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Vicepres. Francia Márquez: ‘Yo no estoy acostumbrada a ocultar o maquillar lo que soy’

La vicepresidenta habló en Río sobre el Ministerio de la Igualdad y el balance en el Gobierno.

Márquez Mina en el evento de la UERJ, el 6 de diciembre, donde compartió  con el expresidente José Mujica.

Márquez Mina en el evento de la UERJ, el 6 de diciembre, donde compartió con el expresidente José Mujica. Foto: Darwin Torres

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No importa en qué lugar del mundo sea, Francia Márquez Mina se toma su tiempo ¬-que no es mucho por la apretada agenda- para darle la mano a cada persona con la que interactúa fuera del protocolo.
Y no es solo un saludo frío, es una conversación corta y sincera. Ya en los eventos, la vicepresidenta y ministra de la Igualdad de Colombia escucha elogios y, cuando el público la aplaude, alza su brazo y el puño al aire. Ese gesto, tan suyo, se ha convertido en una muestra de su lucha, de su dignidad.
Lo anterior sucedió en el encuentro Cartografías de las Culturas, una cita para recordar la memoria, el territorio y la identidad que tuvo lugar en la Universidad del Estado de Río de Janeiro (UERJ), el pasado 6 de diciembre. Se repitió un día después en el Museo de Historia y Cultura Afrobrasileña en la Pequeña África de la ciudad que recibió más esclavos durante la colonización.
En Brasil, Francia es reconocida como una figura de la izquierda latinoamericana. Así la ven diferentes personalidades del continente como José Mujica, expresidente de Uruguay, con quien tuvo una conversación privada, íntima, durante hora y media en el Hotel Othon Palace de Copacabana, en la víspera del Día de las Velitas, celebración que vivió en un avión de regreso a casa.
No han pasado 48 horas y la vicepresidenta ya se embarca en su último viaje internacional del año hacia Ginebra, donde participará de la conmemoración de los 75 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en eventos sobre refugiados.
El expresidente Mujica, con quien también compartió en el evento en la UERJ, la animó y encausó pública y privadamente a que continúe llevando las banderas de la integración regional. “Me dijo ‘compañera, a usted le toca ayudar a empujar lo que hay que hacer’. Y es unir a Latinoamérica en términos comerciales, de darles condiciones a los conocimientos de aquí para que se queden y aporten a sus países. El gran Pepe es una inspiración”, le comentó a EL TIEMPO la vicepresidenta y ministra sobre el desayuno que tuvo con el exmandatario.
Márquez saluda al expresidente Mujica en la UERJ.

Márquez saluda al expresidente Mujica en la UERJ. Foto:Darwin Torres

“No voy a aspirar a la Presidencia. Lo que más deseo es terminar mi período por el que fui elegida y estoy concentrada en eso”.
***
Hacía unos días, Márquez Mina dijo en entrevista con Cambio que prefería no pensar en 2026 y el sueño de ser presidenta. Aunque esa respuesta parece haber envejecido por lo que se sintió y vivió en Brasil, ella fue más clara en su proyección para ese año: “No voy a aspirar a la Presidencia. Lo que más deseo es terminar mi período por el que fui elegida y estoy concentrada en eso”.
En sus reuniones con su equipo, la vicepresidenta y ministra es enfática en su deseo de cumplirle al Pacífico. “Ella nos pide que hay que trabajar mucho porque ella quiere regresar al Cauca cuando termine el período”, comenta alguien de su despacho. Y en el balance general que le hizo a este diario enumera las promesas a las que le ha puesto chulo: la reglamentación de dos capítulos (recursos hídricos y minerales) de la Ley 70 de 1993 que reconoció los derechos colectivos de las comunidades negras; la Comisión Nacional de Reparación Histórica, creada en mayo de este año; el diseño del Ministerio de la Igualdad, que partió desde cero; la ley del Sistema Nacional de Cuidados.
“Me enfoco en resultado concretos: una escuela, una vía, un acueducto que lleve agua potable, conexión a la energía. Todo eso es un avance que hace la diferencia en los territorios más vulnerables”.
En sus conversaciones con el embajador en Brasil, Guillermo Rivera, es enfática en que lo único que hay que hacer para potenciar a Colombia, especialmente a su Pacífico, es eliminar la violencia. “Los paisajes y atardeceres no tienen que envidiarle a ningún lugar del mundo, la gastronomía es única, incluso hay oportunidades de crear un tour alrededor del viche. Cuando escuché lo que hijo Néstor Morales me di cuenta de que él no conoce Buenaventura”, comentó en el camerino antes del evento en la UERJ.
Imagen de Francia Elena Márquez Mina, Vicepresidenta de la República de Colombia.

