La apuesta del actual gobierno por los ferrocarriles tiene en el tramo entre La Dorada (Caldas) y Chiriguaná (Cesar) su pilar más importante. Estos 522 km, construidos en la segunda mitad del siglo pasado y que por varios años permanecieron inactivos, fueron recuperados durante el gobierno de Juan Manuel Santos para el transporte de carga. El volumen de esta ha venido creciendo, a pesar de las limitaciones del corredor.
Y para que su operación sea comercialmente viable le hacen falta más inversiones y mejor material rodante, fin para el cual esta istración abrió una licitación por un valor superior a los 3 billones de pesos con el objetivo de convocar a una empresa privada para que a través de una APP le haga las mejoras necesarias y opere el corredor. De todos los tramos de vía férrea que hoy están inactivos en el país y que este gobierno ha querido poner en funcionamiento, este es en el que más fácilmente puede verse pronto una operación comercial de volumen considerable. Pero el optimismo que en todos genera poder dar este paso clave para consolidar el modo férreo como alternativa de transporte de carga se ha visto opacado por algunos cuestionamientos que han surgido en torno al proceso licitatorio y que distintos medios, incluido este, han revelado en los últimos días.
Lo cierto es que la esperada licitación ha aplazado su cierre en tres oportunidades. La más reciente fecha está estipulada para hoy. Es de esperarse que todo el proceso se desarrolle con normalidad y bajo la natural y necesaria vigilancia de los entes de control y que las dudas, fundadas, que han surgido sobre la idoneidad de algunas de las empresas que han mostrado interés en participar sean suficiente y satisfactoriamente resueltas. Sería triste y doloroso que por no actuar a tiempo y despejar nubarrones, uno de los procesos licitatorios de mayor importancia, tanto estratégica como simbólica, para este gobierno y para el país termine descarrilado.