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La larga cadena de implosiones que golpeó al Gobierno Petro
‘Fuego amigo’ y errores propios le han pasado factura al primer gobierno de izquierda en el país.
Gustavo Petro, Laura Sarabia y Armando Benedetti. Foto: Archivo EL TIEMPO
La crisis política que atraviesa por estos días el gobierno del presidente Gustavo Petro, por cuenta de la polémica protagonizada por la ex jefa de Despacho Laura Sarabia y el exembajador en Venezuela Armando Benedetti, se suma a una larga cadena de escándalos y peleas que han tenido como protagonistas a del Ejecutivo. Incluso, se ha visto involucrada la misma familia del jefe de Estado.
Aunque la tesis que el Jefe de Estado ha promovido es la de la existencia de un complot en su contra –la narrativa del ‘golpe blando’–, lo cierto es que la actual crisis que golpea al Gobierno se originó, como otras recientes, en casa. Los analistas hablan de ‘fuego amigo’ y de implosiones que han minado la imagen del Ejecutivo, más que de un supuesto plan de la oposición y el establecimiento para acorralar al ‘gobierno del cambio’.
El primer amago de crisis comenzó en enero y tuvo como protagonista al hermano del Presidente. Juan Fernando Petro recibió señalamientos por supuestamente haberles pedido a extraditables fuertes sumas de dinero a cambio de beneficios y cupos en la ‘paz total’. Ante esto, Petro le pidió a la Fiscalía que investigara a su hermano, quien negó enfáticamente cualquier exigencia de dinero y se quejó del trato recibido.
Mientras tanto, otros ruidos estaban a punto de salir desde el interior de la Casa de Nariño. Los hoy exministros Alejandro Gaviria (Educación), José Antonio Ocampo (Hacienda) y Cecilia López (Agricultura) elaboraron sendos documentos en los que dejaron constancia escrita de sus reparos a la reforma de la salud que terminaron filtrándose ante la opinión pública.
Esto provocó la primera crisis ministerial en la que se fue Gaviria, hoy convertido en un fuerte crítico.
“Todo esfuerzo reformista debe empezar por un diagnóstico, por un análisis de lo que funciona y no funciona, por una evaluación de las capacidades instaladas (nunca se comienza de cero) y las heterogéneas realidades territoriales”, apuntaba Gaviria en el arranque de sus reflexiones y luego dijo: “Eso no ha ocurrido con la reforma de la salud que ahora se propone. El diagnóstico no es claro. Pareciera insinuar que todos, o la mayoría de los problemas se originan en la istración del sistema. Como si eliminar las EPS fuera una solución a los problemas de insostenibilidad financiera, corrupción y desigualdades territoriales”.
Alejandro Gaviria. Foto:Contraloría
El gabinete, entonces, se dividió entre los ‘técnicos’ y los ‘activistas’, entre quienes se destacaba la ahora exministra de Salud Carolina Corcho. Finalmente, ganó el segundo bando, pues Petro decidió enviar un mensaje de unidad interna y sacó a Gaviria. También salieron de sus carteras Patricia Ariza (Cultura) y María Isabel Urrutia (Deporte), el pasado 28 de febrero. Antes de irse , Urrutia firmó 106 contratos en una polémica contrarreloj que generó escándalo y por la que ahora la Fiscalía le imputará cargos. Ariza, por su parte, sorprendió al revelar que llevaba dos meses pidiéndole una cita privada a un mandatario que llegó a la Casa de Nariño respaldado por vastos sectores de la cultura del país.
Unos días después, a inicios de marzo, fue la exesposa de su hijo Nicolás Petro quien desató un nuevo escándalo que salpicó al Gobierno y salpicó al exministro del Interior Alfonso Prada. Según Day Vásquez, el hijo mayor del Presidente recibió dineros de exnarcotraficantes para la campaña que llevó a su padre a la Casa de Nariño. Vásquez mencionó nombres como los de Santander Lopesierra (‘el hombre Marlboro’) y Alfonso ‘Turco’ Hilsaca, ambos antiguos procesados por la justicia colombiana. “Nicolás le recibió dinero a ese señor; más de 600 millones para la campaña del papá. Eso nunca llegó legalmente a la campaña porque él se quedó con ese dinero, y así otros”, dijo Vásquez.
