No hay fórmula perfecta para asegurar que todo final sea feliz siempre. Menos en política. En eso debe estar pensando el presidente
Juan Manuel Santos, a quien le quedan 7 meses de gobierno
, acosado por una campaña electoral que le quita cada día más espacio en la opinión, no obstante haber puesto fin a una guerra de más de 50 años.El promedio actual de opinión favorable de Santos, de casi todas las encuestas, oscila entre el 20 y el 23 por ciento, uno de los más bajos de la historia reciente.
Y lo peor: no hay mucha esperanza de que ese indicador de confianza mejore en lo que le queda de gobierno, haga lo que haga, porque, a juicio de algunos analistas de opinión, la credibilidad del Presidente “está muy gastada”, y es muy improbable que crezca.
Víctor Manuel Muñoz, experto en análisis de opinión y en encuestas, considera que “no se ve ningún hecho relevante que vaya a subir la opinión favorable del Presidente” y que “habrá que esperar algunos años para que la historia reconozca sus logros”.
Y aunque los más duros cuestionamientos al acuerdo de paz provienen de líderes que también lo intentaron y fracasaron, lo cierto es que ese discurso ha hecho mella en la imagen del gobernante.
El expresidente conservador
Andrés Pastrana (1998-2002) pasaba por la misma pena a estas alturas de su gobierno, con índices de favorabilidad de apenas un poco más del 20 por ciento.
Santos, colmado de reconocimientos internacionales por su apuesta por la paz y ganador del Premio Nobel por los logros en este campo, ha tenido que pagar un costo político muy alto, por haberle puesto fin a la guerra, en el plano interno.
La sistemática y cruda oposición de sectores de derecha que se resisten a itir que exintegrantes de las Farc hagan política sin pasar previamente por la cárcel ha hecho mella tanto en Santos como en su gobierno.
Pero al Presidente no le llueven críticas solo del uribismo por el proceso de paz.
También
le llegan del centro y de la izquierda, de empresarios y líderes sociales que no se sienten satisfechos con su obra de gobierno. Además de las observaciones que desde distintos ángulos se hacen al acuerdo de paz con las
Farc, hay reparos al manejo de la economía, de la seguridad y de la corrupción, aunque este último no tiene que ver solo con el Gobierno, sino con casi todo el Estado.
El peso de los impuestos
El tema fiscal es especialmente preocupante para algunos empresarios y, de hecho, se metió con fuerza en la campaña presidencial.
No solo los industriales se quejan de la sobrecarga de impuestos, sino que candidatos como Germán Vargas e Iván Duque están ofreciendo rebajar los tributos si llegan al poder.El presidente de la Andi, Bruce MacMaster, cree que la última reforma tributaria (2016) subió demasiado los impuestos a los empresarios, poniendo el tributo de renta en uno de los escalafones más altos del mundo y que esto no le permite al sector ser competitivo.
MacMaster le dijo a EL TIEMPO en una entrevista reciente que la reforma tributaria de Santos es “nuestra versión económica de la Patria Boba”.
Guillermo Botero, presidente de los comerciantes, también tiene quejas de su sector porque, cifras del Dane en mano, reporta una baja considerable en las ventas.
A su juicio, el golpe del IVA en los bolsillos de los consumidores ha tenido un “impacto gigante”.El candidato Vargas Lleras, que formó parte del gobierno de Santos durante casi 7 años, se ha vuelto uno de los principales críticos de la actual política fiscal.
“La tasa impositiva conjunta en Colombia llega al 72 por ciento. Tenemos un régimen muy por encima del de los países de la Ocde, de Estados Unidos y de todos los vecinos. Es de los pocos países en el mundo que gravan el patrimonio. En Estados Unidos se puede tener un patrimonio de hasta mil millones de dólares, y no paga sino sobre la utilidad que genera”, le dijo también Vargas Lleras a EL TIEMPO hace unas semanas.
Desde el principal flanco de oposición al Gobierno, el candidato presidencial del Centro Democrático (CD), Iván Duque, dijo recientemente: “Debemos bajar impuestos, formalizar, recaudar más, estimular la inversión y mejorar ingresos de las empresas y los trabajadores”.
Optimismo del Gobierno
Las críticas en lo económico al gobierno de Santos también han llegado a causa de la tasa de crecimiento, que algunos consideran precaria. Los estimativos del Ministerio de Hacienda sobre el crecimiento para 2017 llegan al 1,8 por ciento y para 2018 se cifran en el 3 por ciento.
Pero, en entrevista con EL TIEMPO, el ministro de Hacienda,
Mauricio Cárdenas,
tras itir que los tiempos “aún no son buenos”, aseguró que “lo peor ya pasó”. Y puso como ejemplo que un sector líder de la economía como el petróleo, cuya crisis por los bajos precios golpeó de manera significativa la economía colombiana, “mejora en producción, precios y exploración”.
Seguridad
Aunque varias organizaciones que hacen seguimiento al cese del conflicto armado reportan una reducción general de los indicadores de violencia, como secuestro, extorsión y homicidio, entre otros, algunos sectores subrayan las acciones ilegales persistentes de bandas criminales y de grupos como el Eln.
Un reporte de Medicina Legal sostiene que de 2.713 homicidios en 2002 se pasó a 210 en 2016. Esto significa un 92,2 por ciento menos de muertes por el conflicto armado en Colombia.
Según el Ministerio de Defensa, el año pasado estaría cerrando con una reducción en las estadísticas de asesinatos del orden del 10 por ciento. Según esa misma fuente, Colombia se ubicaría en 23 homicidios por cada 100.000 habitantes, el balance más favorable en los últimos 40 años.
Pero hay preocupación por el incremento en algunos delitos que se cometen contra los ciudadanos de a pie, lo cual hace que aumente la percepción de inseguridad. Cifras de la Fiscalía General, a corte del 29 de noviembre pasado, dan cuenta de un aumento del hurto a personas (atraco y ‘cosquilleo’) en un 27,6 por ciento. Se pasó de 99.647 casos en los primeros 11 meses en 2016 a 127.118 en 2017.
Germán Sahid y Vicente Torrijos, profesores de ciencia política de varias universidades, consideran que Santos tiene una “precaria gobernabilidad” que no le va a permitir salir de la crisis de opinión en que se encuentra, y que parece cada día peor. Y menos en medio de una campaña presidencial con una oposición que toma fuerza desde todos los flancos.
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