Imagen de Francia Elena Márquez Mina, Vicepresidenta de la República de Colombia. Foto:Vicepredidencia de la República

Además del expresidente Mujica, los estudiantes de la UERJ y las comunidades afrodescendientes de Brasil, que son más del 50 % de la población, ven en ella el potencial de ser una líder que corta el perfil natural de quienes se han pensado y tomado las decisiones en la región: mujer, negra, víctima del conflicto, defensora ambiental, de origen humilde que tuvo que trabajar en casas de familia y que fue mamá adolescente.
Todas esas mujeres que fue, que ha sido, las recuerda en sus intervenciones donde es invitada. Ella no entiende de un liderazgo progresista sin un discurso anti racial, de género, ambiental y con perspectiva social y territorial.
Tanto en la UERJ como en la Cumbre de Mercosur, donde participó de un almuerzo con los presidentes del bloque económico, a excepción de Gabriel Boric que no estuvo en Río, y con la exmandataria Dilma Rousseff, Francia Márquez rompe la monotonía con el color y los textiles africanos con los que reitera el orgullo por sus raíces y luce colgadas en sus orejas los aretes que dibujan los departamentos de Colombia. Una metáfora con la que le dice al país que lo escucha.
La vicepresidenta y ministra accedió hablar con EL TIEMPO durante el viaje en el traslado del hotel al aeropuerto, antes de partir a Colombia. Fue una conversación de 30 minutos que se queda corta ante la realidad del país y que aquí reproducimos.
Encuentro de presidentes en la Cumbre de Mercosur. De izquierda a derecha: Alberto Fernández (Argentina), Santiago Peña (Paraguay), Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Luis Lacalle (Uruguay) y Luis Arce (Bolivia).

Encuentro de presidentes en la Cumbre de Mercosur. De izquierda a derecha: Alberto Fernández (Argentina), Santiago Peña (Paraguay), Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Luis Lacalle (Uruguay) y Luis Arce (Bolivia). Foto:Darwin Torres

