Los múltiples reclamos que emanan de la ciudadanía y del propio Concejo de Bogotá sobre el retraso en las obras que deben ejecutarse con recursos de la valorización han llevado a la Alcaldía de Bogotá a radicar un proyecto de acuerdo para poner fin a los desafueros que se estarían cometiendo bajo esta importante figura.
Antes habría que decir que la contribución por valorización es necesaria y existe en buena parte del mundo. La pagan los ciudadanos que se benefician directamente de una obra en particular: una ciclorruta, una vía, andenes, puentes, etc.
El mecanismo, que si se aplica bien, redunda en una mejor ciudad para todos, ha perdido brillo y prestigio dado que la gente que hace su aporte no ve el resultado final. Las obras se demoran años. O se suspenden. El concejal Diego Laserna ha denunciado reiteradamente esta situación y encontró, por ejemplo, que de 16 obras aprobadas bajo esta figura en 2018 por casi un billón de pesos, 15 se prorrogaron o suspendieron y hay sobrecostos superiores a 50.000 millones de pesos.
Para paliar la situación, el proyecto de acuerdo que entra a debate deja claro que en adelante toda obra que se sugiera bajo este mecanismo debe estar en el POT y en el Plan de Desarrollo de los alcaldes; con estudios y diseños definitivos y los permisos correspondientes de las empresas de servicios públicos. Y quizás lo más importante: se busca que la gente no pague primero para ver después, sino que se cobre la valorización durante la ejecución de la obra o al finalizarla.
Ponerle fin a la ‘frescura’ con que se ha manejado el tema es urgente. Y no basta con que se ejecuten los proyectos, es importante que se supervisen los contratos para evitar sorpresas, que los trabajos se entreguen a tiempo y que se le informe a la ciudadanía sobre el avance de los mismos. Es la única forma de recuperar la confianza en una herramienta que, como decíamos, ha sido clave para el progreso de Bogotá.
EDITORIAL