Los enredos que han marcado la gestión en la cancillería de Álvaro Leyva

“Si hay que suspender relaciones exteriores con Israel, las suspendemos. No apoyamos genocidios”. Esa fue la frase del presidente Gustavo Petro que, en respuesta a la condena que hizo Israel frente a sus palabras sobre la guerra, puso en crisis las relaciones entre Colombia y ese país.

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En medio de la polémica que se generó por las más de 100 publicaciones que el jefe de Estado hizo al respecto en su perfil personal de X, fueron varias las voces que repararon en el papel secundario que tomó la Cancillería en esta coyuntura y que de nuevo reflejó los problemas internos que han rodeado a este ministerio.

“El Ministerio de Relaciones Exteriores, que debió tener un rol principal, tuvo uno secundario. Están relegados a las opiniones del Presidente. Lo que pasó muestra un debilitamiento estructural de la cabeza de las Relaciones Exteriores, que es el canciller Álvaro Leyva”, dice Luisa Lozano, directora del programa de Ciencias Políticas de la Universidad de La Sabana.

Y es que desde varios sectores se hicieron llamados para que Colombia tuviera una posición de Estado frente a esta situación, la cual, por su gravedad, dicen analistas consultados por este diario, merecía la mayor prudencia.

“¿Colombia tiene canciller? ¿Colombia tiene Cancillería?”, cuestionó hace unos días la senadora de la Alianza Verde Angélica Lozano, quien se sumó a las críticas porque las publicaciones del Presidente reemplazaron los canales oficiales que utiliza la Cancillería en este tipo de casos.

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El senador Humberto de la Calle, por su parte, agregó: “Este asunto podría resultar incómodo para Leyva, un individuo con una destacada trayectoria al que desde la Presidencia le están quitando contrataciones, cambiando los comunicados y reubicando el manejo de esta crisis global de San Carlos a Nariño. Sin embargo, como dicen, donde manda capitán...”.

Como lo reseñó el congresista, no es la primera vez que una decisión del jefe de Estado termina enredando la labor interna del Ministerio de Relaciones Exteriores y, de paso, generando malestar entre los funcionarios en el interior del Palacio de San Carlos.

En lo que tiene que ver con este caso de Israel, una alta fuente de la Cancillería le dijo a este diario: “Todo fue muy molesto porque no nos dejaron hacer nuestro trabajo”, refiriéndose al hecho de que “les tocó” bajar el primer comunicado en el cual condenaron con firmeza el ataque terrorista.

Otro funcionario indicó que la inconformidad también surgió porque después del cambio de postura, no hubo una línea clara en el ministerio para responder a esta coyuntura. “Ha sido uno de los momentos más difíciles que hemos tenido acá”, agregó.

Una tercera persona que trabaja en la cartera indicó que la molestia no solo fue con Presidencia, sino también con Leyva. Señalan que faltó liderazgo para construir una respuesta que estuviera alineada con la postura del Presidente, quien ha insistido en que debe cesar la ocupación de Palestina, Estado que Colombia reconoció en el 2018.

Internacionalistas consultados por este diario indicaron que ese último punto evidencia la falta de norte que tiene el ministerio en materia de política exterior.

Por lo anterior, David Castrillón, docente de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad Externado, indica que el problema no solo ha sido el jefe de Estado, pues “la Cancillería falló porque es el Presidente el que define la política exterior del país, no es Cancillería. Normativamente, Cancillería recomienda y ejecuta, pero el Presidente es el que pone la línea”.

Y el mandatario tiene eso claro. El lunes fue enfático en decir que en su política exterior aplica “la norma constitucional que hace al Presidente, como jefe de Estado, el máximo responsable de la política internacional de Colombia”.

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Este nudo es uno más de los enredos que se han generado por esta falta de sincronía entre el Palacio de San Carlos y Casa de Nariño y la falta de liderazgo que le reclaman a Leyva.

El más reciente ocurrió con la licitación de los pasaportes, pues aunque ya estaba todo listo para poder concretar la contratación, al final se terminó cayendo por instrucción de Casa de Nariño, ya que el presidente Petro indicó que en su gobierno no se adjudicarían contrataciones de un solo oferente, a pesar de que la ley lo permite.

Para este proceso, la empresa Thomas & Greg –que ha tenido el contrato para suministrar los pasaportes en los últimos 17 años– era la única que cumplía con los requisitos. Aunque desde un inicio hubo polémica porque las otras empresas interesadas indicaron que el pliego de condiciones favorecía a esa firma.

El secretario general, José Antonio Salazar, quiso adjudicar el contrato, pero al final Leyva retomó el proceso y, a pesar de que la Procuraduría advirtió que ya se habían surtido todos los pasos legales, se desistió.

Para evitar el desabastecimiento de las libretas, la Cancillería le entregó por un año más el contrato a Thomas & Greg bajo la urgencia manifiesta que declaró Leyva y ahora están adelantando los pasos para abrir de nuevo la licitación.

Ahora bien, los nombramientos en las embajadas también han sido un motivo de polémica y de críticas para el Ministerio de Relaciones Exteriores. Y es que varios de ellos no han contado necesariamente con la bendición de Leyva. El más controversial –y que le causó problemas en el interior de la Cancillería– fue el de Armando Benedetti, exembajador en Venezuela.

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Como lo contó EL TIEMPO en su momento, Benedetti llegó al ministerio por el primer mandatario, pero su relación con Leyva estaba rota. La comunicación fue nula entre los dos y en el interior de la cartera siempre señalaron que el exembajador era una “rueda suelta”. Más de una vez no reportó sus salidas de Venezuela y en Caracas estaba siendo una figura incómoda. Tanto al Presidente como al canciller se les ha cuestionado que no se ha mejorado el número de nombramientos de carrera, como se prometió.

Desde la Unión de Funcionarios de Carrera Diplomáticay Consular (Unidiplo) han hecho reiterados llamados para que se hagan nombramientos más idóneos y han denunciado que “(la) Cancillería ha reproducido exactamente las mismas lógicas de Gobiernos anteriores frente a los nombramientos a dedo. Desde el 7 de agosto de 2022, se han producido 55 nombramientos a dedo, sin ninguna indicación de que esta práctica cesará pronto”.

También se cuestiona que la prioridad que el canciller les da a los temas de paz ha hecho que se descuiden otros aspectos para que el interior del ministerio funcione. Por ejemplo, Unidiplo ha señalado una crisis en las oficinas consulares porque, según denuncian, no hay un software estable y esto les impide adelantar los trámites consulares.

A pesar de estos problemas, y en lo que tiene que ver con Israel, en la Cancillería hay una relativa tranquilidad, pues se acordó que toda comunicación se hará por vías diplomáticas, aunque el Presidente sigue trinando.

Aura Saavedra

REDACCIÓN POLÍTICA