El presidente Gustavo Petro salió en la tarde de este martes al balcón de la Casa de Nariño a hacer una vehemente defensa de tres de sus reformas: la de salud, radicada este lunes por la ministra Carolina Corcho; y las reformas pensional y laboral, que vienen en camino y "que buscan más justicia", dijo al anunciar que ahora las deja en manos del Congreso y luego de la Corte Constitucional. "Invito a la oligarquía colombiana a un acto de generosidad, permitan las reformas", exclamó.
Para el analista político, Jairo Libreros, Petro no solo les habló a sus bases sino a sus contradictores.
"Es un ejercicio de zanahoria o garrote. Es una invitación a convertirlos en socios del cambio político para doblegar las voces disonantes de quienes no comparten sus iniciativas legislativas. O están con él o en contra de los que el mismo Petro considera como los más necesitados", afirma.
Pese a los aplausos que inundaron la Plaza de Armas, el panorama no se ve tan tranquilo para el Presidente porque en el Congreso la reforma a la salud no parece que vaya a tener un camino expedito y porque en su propio gabinete se escucharon de nuevo voces disonantes.
Las marchas en apoyo al Gobierno se vieron en las principales ciudades del país. Pero contrario a las salidas del movimiento social sobre Petro llegó a la Presidencia, en esta ocasión no se vio tanta gente. Aún así, el Presidente aprovechó para insistir en la causa de lo que él considera la causa de los problemas del país: "El neoliberalismo".
Si bien miles salieron a apoyarlo --la Policía informó de 12 mil 400 personas en todo el país, a corte de mediodía- , las tomas aéreas de las marchas en Medellín y Bogotá mostraron amplios espacios, mientras que en Cali y Barranquilla hubo mayor entusiasmo. En todas, hubo banderas de Colombia y personas vestidas con la camiseta de la selección Colombia.
De hecho, Petro estuvo en el balcón frontal de la Casa de Nariño en compañía de su esposa Verónica Alcocer y su hija Antonella, ambas con la camiseta roja del combinado nacional.
Entre el público estaban seguidores suyos que lo han acompañado en su proyecto político del Pacto Histórico y figuras como Rodrigo Londoño Echeverri, jefe del partido político Comunes surgido de los acuerdos de paz cuando las Farc dejaron las armas.
Mientras que el presidente hablaba aún se escuchaba el eco de las declaraciones dadas a EL TIEMPO por el ministro de Educación Alejandro Gaviria, quien hizo fuertes reparos al texto final de la reforma.
Además de él, trascendió también que hay inquietud en otros del gabinete. EL TIEMPO conoció que, en fuentes cercanas a los ministros de Hacienda, José Antonio Ocampo; Agricultura, Cecilia López, y el director de Planeación, Jorge Iván González, también hay preocupación por lo que pueda pasar con el sistema en caso de aprobarse el texto tal como quedó. No solo porque se pueda perder avances de los últimos 30 años sino por las dudas que tendría, en caso de ser aprobado, hacia el futuro por su financiación.
Además de los ruidos en el Gabinete, hay también incertidumbre por el ambiente en el Congreso, el espacio natural en donde debe cursar el proyecto. Nicolás Echeverry Alvarán, vocero del partido Conservador en el Senado, Invito a su colectividad en "a rechazar" el proyecto, mientras el Partido Liberal espera la posición del expresidente César Gaviria, que hace dos semanas llamó a sus congresistas a "no dejar arrasar" el sistema.
Carlos Arias, experto en comunicación, dice que el Presidente construyó un relato desde el balcón de la Casa de Nariño en el que se pinta como parte del pueblo y se muestra víctima de la supuesta desinformación de los medios y enemigo de los banqueros y empresarios que, en su historia, se han enriquecido a costa de los colombianos.
Juan Gabriel Gómez, profesor del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, Iepri, considera que la estrategia del Presidente es acertada para reforzar las reformas y señala que el mandatario "parece abierto al debate. ¿Lo está el resto de la clase política y de la sociedad?".
La reforma a la salud ya está en el Congreso. Y el Presidente parece jugado para mantener con sus discursos los ojos de sus bases sociales sobre los parlamentarios que deben discutirla.
POLÍTICA