En la última entrevista que dio el principal sentimiento que se extrae de esta es la frustración, pero en este viaje su actitud es otra. ¿Qué le ofrecen estas visitas a usted?
Tejer con otros pueblos y escuchar otras voces llena de esperanzas. Saber que otra gente está luchando en otras partes nos hace entender que no estamos solos. Uno quiere resultados rápidos, pero estos encuentros y diálogos creo que también son parte de los resultados de lo que ha sido mi presencia en la política.
¿Qué se lleva de Brasil para Colombia en términos de experiencias y medidas raciales implementadas en este país?
Bueno, aquí nos encontramos con Pepe Mujica…
¿Esa era la reunión más importante para usted?
No sé si la más importante, pero sí una muy importante. Hablar con él es escuchar a un viejo sabio con muchas experiencias de vida que ahora le está hablando a la juventud y le está diciendo que son los llamados a continuar el camino iniciado. Fue muy inspirador para mí. Me hizo sentir que sí hay esperanzas, que sí vale la pena estar aquí.
Se puede saber qué conversaron en el desayuno privado…
Hablamos de la necesidad de integrar a este continente como una gran América que reconoce a los pueblos indígenas y negros, y que reconoce que hay que erradicar el racismo. América tiene que ser antirracista. Me dijo ‘compañera, a usted le toca ayudar a empujar lo que hay que hacer’. Y es integrar a la región. En términos comerciales, siempre miramos a Estados Unidos, China y Europa, y hay que explorar las posibilidades de intercambio comercial entre las Américas. También habló de la necesidad de producir conocimiento aquí y traer de vuelta los conocimientos fugados que pueden aportar en lo productivo, tecnológico y científico. En la región no hemos sido capaces de darles condiciones a esas personas para que se queden. El gran Pepe es una inspiración.
Desafortunadamente, la guerra puede más que la voluntad de las personas y de un Gobierno para cambiar.
Y en cuanto a las experiencias sobre educación, cultura y memoria en Brasil. ¿Se lleva ideas para el Ministerio de la Igualdad?
Brasil tiene una experiencia de políticas afirmativas que tal vez no son todo, pero son un avance importante en términos de justicia racial. Acá, en la educación, han trabajado para combatir el racismo, las violencias basadas en género, las violencias políticas contra las mujeres negras. También le han apostado a la reconstrucción de la memoria, a entender de dónde vienen los afrobrasileños, a recordar los procesos de lucha y resistencia. Eso lo encontramos en el Instituto de Investigación y Museo de Memoria Petros Novos, que se construyó sobre un cementerio de la esclavitud. Nos dijeron que entre 30.000 y 40.000 cuerpos fueron tirados ahí. Eran los que no sobrevivían a los viajes en barco hasta América. Que Brasil esté recogiendo esa memoria es importante. En esta visita también hablamos de intercambio cultural entre el Carnaval de Río de Janeiro y el Festival de Música Petronio Álvarez y de impulsar la gastronomía del Pacífico. Con el embajador decíamos que lo que se necesita es arrancarle la guerra a las regiones para que la gente pueda vivir del turismo. Alguna vez una señora me dijo: que el Gobierno no nos dé nada, pero nos quite la violencia. Si eso pasara, la gente y los territorios se mueven. Desafortunadamente, la guerra puede más que la voluntad de las personas y de un Gobierno para cambiar.
¿Cómo va la puesta en marcha del Ministerio de la Igualdad?
Ahí vamos. Buscando la oficina, diseñando y definiendo los presupuestos para los proyectos de inversión, que por el momento van en 22 líneas. Nombrando equipos de personas. Todavía nos faltan dos viceministerios por nombrar.
Ya que menciona lo de los viceministerios. ¿Qué pasó con Juan Carlos Florián, que iba al despacho de diversidades?
De eso no voy a hablar. Nombraremos.
¿Hay algún perfil para el de asuntos étnicos?
No, todavía estamos en la búsqueda de esos perfiles y de quiénes van a estar ahí.
O sea, ¿están buscando un nuevo perfil para el Viceministerio de Diversidades?
Estamos mirando quién puede dirigir de la mejor manera esa entidad.
Usted dijo sentir frustración por no llevar los resultados rápidos que quería al Pacífico y otras regiones. ¿Como ministra cree que ganó capacidad de acción porque cuenta con una entidad con presupuesto y robusta?
Apenas estamos empezando. Espero hacer lo que más pueda y no puedo decir que voy a lograr todo lo que quiero, porque es un Ministerio que está en construcción. Hace falta que se pongan a funcionar todas las direcciones nacionales y territoriales, y los Viceministerios. Tengo toda la disposición, voluntad y ganas para que funcione bien y darle respuestas concretas a la gente en términos de igualdad y equidad. Hasta ahora estamos haciendo lo que corresponde.
¿Qué les dice a las personas que están esperando resultados inmediatos?
Hacía 30 años no se creaba una institución como estas desde cero. Y entidades como el Ministerio de Ciencias y Tecnología, que partió de Colciencias, tardaron un año y medio para que funcionaran. Me parece injusto que quieran resultados inmediatos cuando apenas estamos abriendo cuentas, buscando el PIN, el token y siguiendo los mecanismos para crear una institución desde cero. Antes hemos hecho mucho en menos de un año en la tarea.
Como ha dicho que ha sido frustrante llevar resultados al Pacífico por la falta de presupuesto y capacidades de la Vicepresidencia, ¿cree que este cargo es prescindible? Recuerdo que en el gobierno Duque congresistas del Pacto promovieron un proyecto para eliminar la Vicepresidencia.
