Conectar a un país con una geografía tan difícil como la colombiana y con grandes brechas digitales en su población sigue siendo una de las tareas prioritarias para el desarrollo social y económico. Los diversos ángulos de esta misión fueron los protagonistas del congreso anual de la Cámara Colombiana de la Infraestructura (CCI). El presidente de la República, Gustavo Petro, insistió en su intervención, entre otros temas, en la ampliación a la construcción de obras educativas, el mejoramiento de la conectividad digital y la inclusión del factor climático en los proyectos.
El pobre estado actual de las vías terciarias del país es uno de los asuntos pendientes de mayor urgencia. Estas constituyen el 69 por ciento de la red vial nacional, pero un 94 por ciento reportan estar en “mal estado”. Estas vías son los vasos circulatorios que conectan los municipios y el sector agropecuario con los grandes mercados y las capitales. Es prioritario el diseño de nuevos esquemas de financiamiento, construcción y mantenimiento de estos caminos de desarrollo regional, que incluyan a las pymes de ingeniería desde lo técnico y mecanismos que integren las comunidades.
En momentos en que las vías 4G continúan en sus cronogramas y la siguiente generación avanza, una mirada a las concesiones ayuda a clarificar el papel del sector privado en el desarrollo de la infraestructura. En los últimos 27 años este modelo ha catalizado la intervención de más de 10.000 kilómetros de vías, 1.100 puentes y viaductos y unos 80 túneles. Sin desconocer los espacios de mejora en el diseño de esta política pública, las empresas constructoras, la institucionalidad estatal, el sistema financiero y demás actores han construido un modelo que, literalmente, ha pavimentando la ruta del progreso en estas décadas recientes.
El desarrollo de la infraestructura no puede darse el lujo de no ser ambicioso con miras a reducir lo más rápido estos rezagos
La doble invitación del Gobierno Nacional a prestar atención a la infraestructura ‘social’ y a la preocupación por las consideraciones climáticas en los proyectos es un llamado que ya viene siendo atendido por el sector con planes como el de infraestructura verde y en el que las lecciones aprendidas de las vías funcionan para escuelas, hospitales y distritos de riego. Asimismo, el fortalecimiento del multimodalismo –integrando vías, puertos y modos férreos– constituye otro frente donde hay mucho por trabajar en los sectores públicos y privados.
El panorama sectorial no está completo sin los efectos de la difícil coyuntura financiera. Las altas tasas de interés, la devaluación del peso, los altos costos de los insumos y materias primas, entre otros aspectos económicos, generan dificultades para los cierres financieros de los proyectos. Se requieren medidas con el propósito de aliviar esta situación en corto plazo y evaluar opciones alternativas de financiamiento de las vías, entre ellas el mecanismo de valorización.
Ante esta multiplicidad de facetas, algunas con complejos desafíos, la hoja de ruta futura de la infraestructura en Colombia no puede darse el lujo de no ser ambiciosa con miras a reducir lo más rápido posible estos rezagos. La exitosa combinación de una sólida institucionalidad pública con un dinámico sector privado constructor y financiero debe integrar la fórmula para ese camino.
EDITORIAL