Tras conocerse las medidas tomadas por el gobierno de Donald Trump en materia de aranceles a productos de todo el planeta, hubo un inusual consenso en el país. Y decimos inusual porque, por desgracia, cada vez es más raro hallar puntos de unión entre las diferentes fuerzas y actores nacionales.
Pero esta vez sí lo hubo y para bien de nuestra economía, hecho que es loable. Y se trata del primer socio del país, destino del 28,9 por ciento de las exportaciones que el año pasado se tasaron en 14.337 millones de pesos, siendo los principales productos el petróleo, las flores, el oro, el café y el banano. Por fortuna fue consciente el Gobierno Nacional de lo que aquí está en juego y se optó, como se sugirió en estos renglones el domingo pasado, por convocar a los gremios de la producción y articular un bienvenido y necesario trabajo en equipo que permita hacerle frente a la compleja situación.
Fue así como el lunes se sentaron a la mesa la ministra de Relaciones Exteriores, Laura Sarabia, y la encargada de la cartera de Comercio, Industria y Turismo, Cielo Rusinque, con 14 líderes gremiales. El encuentro sirvió para analizar tanto desafíos como oportunidades y para afinar el engranaje de la respuesta del país a las decisiones del nuevo inquilino de la Oficina Oval.
Que sea la ocasión de revisar cómo vamos en diversificación de exportaciones y apertura de nuevos mercados.
Lo primero es la determinación, sensata, realista y oportuna, de no tomar el camino de las retaliaciones, sino el de las negociaciones. Al no alinearse con los países que han disparado su artillería arancelaria en respuesta a Washington, se espera que Colombia logre abrir espacios a través del trabajo diplomático y apelando, como lo afirmó a la salida del encuentro María Claudia Lacouture, presidenta de la Cámara Colombo Americana, a los empresarios del país del norte. Lacouture también se refirió al mecanismo de solución de controversia del acuerdo comercial vigente con Estados Unidos, y anunció que ya se había radicado una solicitud formal para que se levante el arancel. En el caso de los productos colombianos, es bueno recordarlo, este fue del diez por ciento.
El adagio de que las crisis son también oportunidades aquí ha lugar. Que sea esta la ocasión de revisar cómo vamos en materia de diversificación de exportaciones y apertura de nuevos mercados, así como la oportunidad de abrir nuevos canales comerciales con el propio Estados Unidos en aquellos renglones donde otros países, por efecto de aranceles superiores al diez por ciento que nos correspondió, han optado por la retirada. Hay que resaltar el optimismo que, pese a todo, se respira en los gremios, donde hay consciencia de que si bien se está ante una situación desafiante, esta es, igualmente, una coyuntura que puede traer cosas buenas si se actúa, como afirmó Lacouture, con pragmatismo, firmeza y visión estratégica. Y, desde luego, con un trabajo conjunto.
Porque no solo en el intercambio comercial pueden darse frutos. También en la relación entre el Gobierno y el sector privado. Es el momento de remar al mismo ritmo. Los empresarios siempre han dado muestras de estar dispuestos a construir por encima de las diferencias. Que los logros que se alcancen gracias a la estrategia trazada el lunes, que debe ser sostenida, sean motivo de peso para convencer a los escépticos en el sector oficial sobre las bondades de la unión con sectores vitales que, a fin de cuentas, quieren lo mejor para Colombia.