Rueda, en el texto publicado en EL TIEMPO asegura que " yo no quiero que de ninguna manera el presidente Gustavo Petro se caiga. Aspiro a que pueda terminar su gobierno, aunque sin descartar los estragos de sus reformas".
Esto, porque, según ella, "si se cae Petro, al país se le haría un mayor daño que si se queda" y compara el caso del actual Mandatario con el de
Ernesto Samper, quien debió afrontar durante su mandato
un juicio por supuesta entrada de dineros del narcotráfico a su campaña."Cuando muchos aspirábamos a la renuncia de Ernesto Samper a la presidencia, había un plan B, que se llamaba Humberto de la Calle. Samper atravesó momentos mucho más difíciles que los de Petro, porque su presidencia fue comprada por el narcotráfico, mientras que
los dineros oscuros de Benedetti no han pasado por ahora de ser aportes y todavía no se sabe de quién. Si Samper hubiera renunciado, probablemente su vicepresidente
habría permitido un gobierno que gobernara, en lugar de que se defendiera, 4 años", considera.
Y agrega que, en este caso, "el plan B es Francia Márquez (...) personalmente considero a Francia un ejemplo de dignidad, de superación y de inclusión. Pero seamos sinceros: está a miles de kilómetros de distancia de saber gobernar. Cómo será que es mejor Petro...".
En su columna, Rueda cuestiona lo que llama la "narrativa" del presidente Petro para defenderse de los escándalos,el llamado 'golpe blando'. "En él incluye a la Fiscalía, a la Procuraduría, a las cortes, a los ricos y más rabiosamente, con el paso de las horas, a los medios de comunicación".
Sin embargo, considera la columnista que ninguno de los escándalos que afronta actualmente el Gobierno es externo, sino que proviene de sus propios colaboradores cercanos.
"Son producto del fuego amigo que desde el día uno ha caracterizado a este gobierno. Fueron su propio hermano y el Comisionado de Paz los que llevaban promesas a los narcos en las cárceles, buscando apoyos electorales. Luego fue su propio hijo quien, denunciado por su esposa, cayó con unos dineros de dudosa procedencia. Ahora viene el escándalo de chuzadas y polígrafos Benedetti-Sarabia", enfatiza.
Y agrega que en medio de todos los escándalos, el Primer Mandatario se ha dedicado a cultivar "un discurso populista" que no sostiene con hechos.
"Dice ser “un Presidente que no se orina en los pantalones si un rico lo invita a almorzar”. Pero eso sí, estuvo de cabeza en el banquete de la corte española (aunque “no me gustan los palacios”, asegura). Pero no desperdicia oportunidad de viajar por el mundo con su mesiánico discurso de salvador de la humanidad", escribe la periodista en EL TIEMPO.
REDACCIÓN ELTIEMPO.COM