Una economía enferma de gravedad

La economía colombiana debería estar en la unidad de cuidados intensivos de un hospital, rodeada de médicos y enfermeras de altísima calidad. Sin embargo, los responsables de su manejo –excepción hecha de la junta del Banco de la República– ni son especialistas, ni se dan por enterados.

El presidente Petro despidió al anterior ministro de Hacienda, al doctor Guevara, porque le recomendó ejecutar una cirugía mayor y recortar el gasto público. Su reemplazo, no muy ducho en el análisis de la economía, está buscando anticipar los recaudos del año entrante para gastarlos ahora, lo que no ataca la enfermedad mientras el paciente se agrava. Las consecuencias futuras de un mal tratamiento, a destiempo, pueden conducir a su fallecimiento.

A las afugias fiscales, nunca resueltas, se ha sumado ahora el impacto Trump sobre la economía mundial. Algunos analistas prevén que el déficit fiscal en este año podría elevarse al 9 % del PIB, cuando el año pasado cerró en 6,8 %. Un hueco explosivo que ha colocado al endeudamiento público en la senda de la insostenibilidad hacia el futuro, 65 % del PIB. Algo que ya se refleja en las tasas de interés que el país está pagando por su deuda, mucho más alta que la de países como Brasil, con una calificación externa inferior a la de Colombia: 8,75 % en los bonos internacionales y 12,25 % en los TES.

Al desmadre fiscal interno le cae ahora la baja pronunciada en el precio del petróleo, provocada por las expectativas de estancamiento con inflación generadas por Mr. Trump. La enfermedad de la economía se complica, entonces, por una combinación de males. Si el crecimiento económico mundial se resiente, el de Colombia también lo hará. Eso implica menores ingresos tributarios en general y una reducción de los pagos de Ecopetrol al Gobierno Nacional por concepto de impuestos y de dividendos en 2026.

Como lo informaba la semana anterior el presidente de Ecopetrol en el Congreso de Naturgás, la baja de US$ 10 en el precio del barril de petróleo (de US$ 73 a US$ 63) implica una diferencia de $ 12 billones mensuales en los ingresos de Ecopetrol. ¿Recuerdan lo que ocurrió en 2015, cuando el precio del crudo cayó a US$ 30 o US$ 35? ¿Recuerdan cuánto se devaluó el peso? En 2016 el Congreso tuvo que aprobar una reforma tributaria para sustituir los ingresos que le trasladaba Ecopetrol al Gobierno y subió la tarifa del IVA de 16 a 19 %.

El borrador del decreto que publicó el Gobierno el lunes de esta semana, que aumentaría las autorretenciones en la fuente para generar más recursos en la caja de la Tesorería Nacional, es estúpido. Deja sin liquidez a las empresas, ‘patea’ el problema hacia el futuro y le entrega una situación fiscal peor de la presente al próximo gobierno.

Lo que seguramente poco importa al presidente Petro. Se corre el riesgo de que si el Pacto Histórico se mantuviera en el poder en 2026 nos hundiríamos, ahí sí, en un caos económico como el de Venezuela. El ‘chao, Petro’ puede evitar esa catástrofe, pero va a exigir, desde ahora, planear un profundo y doloroso ajuste fiscal para tratar la combinación de los males de la economía. Liderado, eso sí, por el conjunto de especialistas que echamos de menos en estos días.

Jorge Cárdenas era uno de esos personajes inmortales en Colombia. Su figura siempre estaba presente, cargada de experiencias y anécdotas. Se fue el domingo anterior. Un gran señor y amigo. Con él compramos en 1983 la casa que alberga hoy en día a Fedesarrollo. Y durante mi paso por la Junta Monetaria entre 1984 y 1986 estuvimos en o permanente por los temas cafeteros. A toda su familia, la condolencia sentida mía y de mi mujer. Extrañaremos su presencia.

CARLOS CABALLERO ARGÁEZ

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