En este portal utilizamos datos de navegación / cookies propias y de terceros para gestionar el portal, elaborar información estadística, optimizar la funcionalidad del sitio y mostrar publicidad relacionada con sus preferencias a través del análisis de la navegación. Si continúa navegando, usted estará aceptando esta utilización. Puede conocer cómo deshabilitarlas u obtener más información aquí

CLUB VIVAMOS
Suscríbete
Disfruta de los beneficios de El Tiempo
SUSCRÍBETE CLUB VIVAMOS

¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo [email protected] no ha sido verificado. Verificar Correo

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí. Iniciar sesión

Hola, bienvenido

¿Cómo está el clima en Bogotá?
¿Cómo se llama el hijo de Petro?
¿El pico y placa en Bogotá como quedaría para el 2024?

Incumplimientos y desolación

La humanidad necesita una escuela de moral, porque hay un retroceso que nos está dejando sin alma.

Alt thumbnail

Actualizado:

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon
Salgamos de la tristeza. Es verdad que a veces cuesta despojarse de los condicionamientos del pensamiento común, pero lo que cuenta al fin, es no desperdiciar el mayor bien, que no es otro que una vida sensata. No existe un signo más real de debilidad, que esta nueva era marcada por la desconfianza entre análogos, lo que genera una violación permanente de derechos y obligaciones. Desde luego, cada día son más escandalosos los incumplimientos, desembocando en un deterioro general de tipo social, económico y humano.
(También le puede interesar: Nuestros enormes retos actuales)
Sin duda, esta injusta atmósfera suele dejarnos verdaderamente desolados, ante la multitud de violaciones evidentes de la dignidad y de los derechos que proceden de ella, que terminan por envenenar las relaciones entre sí y entre los pueblos, impidiendo todo posible diálogo sincero.
Conversar, aparte de facilitar la solución de los conflictos, ayuda a descubrirse en la escucha. Es público y notorio que la quietud y la estabilidad internacional son incompatibles con todo intento de instaurarse sobre el miedo a la mutua destrucción de vínculos. Indudablemente, cualquier tipo de ataque pone en riesgo el proceder, que todos tenemos derecho a respetar, desde una ética global de solidaridad y cooperación entre toda la familia humana de hoy y de mañana. Lo que no podemos itir, bajo ningún concepto, es que millones de seres indefensos caminen en condiciones infrahumanas y con un clima de miedo sobre sus espaldas. Debiéramos, desde luego que si, crear entornos y herramientas que aseguren el cumplimiento normativo; que si bien ha de podarse continuamente, también ha de observarse con la gracia de la reinserción a escena viviente.
Quizás la humanidad necesite como jamás una escuela de moral, porque hay un retroceso perjudicial de conflictos interesados, que nos están dejando sin alma. Ciertamente, no es nada fácil contar con líderes que estén a la altura de las circunstancias, que se involucren en las tareas colectivas, ante las ruinas de una cultura incapaz de consensuar nada. Cuesta entender, por ejemplo, que las ofensivas de los rusos en Ucrania pongan en riesgo la seguridad alimentaria en el mundo. Contra estas actitudes, verdaderamente crueles hay que actuar con firmeza. Lo mismo sucede con esa multitud de niños, que sin hacer nada son separados de sus progenitores y llevados a campos verdaderamente crueles y doctrinarios. Por desgracia, olvidamos que es un deber convivir y vivir para los demás, aparte de ser pauta de gozo que aminora soledades impuestas y ansiedades injertadas en vena.
Lo que no podemos itir, bajo ningún concepto, es que millones de seres indefensos caminen en condiciones infrahumanas y con un clima de miedo sobre sus espaldas.
Por ello, nos alegra enormemente, que la Nueva Agenda de Paz describa un conjunto de recomendaciones que se enmarcan en torno a los principios esenciales de confianza, solidaridad y universalidad, los cuales son fundamentales para la Carta de las Naciones Unidas y para un mundo estable, que está globalizado, pero tremendamente enfrentado. Urge, pues, que la observancia no levante fronteras ni genere más frentes, sino que habrá horizontes de luz y supervivencia. Además, hacen falta compromisos verdaderos, sobre todo que los diversos Estados vuelvan a comprometerse, con un orbe libre de armas que refuerce el alma y decaiga el espíritu de lo maligno.
Realmente, tenemos que encauzar los andares de aquí abajo, hacia lo armónico; con la certeza de ser escuchados, para intentar entre todos promover la cohesión social, con modelos de prevención diversa, que aborden todas las formas de hechos violentos, de conductas corruptas y de situaciones inflexibles, tanto en el ciberespacio con las hostilidades como en el espacio ultraterrestre con el poderoso caballero don dinero. A mi juicio, la primera receta de sanación, radica en salir de este arresto dominador que esclaviza y no libera, porque el futuro hay que revitalizarlo desde el desarme, pero también desde el marco global de la ética y su cumplimiento para el multilateralismo, máxime en un mundo tan fracturado y afligido como el presente.
En consecuencia, volvamos la vista atrás, y si cuando se fundó la ONU sobre las cenizas de la Segunda Guerra Mundial en 1945, su misión central era mantener la paz y la seguridad internacionales; hoy también necesitamos aminorar riesgos y ser más cuidadosos con el medio ambiente, más formales con la asistencia y más rectos y coherentes con el decir y el obrar. Bajo este contexto de angustia, sólo cabe el entusiasmo y la tenacidad conjunta, que nos compromete al crecimiento de uno mismo hacia los demás, con un enfoque de cooperación multilateral responsable. Precisamente, la apuesta por la cultura del abrazo, parte de la verdad. Y a partir de aquí, desde la evidencia, es como se trabaja por la justicia y se defiende la savia existencial.
VÍCTOR CORCOBA HERRERO

Sigue toda la información de Opinión en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.

00:00
00:00

Comentar

Whatsapp iconFacebook iconX iconlinkeIn iconTelegram iconThreads iconemail iconiconicon

Conforme a los criterios de

Logo Trust Project
Saber más
Sugerencias
Alt thumbnail

BOLETINES EL TIEMPO

Regístrate en nuestros boletines y recibe noticias en tu correo según tus intereses. Mantente informado con lo que realmente te importa.

Alt thumbnail

EL TIEMPO GOOGLE NEWS

Síguenos en GOOGLE NEWS. Mantente siempre actualizado con las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en Google News.

Alt thumbnail

EL TIEMPO WHATSAPP

Únete al canal de El Tiempo en WhatsApp para estar al día con las noticias más relevantes al momento.

Alt thumbnail

EL TIEMPO APP

Mantente informado con la app de EL TIEMPO. Recibe las últimas noticias coberturas historias y análisis directamente en tu dispositivo.

Alt thumbnail

SUSCRÍBETE AL DIGITAL

Información confiable para ti. Suscríbete a EL TIEMPO y consulta de forma ilimitada nuestros contenidos periodísticos.