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‘Volanteando’ y pidiendo el voto, Uribe regresó a la arena electoral
El exmandatario ha salido a las calles a buscar apoyo para sus candidatos. Análisis.
Aunque algunos sectores veían en el expresidente y jefe máximo del Centro Democrático, Álvaro Uribe, a un líder mermado por diferentes episodios que han rodeado su vida recientemente, el exmandatario parece estar haciendo una de las cosas que más le apasionan en su carrera política: campaña.
Desde finales del año pasado, cuando el expresidente le dio una entrevista a EL TIEMPO que generó varios comentarios en círculos políticos, Uribe parece estarse arremangado la camisa y saliendo a caminar por las calles de diferentes ciudades del país para pedirles a los ciudadanos el apoyo para su colectividad.
“A mí me toca hacer campaña por el partido, recordar tesis, estimular los logros del presidente Duque, decir lo que falta (…), y me toca también decirle al doctor Fajardo ‘no se equivoque con nosotros’, o decirle al doctor Petro ‘no nos enrede’. Me toca hacer ese gasto, que no es de la personalidad de Óscar Iván Zuluaga ni de su condición de candidato del partido. A mí me toca hacer esos gastos y los seguiré haciendo”, le dijo Uribe a este diario hace exactamente un mes.
Y por sus acciones de las últimas semanas, así parece estarlo haciendo. El exmandatario se lanzó a las calles a repartir volantes, hablar con los ciudadanos y pedirles el voto para que sus candidatos al Congreso y a la Presidencia –Óscar Iván Zuluaga– tengan el mejor de los resultados en las elecciones que se vienen.
El exmandatario lo hace a pesar de ser uno de los personajes más custodiados del país y de tener en contra a un amplio sector de la ciudadanía, como lo evidencian varias encuestas de opinión que se han publicado en los últimos meses. Además de las arengas que se han escuchado varias manifestaciones sociales realizadas en los últimos años.
Incluso, en redes sociales se han conocido videos en donde el expresidente no ha tenido un buen recibimiento, como en Santa Marta, en donde hubo personas que le gritaron “asesino” y “paramilitar”. O en Manizales, donde le dijeron “se te cayó tu estantería del gran colombiano”.
Gracias a todos los equipos del @CeDemocratico que nos acompañaron en esta convocatoria.
El pasado 11 de enero, Uribe comenzó el año electoral en Planeta Rica, un municipio de Córdoba en el que el exmandatario repartió los llamados ‘Renglones a los compatriotas’, un grupo de reflexiones sobre el momento que vive Colombia.
“Pido respetuosamente todo el apoyo al Centro Democrático. Lo hago con gratitud a quienes en ocasiones anteriores nos han acompañado con su voto, con humildad a quienes no lo han hecho y con compromiso a los jóvenes que por primera vez votan”, fue una de las frases que contuvo ese manifiesto político.
El mismo día recorrió varias calles de Montería, también en Córdoba, y en la noche se fotografió con varios niños y niñas que lo miraban con asombro y tratando de descubrir por qué los mayores se reunían en torno a él.
“Muchas gracias por permitirme saludarlos”, le dijo Uribe a un grupo de transeúntes, a los que les entregó “estos rengloncitos que escribí de corazón”. Y cuando uno de los ciudadanos le preguntó si se podían tomar una foto con él, les respondió: “Me da mucho gusto, hombre. ¿Quién nos toma la foto?”.
Al día siguiente se fue para Sincelejo, donde, en un mercado popular y rodeado de sus numerosos escoltas, saludó a varios sincelejanos con el puñito, como medida de protección por la pandemia.
“¿Ya les mejoraron el salario?”, les preguntó a varias trabajadoras que los saludaron sorprendidas en la puerta de un centro comercial.
La decisión de Barranquilla
El señor me dice va a votar por Gustavo Petro, pero ha sido muy amable conmigo. Con este compatriota, que hoy tiene una línea de pensamiento diferente, pero podemos hablar y ser amigos.
Su presencia el fin de semana pasado en Barranquilla fue uno de los hechos más comentados por la trascendencia de la decisión que anunció Zuluaga ese día y que fue no ingresar a la coalición Equipo por Colombia.
Quienes lo vieron ese fin de semana en la capital del Atlántico no creerían que Uribe lleva un año y medio enfrentando una investigación judicial por su supuesta participación en la manipulación de testigos y que renunció a su curul en el Senado.
Ese sábado 15 de enero en la noche, en Barranquilla, los colombianos vieron a Uribe haciendo la introducción para que Zuluaga le informara al país su negativa a estar en Equipo por Colombia y acomodándole el micrófono para que el mensaje quedara claro ante la opinión pública.
Horas antes de esa declaración, durante el día, el expresidente protagonizó uno de los momentos más llamativos de sus recorridos y fue cuando se encontró con un ciudadano que le informó, sin demasiados formalismos, que votaría por Gustavo Petro, el aspirante presidencial que Uribe calificó como un “peligro” para el país.