La Vicepresidencia es un mandato constitucional. No se puede eliminar porque alguien dice que se debería de hacer. La función principal de mi cargo es reemplazar al presidente cuando este no está y cumplir con las funciones que él me asigne.
¿Se siente a gusto con las tareas asignadas por el presidente?
Estoy a gusto con la tarea de coordinar el desarrollo para mi región. Sin embargo, otra cosa es que las entidades que coordino respondan a eso. No me arrepiento de hacer todos los esfuerzos para que al Pacífico le lleguen los resultados y las respuestas concretas. Vengo de un movimiento que toda la vida ha esperado cambios rápidos. Yo también los quiero y vivo con esa ansiedad porque sé cómo vive la gente, sé lo que es crecer en medio de las inequidades y desigualdades. Eso me presiona porque quiero que mi gente esté mejor. Pero la institucionalidad no funciona así. Una cosa es el deseo y otra la realidad.
Estando en el poder, ¿entiende más esas demoras burocráticas que como lideresa criticaba?
Algunas son legales y contra la ley no se puede pelear. Pero otras son inventadas. Son costumbres que la gente va creando y volvieron casi que ley, como el tecnicismo. Yo pregunto qué sustenta esas trabas y no saben responderme. Eso retrasa los resultados.
¿Eso es lo que más le molesta de la burocracia del Estado?
Ya lo había dicho en una entrevista y no lo voy a repetir.
Las reformas sociales plantean cambios estructurales para nuestro país que no van a ser tan fáciles. Van a costar esfuerzo y tenemos la esperanza de que salgan.
Me podría dar un balance suyo a más de un año en la Vicepresidencia.
Ha sido un año de desafíos y ajustes institucionales. Me puso contenta la noticia de que esta semana la Cámara aprobó la reforma a la salud. Este año he recibido muchas llamadas de personas pidiendo ayuda para que los atiendan en el sistema de salud. Esta ley va a mejorar las condiciones para que la gente vulnerable, sin a la salud, pueda ser atendida. También ha sido importante reglamentar dos capítulos de la Ley 70 de 1993. Nos falta una parte, pero estamos avanzando y es gratificante mirar a Carlos Rosero, a Naka Mandinga (autores de la ley y sus asesores) y decirles que les estamos cumpliendo a ellos y a muchos otros. Haber creado el Ministerio, más allá de los resultados, es legarle una entidad al país que trabaja y trabajará por los derechos de las mujeres, comunidad LGBTI, población con discapacidad, indígena, afrocolombiana, palenqueros, campesinos, habitantes de calle y migrantes. Tenemos la ley del Sistema Nacional de Cuidado, que está implementando rutas de cuidado en los territorios y está graduando a personas expertas en cuidado. Cada vida salvada, cada comunidad protegida es un avance. Me enfoco en los resultados concretos: una escuela, una vía, un acueducto, conectividad.
Ya que menciona la reforma a la salud, ¿qué balance hace del paquete de reformas sociales del Gobierno?
La reforma a la salud va andando, igual que la de educación y pensional. Creo que la más quedada es la laboral. Estas reformas plantean cambios estructurales para nuestro país que no van a ser tan fáciles. Van a costar esfuerzo y tenemos la esperanza de que salgan.
¿La movilización social que han convocado ha servido para impulsar las reformas en el Congreso?
Yo creo que sí. Siempre las voces de la gente inciden en la toma de decisiones.
Se habla de divisiones dentro del Pacto Histórico y su bancada. ¿Está de acuerdo con la propuesta de convertir al Pacto en un partido? ¿Qué pasaría con su movimiento Soy porque Somos?
Es un tema que no he revisado, así que no voy a hablar de eso.
Y la personería jurídica de su movimiento. ¿Esa es la ruta para 2026?
Cuando salga hablamos.
¿Cómo es su interlocución con el presidente? Por ejemplo, en 2018, Ángela María Robledo dijo que perdió el o con el entonces senador cuando ambos estaban en el Congreso.
Yo no sé cómo era su relación y no me mido por eso. Yo he tenido una relación con él en la que ambos nos respetamos, reconocemos y planteamos cosas que han permitido construir. Él valora mi papel y eso es importante.
¿Qué piensa del papel tuitero del presidente?
No voy a cuestionar las formas en las que el presidente se comunica, menos si cree que esa red social es el medio para compartir información del Gobierno cuando los medios están en función de golpearnos. Yo también uso las redes y es mi medio más eficaz. Yo pongo un mensaje y eso es lo que va a leer con certeza la gente.
¿Cómo están sus deseos de presentarse a las elecciones de 2026? En esta visita la impulsaron prácticamente como presidenta.
No voy a aspirar a la Presidencia. Lo que más deseo es terminar mi período por el que fui elegida y concentrarme en eso.
Usted ha señalado constantemente las veces en las que la prensa ha recaído en racismo y sensacionalismo con su persona. ¿Hay algún mea culpa de su parte? Lo pregunto porque ha habido respuestas que la gente no ha tomado bien, incluso las ha convertido en memes.
Soy una mujer que viene de territorio. No estoy acostumbrada a ocultar o maquillar lo que soy o hacer cálculos políticos. Soy muy honesta y digo lo que pienso sin filtro. Y aunque eso se toma mal, es no reconocer de dónde vengo, quién soy y mi historia. Entonces lo medios le pasan cuenta de cobro a uno. Cuando respondo a cuestionamientos se vuelve viral, pero cuando digo o comparto algo importante y con un tono tranquilo no tiene relevancia. A los medios les gusta lo que genera ruido y sensacionalismo.
NATALIA TAMAYO GAVIRIA
REDACCIÓN DOMINGO
RÍO DE JANEIRO
X: @nataliatg13

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