También reveló un chat de Nicolás Petro que decía: “Prada me dio 10 cupos”. El hoy designado embajador en París también acaba de ser salpicado por los chats de Benedetti, quien lo señala de “robarse todo” en el Ministerio del Interior.
Petro optó por tomar distancia de su hijo: “No lo crie, esa es la realidad”, se justificó el jefe del Estado. Este caso está hoy en manos de la Fiscalía.
Llegó, entonces, una nueva crisis. Petro sacó a siete de sus ministros, entre ellos los llamados ‘adultos responsables’, así como algunas cuotas de los partidos tradicionales que para entonces eran aliados. Además, le puso fin a su coalición, que el semestre pasado fue una aplanadora y le aprobó la reforma tributaria más ambiciosa del país.
El 26 de abril, el presidente anunció la salida de José Antonio Ocampo (Hacienda), Cecilia López (Agricultura), Alfonso Prada (Interior), Carolina Corcho (Salud), Arturo Luna (Ciencia), Sandra Urrutia (TIC) y Guillermo Reyes (Transporte).
La decisión se produjo luego de que supuestamente se eliminaran en ese entonces dos artículos de su interés en la ponencia del Plan Nacional de Desarrollo y la reforma de la salud tuviera una victoria pírrica en la Comisión Séptima de la Cámara. Tras el segundo temblor en su gabinete, Petro habló incluso de “traición”, en clara referencia a exfuncionarios que fueron claves para su arranque de gobierno.
Pero cuando el Presidente ordenaba a todas sus fuerzas concentrarse en la aprobación de las reformas, que ya hacían agua en el Congreso, llegó el que acabaría siendo el mayor escándalo hasta el momento. Y de nuevo, se originó en el círculo más cercano al Jefe de Estado.
Nicolás Petro Burgos es el primer vicepresidente de la Asamblea del Atlántico. Foto:Vanexa Romero / EL TIEMPO
Marelbys Meza, la exniñera de quien fuera jefa de Gabinete y mano derecha del Presidente, Laura Sarabia, denunció que fue sometida a tres pruebas de polígrafo tras ser acusada de robar 7.000 dólares de la casa de la antigua jefa de Despacho.
Días después, se conoció que Meza viajó a Caracas y que el mismo Armando Benedetti habría pagado el vuelo chárter en el que iba la exniñera.
Benedetti negó estas detrás de la revelación del caso en la revista Semana. Pero luego se filtraron los audios que envió a Sarabia, en los que hablaba de la supuesta entrada de 15 mil millones de pesos clandestinos a la campaña del hoy Presidente y hablaba de jugadas de poder y peleas internas que ya muchos han comparado con un guión de House Of Cards.
Fue Benedetti, el hombre que le habla de ‘tú’ en actos públicos al Presidente y que lo acompañó en casi toda la campaña en la Costa, el que sugirió también que Laura Sarabia “chuzaba”, días antes de que se revelara que en la investigación del robo hubo escuchas ilegales contra las empleadas de la exfuncionaria.
En medio del escándalo, Petro tuvo que sacrificar a sus dos funcionarios. Las consecuencias finales de las declaraciones de Benedetti aún se desconocen. Por ahora, la Fiscalía comunicó que adelanta una indagación encaminada a determinar si “se cometieron delitos relacionados con la posible financiación ilegal de la campaña electoral”.
Petro ha sido enfático: “Nadie del gabinete del gobierno ha ordenado ni interceptaciones de teléfonos, ni allanamientos ilegales, ni se han aceptado chantajes sobre cargos públicos o contratos, ni se han recibido en la campaña dineros de personas ligadas al narco”, escribió. Y esta semana salió a la calle a agitar el fantasma del ‘golpe blando’, no sin llamar ‘hombre enfermo’ al mismo socio político que fue clave en su elección y que envió a Venezuela en su mayor apuesta diplomática hasta ahora. El mismo que, en plena tormenta, salió del país con su pasaporte diplomático rumbo a Estambul, a ver la final de la Champions.