La región del Sumapaz, el páramo más extenso del mundo, sigue siendo noticia. Ya nos habíamos referido aquí a la necesidad de atender las denuncias de la población sobre patrullajes de hombres armados. Situación que se suma a la lógica zozobra generada por el asesinato del líder social Carlos Julio Táutiva, en abril.
De estos hechos tomó nota la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, quien pronto encendió las alarmas y le pidió al presidente Gustavo Petro apoyo del Ejecutivo. Luego de un consejo de seguridad en el que el mandatario atendió los pedidos de la alcaldesa tuvo lugar una visita al páramo, el pasado fin de semana, de la mandataria junto con los gobernadores del Meta, Juan Guillermo Zuluaga, y de Cundinamarca, Nicolás García. Hubo feria de servicios en el municipio cundinamarqués de Cabrera y se anunció la destinación de recursos para inversión social.
Lamentablemente, horas después llegó el reporte de enfrentamientos entre tropas de la Séptima Brigada, las mismas que habían prestado seguridad a los mandatarios, y presuntos integrantes de las disidencias de las Farc en el cañón del río Duda. Este lugar es recordado por haber sido corredor estratégico de las Farc para transportar personas secuestradas entre Bogotá y la entonces zona de distensión.
Sumapaz es un punto clave, por su riqueza hídrica y natural y por conectar la región Andina con la Orinoquia y la Amazonia. Eso lo saben los grupos ilegales que necesitan de estos pasos, y no es en vano el interés que tienen no solo las disidencias, cuya presencia en la zona ya parece un hecho, sino también la ‘Nueva Marquetalia’, de ‘Iván Márquez’. Cuando las Farc reinaron allí, la presencia estatal era escasa. Hoy existe un batallón de alta montaña que ha sido reforzado y está la decisión política de la presencia de la institucionalidad sea integral. Así tiene que ser y no se puede bajar la guardia. Evitar que los ilegales vuelvan a tener el control del Sumapaz, por múltiples razones, debe ser prioridad de orden nacional.
EDITORIAL