Aunque suene absurdo, apenas acaban de iniciarse las sesiones ordinarias del Congreso y ya hay proyectos que están en riesgo de hundirse.
Entre las iniciativas que tienen pocas posibilidades de avanzar este semestre se encuentra la que reduce a la mitad (de cuatro a dos meses) el periodo de receso de los congresistas, el proyecto que busca eliminar la figura de la Vicepresidencia y el que reduce el salario de los congresistas.
Todas estas propuestas tienen en común que son reformas constitucionales. Es decir, requieren superar ocho debates en el Congreso, cuatro en cada periodo legislativo. Pero esta vez el riesgo no es solo por tiempos, como ocurre la mayoría de las veces, sino como consecuencia de la pandemia del covid-19.
Por tratarse de reformas constitucionales, y según el mandato de la Corte Constitucional, estas deben ser discutidas de manera presencial, pero el covid-19 ha provocado que las plenarias de ambas corporaciones tengan que sesionar la mayor parte del tiempo de manera remota o semipresencial. Y hasta el momento no se sabe cómo va a evolucionar la pandemia.
De hecho, hace apenas algunas semanas, el Gobierno Nacional extendió la emergencia sanitaria hasta el 31 de mayo, lo que indica que la prohibición de aglomeraciones se mantiene como mínimo hasta esa fecha.
Es absolutamente penoso que el Congreso de la República no pueda sesionar
Igualmente, se debe recordar que el año pasado, cuando la Plenaria de la Cámara intentó sesionar presencialmente para sacar adelante reformas constitucionales, se presentó un contagio masivo que obligó a suspender la presencialidad y a varios congresistas con el virus, uno de los cuales incluso, al poco tiempo, tuvo que ser trasladado a una UCI.
A esto se debe sumar que las propuestas en mención históricamente han tenido poco respaldo político.
La reducción del salario de los congresistas se ha hundido en más de cuatro ocasiones en los últimos cinco años y la que busca recortar las vacaciones del Legislativo apenas superó uno de cuatro debates el año pasado.
Para Gabriel Santos, autor de esta propuesta, es “absolutamente penoso que el Congreso de la República no pueda sesionar, no pueda hacer control político, no pueda debatir leyes, presupuestos y demás, durante tanto tiempo del año, se tiene un Congreso maniatado y sin funcionar”.
Esta iniciativa pretende que el primer período de sesiones comience el 20 de julio y termine el 16 de diciembre y que el segundo periodo abarcara desde el 16 de enero y concluyera el 20 de junio. De esta manera se reducen a la mitad las llamadas vacaciones de los congresistas.
De esta manera, tal como ocurrió el semestre pasado, este tipo de propuestas parecen tener el ‘coctel perfecto’ para el hundimiento: poco respaldo político, la imposibilidad de sesionar presencialmente y poco tiempo para su trámite.
POLÍTICA