“El señor me dice va a votar por Gustavo Petro, pero ha sido muy amable conmigo. Le agradezco mucho. Este diálogo con él me conmueve mucho, con este compatriota, que hoy tiene una línea de pensamiento diferente, pero podemos hablar y ser amigos”, dijo Uribe frente al transeúnte que, en todo caso, le dijo al expresidente “discúlpeme”, antes de seguir su camino.
Luego se fue a Santa Marta, donde fue víctima de algunos abucheos en un mercado local. Sin embargo, Uribe respondió a sus contradictores: “No podemos permitir que a nosotros nos quiten la libertad”.
Ante el incidente, que logró ser controlado por su equipo de seguridad, Uribe siguió su ruta luciendo un sombrero vueltiao y una mochila que comenzó a incorporar en sus recorridos, al tiempo que seguía repartiendo volantes.
Días después se fue a Lorica (Córdoba) y a Pereira (Risaralda), donde cambió el sombrero vueltiao por el aguadeño y donde unos trabajadores de una droguería se agolparon para saludarlo de puñito, mientras recibían los volantes que estaba entregando.
Óscar Iván Zuluaga con congresistas y candidatos del Centro Democrático, este fin de semana. Foto:Prensa Centro Democrático
“Que nada nos perturbe. Hagamos esta campaña con alegría por Colombia”, dijo el viernes en una concurrida calle de Chinchiná, a través de un megáfono, en medio de seguidores que coreaban “Uribe, Uribe, Uribe”.
Si un extranjero llegara de manera desprevenida a Colombia y viera la manera como Uribe está comenzando la campaña por su partido, no creería que ese hombre fue dos veces presidente de la República, que llegó a tener más del 80 por ciento de favorabilidad y que ha sido protagonista de las elecciones presidenciales en los últimos 20 años.
Tampoco creería que en 2014, cuando su movimiento llegó por primera vez al Congreso, más de dos millones de ciudadanos se inclinaron por su lista logrando la segunda votación más alta para el Senado.
Y mucho menos que este líder político, que anda en pantalón, camisa y zapatos informales, está a punto de cumplir 70 años y tiene cuatro nietos.
Uno de los elementos que más ha llamado la atención es que Uribe ha sido de los pocos integrantes del Centro Democrático que se ha puesto la camiseta, ha entendido que los votos en Colombia se consiguen caminando por las calles, hablando con los ciudadanos y que no ha dudado en salir a defender el partido que, adicionalmente, ocupa la Casa de Nariño actualmente.
Para Jaime Duarte, profesor del área de Gobierno de la Universidad Externado, “el trabajo del expresidente a favor de su partido se parece al que hizo hace 20 años, cuando comenzó desde lo más bajo en las encuestas, recorriendo regiones y asistiendo a reuniones pequeñas, con el interés de ser visible”.
Duarte afirmó que, sin duda, Uribe es un “experto” en “manejar” ese tipo de lenguaje que es “cercano a la gente”, y que el siguiente paso, seguramente, será “recorrer la prensa y la radio regional”, algo que “sabe hacer”.
“No es ingenuo y lo hace sabiendo que con eso gana el corazón de muchos y puede tener impacto en los votos que le hacen falta al Centro Democrático”, consideró el experto, quien agregó que es “la actitud de un ‘zorro político’, que sabe que el trabajo es acercarse a la gente”.
No es ingenuo y lo hace sabiendo que con eso gana el corazón de muchos y puede tener impacto en los votos que le hacen falta al Centro Democrático
La académica de la Universidad del Rosario y experta en temas políticos Catalina Monroy cree que “Uribe no se pensionará hasta ver que su tarea de liberar al país de los ‘bandidos narcoterroristas’ haya culminado de manera satisfactoria”.
Para ella, “aun si hoy registra la tasa de favorabilidad más baja, con apenas un 19 por ciento, a Uribe siempre lo rodea su incondicional séquito, el cual se hace presente tanto en eventos de gran envergadura, como en ‘volanteadas’ callejeras”.
“Uribe le saca tiempo a todo: impartir órdenes desde el despacho de la finca, con su óleo de caballos como background; almuerzo de fríjoles en familia; una reunión de coordinación con su séquito, sombrero en mano, y una ‘volanteada’ a favor de Zuluaga”, dice Monroy.
Nadie sabe si el trabajo de Uribe en las calles del país rendirá frutos y su partido, el Centro Democrático, mantendrá la amplia participación que tiene en el Congreso o si permanecerá en la Casa de Nariño. Varios observadores han hablado de las dificultades de que una fuerza política en solitario llegue a la Presidencia en estas elecciones.
Pero lo que sí es cierto es que el expresidente está dando una muestra de ser un político recio, decidido y que no se amilana a pesar de las adversidades.