El distanciamiento entre
Juan Manuel Santos y el representante de Colombia en Washington,
Francisco Santos, saltó en los últimos días del ámbito local a la política externa. “Le recomendaría a Pacho que se retirara de la embajada antes del 21 de enero, para que no vaya, de pronto, a sufrir algún hecho vergonzoso”, le dijo quien fue presidente de la República (2010- 2018).
“Yo sé por qué se lo digo. Sí existe cierto malestar con lo que ha sucedido”, argumentó en referencia a las versiones de que el embajador tuvo encuentros a favor del republicano Donald Trump, quien buscaba la reelección, en la campaña presidencial de Estados Unidos.
El señalamiento fue desmentido por la canciller Claudia Blum, quien en una entrevista con EL TIEMPO afirmó: “Desde su posesión, en septiembre de 2018, nuestro embajador en Washington ha sostenido 81 reuniones de trabajo con congresistas republicanos y 84 con congresistas demócratas. Esas reuniones con legisladores de los dos partidos, que trabajan temas de relaciones exteriores, presupuesto, comercio, ciencia y transporte, son determinantes en nuestra agenda bilateral”.
Para la responsable de la política exterior del país, Santos continuará al frente de la delegación diplomática porque ha cumplido las tareas designadas por el presidente Iván Duque: “El embajador Santos ha fortalecido la relación bipartidista en Estados Unidos y, gracias a las relaciones fluidas que ha mantenido y construido con demócratas y republicanos, ha impulsado temas importantes para Colombia con el Gobierno, el Congreso, el sector privado y organizaciones sociales de ese país”.
Otra cosa cree el expresidente Santos, al considerar que su primo hermano sí obró con imprudencia al jugársela por Trump. “Hay un estratega, contratista del pentágono, que desde hace mucho tiempo ha ayudado a Colombia, ha trabajado con los gobiernos colombianos. A esa persona la llamó el embajador y le preguntó: ‘Mire, yo quiero ver cómo ayudar a Trump’, e inclusive le mencionó la posibilidad de que Duque fuera o bien a Miami o bien a Washington”, reveló el exjefe del Estado en entrevista con la W Radio.
Santos respondió desde la embajada con el anuncio de una demanda. Para esta, le dio poder a su abogado Iván Cancino. “Vamos a demandar porque esta no es una acusación a una persona cualquiera, Santos está acusando al embajador de estar interfiriendo en unas elecciones presidenciales”, dijo el jurista.
“Donde el embajador no ponga una querella, eso sí le estaría dando la razón a Juan Manuel Santos y pondría en peligros las relaciones bilaterales”, argumentó.
“Yo le daría un consejo de primo a Pacho: no vaya a malgastar el dinero. Los abogados están muy costosos. Es una demanda que no tienen ni pies ni cabeza. Él sabe perfectamente que lo que yo dije es totalmente cierto”, replicó el premio Nobel.
Incluso le advirtió que “no se expusiera a un desaire diplomático, porque eso a nadie le conviene”.
¿Por qué la advertencia del exmandatario? Para él, el 20 de enero llega a la Casa Blanca el demócrata Joe Biden, la antítesis política de Donald Trump.
Álvaro Uribe, por su parte, salió en defensa de quien fue su expresidente durante los ocho años que estuvo en la Casa de Nariño (2002-2010):
“Me parece muy injusto lo que han hecho con él”, le dijo el jefe natural del Centro Democrático (CD) al EL TIEMPO. “Él mostró, cuando le estaban haciendo esos cargos, que en esa famosa reunión él lo que hizo fue abogar por una política bipartidista”.
En opinión de Uribe, “el presidente Duque siempre procedió con transparencia e imparcialidad, como el embajador Francisco Santos”.
Así las cosas, esta rivalidad no solo afecta las relaciones de una familia y abre una brecha aún mayor en vertientes ideológicas contrarias sino que ahora tienen eco las relaciones exteriores. “A mí me parece lamentable”, les dijo Pacho Santos a los medios. “Es muy triste que una persona que tiene un premio Nobel de Paz actúe así”.
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