos ante tantos casos de corrupción, pronunciamientos y salidas en falso de este gobierno?, ¿desde dónde y cómo queremos seguir pensando los problemas sociales, ambientales y políticos de nuestro futuro? No fueron pocas las noticias en todo el mundo de que los ‘centennials’ estaban mostrando un giro ideológico a la derecha, el cual considero que en nuestro caso seguirá pronunciándose, sobre todo si en las redes sociales se sigue pagando debajo de cuerda a ‘influencers’ que promueven discursos violentos contra el diálogo y el encuentro con la diferencia. Sin embargo, no estaría contento si fuera candidato de la derecha, pues considero que lo que nos está ganando como generación es la apatía política.
ALEJANDRO HIGUERA SOTOMAYOR