La trata de personas, delito que consiste en captar, trasladar y retener a una persona mediante la fuerza o la amenaza para explotarla durante largos periodos de tiempo, es la forma de esclavitud moderna que está siendo impulsada aún más por la pandemia.
A nivel mundial, las mujeres y las niñas son los principales objetivos. De cada 10 víctimas detectadas en el mundo en 2018, aproximadamente cinco eran mujeres adultas y dos eran niñas, y alrededor del 20 por ciento de las víctimas eran hombres adultos y el 15 por ciento, niños pequeños, según el último informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), que recopila datos de 148 países.
Incluso se ha triplicado el número de niños y niñas víctimas de trata de personas a nivel mundial en los últimos 15 años. Las niñas son tratadas principalmente con fines de explotación sexual, mientras que los niños son utilizados para trabajos forzados.
De este modo, la gran mayoría de las víctimas de ese delito son mujeres, con un 73 por ciento del total expuesto por esa oficina, y se sigue imponiendo el trabajo sexual como crimen más recurrente, seguido por el trabajo forzoso.
La ONU señaló que para disminuir las cifras, que mantienen en el mundo una tendencia al alza, es necesario que el sector privado se comprometa a rechazar la explotación por trabajo sexual, así como forzoso.
En este mismo sentido, Naciones Unidas también les solicitó a los gobiernos adelantar políticas que protejan a los sectores más vulnerables de la sociedad, donde los delincuentes buscan gran parte de sus víctimas.
Redes sociales para la ‘caza’
La investigación detalla que los traficantes han integrado la tecnología en su modelo de negocio en cada etapa del proceso, desde el reclutamiento hasta la explotación de víctimas.
Estos delincuentes se acercan en las redes sociales a muchos niños que son un blanco fácil en su búsqueda de aceptación, atención o amistad.
La entidad ha identificado dos tipos de estrategias: la “caza”, que involucra a un traficante que persigue activamente a una víctima, típicamente en las redes sociales; y la “pesca”, cuando los perpetradores publican anuncios de trabajo y esperan que las víctimas potenciales respondan.
Además, advierte que internet ayuda que los traficantes transmitir en vivo la explotación de sus víctimas, lo que permite el abuso simultáneo de una víctima por muchos consumidores en todo el mundo.
Situación en Colombia
En Colombia, según datos de la ONU hasta 2018, la principal forma de este delito sigue siendo la explotación sexual (53 por ciento) y ha habido un incremento de la identificación de casos de trabajo forzoso en Colombia (22 por ciento). La mayoría de las víctimas entre 2014 y 2018 eran ciudadanos colombianos, los otros eran ciudadanos de Venezuela y otros países de Sur y Centroamérica.
Entre enero de 2017 y diciembre de 2018, 116 víctimas identificadas fueron repatriadas de otros países, mientras que 43 fueron objeto de trata nacional, según el Ministerio del Interior. Las víctimas fueron repatriadas desde China, Catar y otros países de Europa, Centroamérica y Asia oriental.
Según el Gobierno, en los últimos ocho años, entre 2013 y 2020, las víctimas de trata de personas en el país pasaron de 60 a 686, y de estos, el 82 por ciento de los casos son mujeres, lo cual significa que hubo un incremento de más del 1.000 por ciento de los casos en ese periodo.
Las víctimas son enviadas al exterior, provenientes en más del 50 por ciento del Eje Cafetero, Antioquia, Bogotá y Valle del Cauca, cuyos principales destinos son China, México, España, Argentina y Ecuador. Por tanto, el reto de las autoridades colombianas se enfoca en disminuir las cifras de este delito en estas regiones y en la costa Atlántica y la Pacífica, donde han visto un aumento de casos y hay alerta.
Las acciones del Gobierno
Entre tanto, Daniel Palacios, ministro del Interior, anunció la creación de un banco de iniciativas productivas para las víctimas de trata de personas, para coadyuvar a que tengan alternativas laborales dignas.
Por otra parte, el Gobierno también se enfoca en combatir las estructuras criminales organizadas, que en su mayoría son los mayores tratantes ilegales. “Si bien son importantes el acompañamiento a las víctimas, la prevención y que trabajemos en consenso para hacer la ruta de atención, acompañamiento y apoyo psicosocial (...), la medida más importante es el combate contra las estructuras criminales organizadas en el territorio nacional y las transnacionales que se dedican a enriquecerse a costillas de las personas que son víctimas”, sentenció.
Asimismo, señaló que han venido estudiando la creación de la Subdirección de Trata de Personas dentro de este ministerio.
Una de sus estrategias para enfrentar este delito fue la creación del Gran Pacto Nacional por la Trata de Personas, con los 32 gobernadores y alcaldes de ciudades principales y lanzó la campaña ‘Cero complicidad con la trata’, para incentivar la denuncia y hacerle frente “a la cultura del silencio”.
En otro aspecto, Palacios asegura que están capacitando a los servidores públicos, autoridades territoriales y a la policía judicial no solo para reconocer el delito y sus modalidades, sino también para hacerle seguimiento al restablecimiento de los de los derechos de las víctimas.
LUISA MERCADO
REDACCIÓN POLÍTICA